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Moda reciclada de lujo: una respuesta a la crisis

La pandemia impulsó esa práctica sostenible en las marcas más prestigiosas de moda en el mundo. 

Algunas prendas de la colección que Viktor & Rolf presentó en enero con materiales de colecciones de alta costura reciclados.

Algunas prendas de la colección que Viktor & Rolf presentó en enero con materiales de colecciones de alta costura reciclados. Foto: Viktor & Rolf

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El suprarreciclaje es la reutilización de materiales existentes para transformarlos en artículos más valiosos. Con la pandemia, esta práctica sostenible ha logrado entrar en firmas de lujo como Chanel, Dolce & Gabbana o Prada.
A finales de enero, el dúo de diseñadores holandeses Viktor & Rolf presentó una colección que trataba sobre “las fiestas que han pasado y las que están por venir”. Para armar sus diseños, los creadores utilizaron materiales de colecciones de alta costura reciclados de años anteriores o que guardaban en sus archivos. El ejercicio estético para ellos no era nuevo: para su colección primavera-verano 2017 ya habían creado fantasiosos vestidos de noche con materiales reciclados a los que no habían intervenido demasiado para darles un aspecto “surrealista”. Entonces, Viktor Horsting y Rolf Snoeren ya hablaban en su catálogo de presentación de la búsqueda de “un diseño consciente” y también de “transformar lo imperfecto en algo bello”.
Pero en su reciente desfile hubiera sido inapropiado hablar de fantasía. La realidad lo impedía. La crisis sanitaria gradualmente ha impuesto una nueva moral en las casas de moda y también una serie de restricciones: los confinamientos golpearon la industria de la moda y la reducción de materiales, especialmente los más exquisitos.
La tendencia del suprarreciclaje —reutilización de materiales existentes para transformarlos en artículos que son más valiosos o sofisticados que los originales— comenzó hace más de una década entre creadores independientes y marcas experimentales, pero con la pandemia dejó de tomarse como curiosidad o una declaración de principios de diseñadores preocupados por el medioambiente y entró en las firmas de lujo.
En junio, cuando las fábricas de Chanel reabrieron, la directora creativa, Virginie Viard, armó una colección de resort usando botones e hilo sobrantes, e hilos que tenían en stock.
En la colección Dolce & Gabbana Sicilian Patchwork Primavera 2021 destacaron todo tipo de prendas armadas con cuadrados de brocados relucientes, algodones con estampados a rayas o gasas con prints de leopardo o lunares. Todo provenía de sus bodegas de excedentes.  Gucci también presentó Off the Grid, la colección mixta de complementos y prêt-à-porter, totalmente diseñada con materiales reciclados.
En octubre, Prada, que había lanzado sus bolsos Re-Nylon en 2019, con hilo de nailon reciclado, profundizaba en esta tendencia con una nueva colección de prendas. “Con Re-Nylon, podemos crear productos sin utilizar nuevos recursos, destacando nuestros continuos esfuerzos para promover el comercio minorista responsable”, dijo Lorenzo Bertelli —hijo de Miuccia Prada y director de Marketing y Responsabilidad Social del Grupo Prada— al presentar la colección. Y la tendencia siguió.
Foto de la primera colección sostenible de la marca Gucci, bautizada Off the Grid.

Foto de la primera colección sostenible de la marca Gucci, bautizada Off the Grid. Foto:Gucci

Cuando en los primeros días de confinamiento, Jack McCollough y Lázaro Hernández, de Proenza Schouler, descubrieron que las fábricas de tejidos estaban cerradas, especialmente las ubicadas en el norte de Italia, uno de los sectores más afectados al inicio de la pandemia, entonces decidieron utilizar rollos de tela sobrante de temporadas pasadas. “Este proceso nos ha enseñado mucho de lo que planeamos llevar adelante en temporadas futuras”, declaraban en enero a Harper’s Bazaar.
Hay más. La diseñadora danesa Cecilie Bahnsen, quien comenzó las colecciones con materiales excedentes en la pandemia, dijo a Vogue que al crear ropa de esta manera “hace que el producto sea más exclusivo y limitado, y eso agrega valor”.
En febrero, Louis Vuitton inauguró su primera tienda parisina efímera dedicada a la colección de zapatillas y complementos de Virgil Abloh. La estrella: LV Trainer Upcycled, un modelo reciclado de la famosa zapatilla. Una exclusividad que forma parte del proyecto Upcycling de la casa, iniciado durante el desfile masculino primavera-verano. Es decir, 25 looks realizados a partir de colecciones antiguas.
Buenas iniciativas todas, aunque los precios de estas piezas suprarrecicladas siguen siendo los mismos que los de las clásicas, y sin descuentos a la vista.

El cambio

(...) una pérdida de materiales por valor de 500.000 millones de dólares cada año
El informe ‘El estado de la moda 2020’ de McKinsey & Business of Fashion asegura que durante el año pasado la industria de la moda incrementó sus actividades sostenibles. Este cambio se manifestó de dos formas: un pequeño grupo de marcas desarrollaron nuevos materiales, pero en su gran mayoría las firmas optaron por utilizar materiales que tenían guardados.
Aunque las marcas hoy proclaman orgullosas el descubrimiento del suprarreciclaje y varios estudios de firmas que pronostican tendencias dicen que esta propuesta llegó para quedarse, son muchos los que miran el fenómeno con escepticismo. Creen que solo obedece a restricciones momentáneas, pero que una vez pasada la pandemia el gusto por lo nuevo volverá.
Una de ellas es Anna Brismar, fundadora de Green Strategy, consultora sueca especializada en sostenibilidad de la industria de la moda y quien acuñó el término ‘moda circular’ en 2014.
“Las interrupciones harán que algunos adopten la necesidad de prácticas más sostenibles y circulares, pero es probable que muchas empresas vuelvan a hacer negocios como de costumbre”, dijo Brismar en enero a Harper’s Bazaar. Es una visión pesimista, pero sensata: es complicado cambiar el paradigma de negocios en una industria definida por su búsqueda de lo nuevo. Un negocio voraz y acelerado, en el que grandes marcas producen cuatro o más colecciones por año. Y todas confeccionadas con textiles nuevos.
Según un informe de 2017 de la Fundación Ellen MacArthur, un grupo de expertos en economía circular, menos del 1 por ciento de la tela producida por la industria de la moda se reciclaba en nuevas prendas. El resultado: una pérdida de materiales por valor de 500.000 millones de dólares cada año.
En 2018, Burberry provocó un escándalo al anunciar, en su informe anual, que había destruido productos por un valor total de 28 millones de libras para “proteger” su marca.

Los precursores

Antes de la pandemia, de que las grandes empresas de lujo se vieran con problemas de abastecimiento (y ventas) o, incluso, del debate por la contaminación por los desechos de ropa, el reciclaje de la moda era simplemente una opción ecológica de una minoría.
En 1994, Martín Margiela rebuscaba en los mercadillos prendas y rios que luego utilizó en una colección que finalmente se llamó Replica. John Galliano, el actual director creativo de la firma, reavivó el concepto en febrero de 2020, al filo de que se decretara oficialmente la pandemia mundial, con una línea llamada Recicla, que metamorfosea prendas de diversas fuentes y épocas (no todas necesariamente del archivo de la marca). Cada diseño tiene una etiqueta que indica su período y procedencia.
Pero los principales promotores del suprarreciclaje fueron los diseñadores jóvenes. Para ellos tiene un doble valor: es una elección estilística, pero también es un imperativo ético.
En la moda británica, la tendencia es fuerte. Emma Chopova y Laura Lowena confeccionaron sus vestidos con telas tradicionales no deseadas de Bulgaria (el país de origen de Chopova), baratijas encontradas en Etsy y eBay. Mientras que Priya Ahluwalia se inspira en su herencia indio-nigeriana para desarrollar prendas hechas en gran parte de materiales antiguos y de primera calidad.
En Estados Unidos está Hillary Taymour, fundadora de la etiqueta Collina Strada. En su nueva colección usó telas provenientes de Ghana que guardaba en sus bodegas y trabajó con la Fundación Or (una ONG centrada en reducir el desperdicio de prendas). Los fondos recaudados con esas prendas se donarán a la iniciativa que recopila datos sobre la economía de la ropa de segunda mano en Accra, y brinda educación para eliminar el desperdicio textil.
En Nueva York, Daniel Silverstein, creador de la marca de ropa y rios ecológicos y sin género Zero Waste, hace sus colecciones desde hace varias temporadas con tela sobrante que recoge fuera de las fábricas.
Y en París, el epicentro de la moda de lujo, Marine Serré hoy se erige como una suerte de profeta. Desde que hace unas temporadas atrás ganó fama con su suprarreciclaje y su discurso sobre el consumo excesivo.
JUAN LUIS SALINAS T.
EL MERCURIO (CHILE) - GDA

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