Un dibujo reveló más que mil palabras. Una niña de tan solo siete años plasmó en una hoja de papel cuadriculado la pesadilla que vivía desde que tenía cuatro años. Allí ilustró una puerta cerrada con llave y, en una habitación, a un hombre mayor que la obligaba a hacer cosas que le dolían. En el dibujo, la víctima se pintó con una mirada profundamente triste. Era el sentimiento de tantos años de abuso, de cosas que ni siquiera entendía.
Todo se develó porque los familiares de la menor de edad notaron un intempestivo cambio en su comportamiento. Constantemente le preguntaba qué era lo que le estaba sucediendo, pero ella guardaba silencio. Ellos seguían insistiendo.
Finalmente, y a pesar de su temor, la víctima les confesó que era obligada a hacer
"cosas que la ponían triste". Dijo en voz baja que era un secreto que su abuelastro la obligaba a guardar.
Luego, dibujó en una hoja a su pariente con varias partes del cuerpo desnudas, un cuarto vacío y la puerta cerrada, así como otras manifestaciones que daban cuenta de las conductas a las que fue sometida. Según los investigadores, el presunto agresor, al parecer, aprovechó ese vínculo y cercanía que tenía con la víctima para abusar sexualmente de ella durante tres años.
Este fue el hombre señalado por la víctima de abusarla. Foto:Archivo particular
Luego de la investigación y recopilación de pruebas fue capturado por uniformados de la Policía Nacional y presentado ante un juez de control de garantías. Un fiscal de la Unidad de Delitos contra la Libertad, Integridad y Formación Sexual de la Seccional Bogotá le imputó los delitos de actos sexuales con menor de 14 años agravado y carnal abusivo con menor de 14 años. Los cargos no fueron aceptados por el procesado, quien deberá cumplir medida de aseguramiento privativa de la libertad en centro carcelario.
Los abusos se llevaron a cabo en un inmueble de la localidad de Suba, en el noroccidente de Bogotá. Todo parece indicar que la madre de la víctima también había sido víctima de las mismas conductas por parte de la misma persona. “Ella se lo contó a su madre, pero nunca le creyó”, dijo la directora de la seccional Bogotá de fiscalías, Leonor Merchán Lopera.
Este caso es muy diciente y evidencia cuáles son las señales de alerta que los padres de familia y los cuidadores deben tener en cuenta para activar las alarmas y denunciar posibles casos de abuso sexual.
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