En el nombre del Padre, del hijo y del espíritu santo
24 de diciembre
Acepta, Señor, nuestra oración silenciosa y adorante porque en este día queremos hacerla con los labios y el corazón de María, tu madre, que largamente en el silencio ha contemplado tu rostro y ha escuchado antes que nada tus palabras: Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen (Lc. 11,28). Te damos gracias, Señor, por tu persona, que se ha hecho Palabra, por tu Espíritu que ora en nosotros, por las pocas y tantas cosas que nos has dicho desde tu pesebre de Belén con tu silencio.
También nosotros quisiéramos callar y únicamente contemplar tu Rostro, porque él nos habla y eso nos basta. Contemplar y callar, conservando y meditando en el corazón. Te pedimos sólo que cada uno de nosotros busque, hoy y en el futuro, no las cosas que se han propuesto hacer, sino a aquellas que tú quieres que haga, lo que tú, amorosamente, nos invitas a hacer. Ayúdanos, por un momento, a acallar nuestras preocupaciones inmediatas para dejarnos llevar por ti hacia las preoupaciones verdaderas y así, olvidando las cosas "urgentes", nos ocuparemos, por fin, de lo auténticamente importantes.
Y tú, María, que meditabas en tu corazón las palabras y los hechos de Jesús, haz que te imitemos con sencillez, con tranquilidad, con paz. Aparta de nosotros todo afán, preocupación y esfuerzo, y que seamos atentos escuchadores de la palabra, como lo hiciste tú, para que nazca en nosotros el fruto del Evangelio, tu hijo Jesús, que llevaste en tu seno.
En este momento se enciende una luz.
Cristo nace: ¡glorificadlo!
Cristo baja de los cielos: ¡salid a su encuentro!
Cristo está en la Tierra: ¡levantaos!
Cristo se ha encarnado: ¡exultad!
De nuevo las tinieblas se disuelven, nuevamente se alza la luz. Ésta es nuestra fiesta, esto celebramos hoy: la venida de Dios a los hombres, para que, a nuestra vez, nosotros vayamos a Dios; para que nos despojemos del hombre viejo y nos vistamos del nuevo.
Slata de gozo; honra a la pequeña Belén, que te ha hecho remontar al paraíso; adora el presebre, por medio del cual tú eres alimentado por el Verbo. Conoce, como el buey, al que es tu señor; conoce, como el asno, el pesebre de tu Amo. Corre, junto a la estrella, lleva dones junto con los Magos, oro, incienso y mirra, al que es el Rey y Dios. Glorifícalo con los pastores, cántalo con los ángeles, haz coro con los arcángeles. Sea común la fiesta en el cielo y en la Tierra.
Oración de Navidad
Cristo resplandor de gloria,
imagen del Padre invisible, Dios nuestro,
heraldo del eterno designio, príncipe de la paz,
padre de las generaciones futuras...
Por nuestra causa tomó la condición de esclavo,
se encarnó en el seno de la Virgen María
sin concurso de varón;
por nosostros fue envuelto en pañales,
en una pesebrera,
adorado por los pastores y alabado por las potencias angélicas que cantaban:
Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra paz a los hombres en quienes Él se compalce.
Haz que seamos dignos, Señor, de celebrar y de concluir con paz la fiesta que solemniza el nacimiento de tu luz,
evitando las palabras inútiles,
obrando con justicia,
dominando las pasiones y elevando el espíritu hacia el que está por encima de todo bien.
Bendice a tu iglesia, que formaste desde antiguo, para unirla a ti con tu sangre vivificadora.
Ven en ayuda de los fieles pastores, de los presbíteros y de los doctores.
Bendice a tus siervos que esperan sólo en tu misericordia; los fieles cristianos, los enfermos, los que están atormentados en el espíritu y los que nos han pedido oración.
Ten piedad por tu infinita clemencia y consérvanos dignos de participar de los bienes futuros y eternos.
Celebramos tu nacimiento glorioso, con el Padre que te ha enviado para nuestra redención, con el Espíritu vivificante, ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
Bendición de Navidad
El Dios de infinita bondad, que disipó las tinieblas del mundo con la Encarnación de su Hijo, y que iluminó con su glorioso nacimiento este día santo, aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con el esplendor de las virtudes.
Amén
Dios que encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador, os llene de gozo y haga de vosotros mensajeros del Evangelio.
Amén
ELTIEMPO.COM
* Oraciones de la cuarta edición del libro 'Diciembre en familia con Dios' de la parroquia San Alfonso María de Ligorio.