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Explicativo
Martes Santo 2025: significado, oración, origen y razones por las que se celebra en Semana Santa
● Este es el tercer día de la celebración religiosa.
● Es una jornada que invita a los feligreses a la reflexión.
Es un tiempo de perdón, reflexión y oración. Foto: iStock
La Semana Santa es una de las celebraciones más importantes de la iglesia católica. Inicia el Domingo de Ramos y se extiende hasta el Domingo de Resurrección. En el transcurso de estos ocho días son varios los encuentros que se realizan para conmemorar la vida, pasión y resurrección de Jesucristo.
El Martes Santo es el tercer día de la Semana Mayor. Este día no es festivo, pero tiene una gran relevancia histórica, pues es un tiempo de preparación para el Triduo Pascual que va desde el Jueves al Sábado Santo.
Es un tiempo de perdón, reflexión y oración. Foto:iStock
El portal católico ‘ACI Prensa’ explica que el Martes Santo, también es conocido como ‘martes de la controversia’, está dedicado a recordar cómo Jesús dio a conocer que uno de sus discípulos lo traicionará, que Simón Pedro lo negará tres veces y enfrentar a aquellos que tenían el poder de condenarlo.
Según la Biblia, en el Evangelio de San Juan, Jesús de Nazaret anticipa la traición de Judas y así se lo comunica a sus discípulos. Estos piden que identifique al traidor y Jesús entrega a Judas un trozo de pan untado y le dice que “lo que tienes que hacer, hazlo en seguida”.
Los portales religiosos mencionan la importancia de tomar el Martes Santo muy en serio, con reverencia y humildad, pues es una oportunidad para intensificar la oración y pedir a Dios la fe y fortaleza para acoger adecuadamente los misterios de la religión.
El origen del Martes Santo se encuentra en los relatos bíblicos de los Evangelios, que describen las enseñanzas y controversias de Jesús en Jerusalén durante los días previos a su pasión.
Es un tiempo de perdón, reflexión y oración. Foto:iStock.
Señor mío, al levantarme y darme cuenta de todas las bendiciones con las que ha colmado mi vida, te doy gracias... Gracias por el don de la vida y del amor. Quiero pedirte que me des la capacidad de saber escucharte con el alma dispuesta, con el corazón dócil, sencillo y abierto a tus inspiraciones.
Necesito encontrarme contigo en la oración, que me des tu fuerza y tu poder para poder sentir con humildad cada una de las manifestaciones de amor que a diario pone a mi alrededor. Quiero poder decirte con una absoluta verdad, que por ti daría mi vida entera, pero luego me acuerdo de Pedro, quien sintió pánico venir sobre él, y por su debilidad, dejó que su corazón se inundara de miedo y negó hasta tu preciosa amistad.
Señor, no quiero dejarme tomar decisiones basadas en mi propia humanidad, sino que quiero que tu Palabra sea mi guía, pues no quisiera terminar como Judas, quien, habiendo sido testigo presencial de tus milagros, de tus sanaciones y transformaciones, vendió su salvación por el amor del dinero. Su corazón estaba apegado a lo material.
Oh, Dios mío, destierra de mi corazón todo apego que no me permite amarte a plenitud. No quiero que, algunos consuelos terrenales, me roben la gracia de tu compañía. Muchas veces lloran mis pecados, mis malas inclinaciones y vicios, atormentan y angustian a mi alma. Soy débil, Señor, lo sé, yo también puedo caer y debo estar atento. Pero tú eres mi gran consuelo, Señor, tu Santo Espíritu, me anima a levantarme y a seguir adelante en tu nombre
Sé que seguirte exige una entrega total y sacrificio de muchas cosas, pero, aun así, me acerco a Ti para que me libere de mis propios egoísmos, de mi orgullo y de todo aquello que no me permite donarme a tu proyecto de servicio y amor. Eres el amigo que no defrauda, el que nunca abandona y el que, en la aparente derrota, manifiestas tu grandeza y me levantas victorioso.
"Me complazco en mis debilidades, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y en las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, es cuando soy más fuerte". (2 Corintios 12:10).
Te amo, Señor, eres el dueño de mi vida, el aliento de fuerza de mi corazón. Confío en que estás a mi lado ahora y me das la gracia, la perseverancia y todas las herramientas que necesito, para superar todos mis malos apegos y sanar las heridas de mi vida. Te amo, todo te lo entrego. Amén.