Diana Gómez por poco se desmaya cuando cogió su celular y vio la notificación de que le había escrito por Instagram Lee Min Ho, un actor surcoreano que ganó reconocimiento en el mundo por su papel en la exitosa serie coreana ‘Boys over flowers’.
La misma reacción la tuvieron Melisa Pérez*, quien vive en Puerto Rico, y Marisol Martínez, una cubana que reside en Canadá. Estas tres mujeres, que las separa la distancia y las une su gusto por la cultura coreana, reconocen que casi se les sale el corazón cuando pensaron que en realidad habían sido adas por el artista.
“¡Dios mío!”, gritó Gómez apenas vio el texto cuando estaba en su hogar ubicado en un pequeño municipio cercano a Bogotá. En su casa, el objeto más olvidado es el control remoto del televisor, ya que hace 10 años tiene una ‘política de vida’ de no ver programas a través de este dispositivo. Prefiere leer o cocinar sus recetas caseras.
Cuando no está metida en un libro, escribiendo, o deleitando a su familia con sus platos, esta mujer de 37 años pasa tiempo en sus redes sociales, especialmente en Facebook, descubriendo nuevos videos.
El algoritmo de esta red social, el cual a veces pareciera saber más de nosotros que nosotros mismos, comenzó a poner poco a poco frente a sus ojos un contenido que ella no estaba buscando y que, al final, terminó por encantarla.
Mientras Colombia arrancaba su primera cuarentena estricta en marzo del 2020 por la pandemia, Gómez buscaba algunas actividades para entretenerse en medio del encierro.
El refugio lo encontró en los videos de series de televisión coreanas, así como también en contenido relacionado con la cultura K-pop, cuyo auge arrancó en América Latina en el año 2017 cuando la banda coreana BTS ganó reconocimiento mundial.
Este año el grupo fue nominado a los Grammys por su canción ‘Dynamite’. Foto:EFE
Aunque esta mujer no se considera fan de esa banda, sí se convirtió en una fiel iradora de Min Ho, quien además es protagonista de ‘El secreto de la laguna azul’, la serie que Gómez veía en su celular y que incluso le tocó su corazón porque así como muere uno de los padres de los personajes en la serie, murió su papá.
Por esa producción decidió investigar más sobre los personajes, pero en la vida real. “Me gustó muchísimo y empecé a conocer a los actores surcoreanos. Seguí a Lee Min Ho en sus redes sociales. Le daba ‘like’ a sus cosas y le comentaba”, asegura.
Lo hacía sin esperar nada a cambio porque su presencia digital podía perderse fácilmente entre los miles de comentarios y millones de ‘me gusta’ que tienen las publicaciones de este artista. No en vano fue la sorpresa cuando vio una notificación que le llegó a su celular.
“Hola, fanática. Estoy usando esta cuenta para agradecerte en particular ya que eres una gran iradora mía y quiero que me sigas apoyando mientras te llevo más entretenimiento. Te amo”, se lee en el mensaje que le enviaron en inglés a su Instagram a través de un perfil usado como fachada para hacerles creer a las víctimas que están hablando con el actor desde una cuenta privilegiada, no desde la real que tiene 23 millones de seguidores.
Ella siguió la conversación sin imaginar que volvería a tener una respuesta. “Hablamos y me dijo que instalara Hangouts para conversar por ahí. Le di mi dirección y esa noche hablamos hasta tardísimo”, cuenta.
No le importó trasnochar, pues creía que al otro lado de la pantalla el propio Lee Min Ho le estaba respondiendo. Supuestamente, como él le escribía en la tarde ella debía estar atenta en la madrugada debido a la diferencia de 14 horas que hay entre Colombia y Corea.
La dicha de pensar que en serio estaba teniendo o con él duró un día. Cuando cogió su celular para hablar de nuevo por Instagram, descubrió que la habían bloqueado. “¿Qué sucedió?”, pensó.
Gómez no se quedó con los brazos cruzados y regresó a su conversación en Hangouts a pedir explicaciones. “Mi manager no sabía de esa cuenta y cuando se enteró, no estaba contento con ella, por lo que tuvieron que deshabilitarla. Lo siento mucho, cariño. Sabes que personalmente nunca te bloquearía porque eres la persona más agradable con la que he hablado”, le respondieron.
Esta mujer no sabía qué creer en ese momento. Mientras el actor le explicaba por qué la habían bloqueado, a su Instagram llegaron solicitudes de mensajes desde la cuenta oficial de él y de la empresa MYM, la agencia de Min Ho, pero cuando miró qué decían estos estaban vacíos, un hecho que la sigue sorprendiendo.
“De los casos que he conocido, a mi es a la única a la que le han enviado solicitudes desde cuentas verificadas”, asegura y así lo confirman estos pantallazos que tomó en ese entonces.
Estas fueron las solicitudes de mensaje que recibió Diana. Foto:Cortesía Diana Gómez
La desconfianza que crecía en su interior se fue desvaneciendo con cada mensaje cariñoso y amoroso que recibía. “Tu belleza y personalidad es única”, “Decir que eres hermosa es quedarse corto, eres encantadora”, “soy muy afortunado de tenerte acá”.
Esos textos llevaron a Diana a, por ejemplo, enviarle fotos de ella, de los platos que cocinaba e incluso links de canciones que quería que él escuchara. De día añoraba ver sus nuevos mensajes y de noche hasta soñaba con él.
El traductor de Google se convirtió en su mejor amigo durante los cinco meses que hablaron, pues inglés sabe un poco y coreano apenas está aprendiendo. Sin embargo, el amor que llegó a sentir se derrumbó con las solicitudes de préstamos de dinero y hasta la propuesta de un viaje a Corea.
“La primera vez que me pidió dinero era para que comprar una ‘giftcard’ como de 100 dólares. Luego me dijo que tenía que venir a Colombia y que necesitaba un dinero porque estaba pasando por una situación difícil. Me pidió que le prestara 5.000 dólares”, afirma Diana. La conversación, en ese punto, carecía de lógica para ella.
“¿Cómo una persona que tiene un capital de casi 8 millones de dólares pide prestado? Siendo uno de los actores más influyentes, ¿como él me va a pedir dinero a mí que soy una simple asalariada?”, se cuestionaba.
A Diana le enviaron este "pasaporte" para hacerle creer que de verdad estaba hablando con el actor. Foto:Cortesía Diana Gómez
En la conversación que Diana tiene guardada, la cual suma 350 páginas, se observa que la persona con insistencia le sugiere que instale la aplicación Paxful Bitcoin Wallet para hacer la transferencia en bitcoins.
Además, se ve que el estafador le envía un pasaporte con los datos de Min Ho para intentar convencerla de hacer el pago que nunca realizó.
Esta madre de tres hijos dice que todo era más falso que una moneda de cuero, y que a pesar de saberlo, siguió hablando con esa persona para intentar desenmascararla.
Aunque las solicitudes de préstamo de dinero eran extrañas, la invitación que alarmó a Diana llegó en septiembre, cuando a través del chat la invitaron a viajar a Corea con la excusa de que quería que lo acompañara a una entrevista en TVN, el canal de entretenimiento de Corea del Sur.
La primera vez que me pidió dinero era para que comprar una ‘giftcard’ como de 100 dólares
Leer esto la remontó a un temor de su pasado. Cuando tenía 14 años un joven en Ciudad Bolívar, la localidad de Bogotá en la que Diana vivió su infancia, por poco la hace ingresar a una red de trata de personas. Luego, cuando tenía 19, ese peligro volvió a acercarse a su vida cuando le ofrecieron un trabajo que la involucraba en una de estas redes.
Ella ya sabía cómo lucían ese tipo de propuestas, por eso no fue una opción embarcarse en un vuelo hasta allá y ante la negativa de Diana por aceptar dicho viaje, recibió insultos. La buena relación que se había construido por chat, en medio de la ilusión y la desconfianza, terminó.
La duda siempre existió y en ese lapso tuvo dos personalidades: la que hablaba con dulzura con quien fuese la persona que estaba detrás de la pantalla y la que investigaba en internet casos de otras mujeres a las que les hubieran ofrecido lo mismo que a ella. Así conoció a Melisa Pérez.
Desenmascarando al estafador
El 6 de febrero de este año Pérez, una ingeniera química que vive en Puerto Rico, dejó su número en una publicación de Facebook que prometía establecer un o por WhatsApp con el actor. “Yo envié un mensaje como a las 7 de la noche. Después no pensé más en eso porque dije: será cuando me toque en turno, me imagino que habrá mucha gente”, pensó.
A las 3:22 de la madrugada llegó el texto que jamás pensó recibir, pero con una solicitud directa de entrada: le pidieron que enviara una foto de su licencia de conducción para comprobar que efectivamente era ella. Aunque desconfió, creyó que un artista con tanta fama necesitaba comprobar la identidad de las personas con quienes chatea, así que envió sus datos.
La puertorriqueña habló con los estafadores por tres canales distintos: primero por el servicio de mensajería de Facebook, luego por Whatsapp y finalmente por Hangouts, igual que en el caso de Diana.
A las víctimas suelen pedirles un correo electrónico para hablar por ahí y luego borrar los perfiles desde los cuales las an. “Me envía fotos de él y me dice que necesita enviarle dinero a su manager por una emergencia. Me pregunta que si sé lo que es una giftcard y luego me pide 1.500 dólares”, cuenta.
Pérez llegó a pensar en ir al banco y hacer la transacción con los datos que le enviaron para ayudar al actor que la enamoró desde que vio la serie ‘Boys over flowers’. Pero entró en razón y finalmente no lo hizo. Eso sí, siguió hablando con él. O ella.
Esta mujer de 48 años reconoce que en el fondo de su corazón sabía que no estaba hablando con Min Ho, pero la esperanza de que sí lo fuera la motivó a continuar una conversación en la que recibía constantemente mensajes románticos que la hacían sentir bien, asegura.
“Mucha gente se aprovecha de que él tiene una imagen que vende una persona deseable. No sé a mí qué me pasó, pero me ilusioné y me lo creí”, cuenta. Y es que en su caso, todo llegó más allá del intento de estafa.
Melisa confiesa que llegó a sentirse acosada al recibir tantos mensajes luego de que ella optó por bloquearlo. Foto:Cortesía Melisa Pérez
En el intercambio de mensajes, Pérez confiesa que coqueteó con la persona detrás del chat y los sentimientos afloraron. Al parecer, el cariño terminó siendo mutuo porque el estafador reveló su identidad para poder entablar una conversación sincera esta vez.
“Yo le comenté que buscara un trabajo honesto. Pero me empezó a presionar y no tenía ya espacio para mí. Le dije que me estaba acosando demasiado”, asegura Melisa, quien recuerda que un día estaba en su trabajo y su celular sonó. Era una videollamada de él. Dudó en contestar, pero lo hizo. En la pantalla vio al hombre quien estaba con otros dos amigos y les dijo: “Mírenla, ella es mi novia”.
“¿Serán sus socios?, ¿pueden llegar hasta donde estoy y ponerme una mano encima?”, fueron los interrogantes que le pasaban por la cabeza. Le producía terror solo imaginar que tenían todos sus datos e información personal.
Fue una de las llamadas más agridulces que recibió. Cuando intentó ponerle punto final a esta situación que la mantenía en zozobra bloqueó su o, pero luego le empezaron escribir números de otros países. Cada vez que su celular vibraba, resultó siendo una tortura.
La ingeniera química guardaba la esperanza de que si recopilaba la mayor cantidad de información sobre el estafador, probablemente las autoridades de su país lograrían hacer algo. No fue así. Al día de hoy no ha obtenido respuesta de la denuncia que interpuso en el Centro de Quejas de Delitos en Internet, también conocido como IC3, del FBI.
La falta de respuestas formales por parte de autoridades e incluso de la misma agencia de Min Ho, la cual suplantan para acceder a las víctimas, es lo que más tristeza y rabia les produce a Marisol Martínez y también a Diana, quien asegura que ha intentado buscar ayuda en la embajada de Corea en Colombia, y la Policía Nacional, pero nada ha pasado.
Como no las alcanzaron a robar, no se ha investigado nada, afirman. Su temor es que personas más jóvenes que ellas, o incluso de su misma edad, sí puedan llegar a transferir el dinero o hasta realizar los trámites para los viajes que les ofrecen.
En el caso de Martínez, una mujer cubana que reside en Canadá, a ella la aron en octubre del año pasado. Pero en vez de decirle que hablaran por Hangouts, le pidieron descargar la aplicación Kakao Talk, una plataforma de mensajería instantánea creada en Corea del Sur.
De 5:00 de la tarde a 8:00 de la noche era el único tiempo en el que ella podía hablar con la persona que se hacía pasar por el actor, ya que su trabajo como enfermera no le permite estar manipulando su celular en horario laboral.
Durante tres meses sucedió lo mismo que en las conversaciones con Diana y Melisa. Se ganaron su confianza a través de mensajes cariñosos y todo coincidió con un viaje que el actor surcoreano sí realizó en la vida real a Canadá. El método de estafa acá fue distinto.
Esta enfermera recuerda que un día le escribieron que si quería tener un encuentro privado con el actor mientras estaba de visita en su país. “Me enviaron una invitación con el logo de la compañía, igualito. La carta estaba firmada por el CEO de la compañía. Tenía todo”, narra.
Para tener ese encuentro debía consignar 1.200 dólares. Pero engañarla a ella no resultó tan sencillo, pues hace unos años Martínez paga una suscripción de 65 dólares anuales al verdadero club de fans de Min Ho. A través de ellos ha llenado su casa de objetos del artista: tiene almohadas con su rostro y muñecos de él.
Ser miembro de ese grupo le ha enseñado que no es común que ofrezcan ese tipo de encuentros y menos a través de un chat. “Cuando él me pidió el dinero ya me enojé porque pasó de hablarme a bien a tratarme mal. Cambió completamente su personalidad”, asegura esta mujer, quien también es madre.
Su hija la ayudó a realizar el procedimiento de denuncia y a llenar un formulario que la empresa MYM tiene disponible en su página web para tramitar denuncias de estafa y suplantación. Eso lo hizo en noviembre y a la fecha no ha recibido respuesta.
Las tres mujeres que por poco caen en esta trampa coinciden en que al inicio, ingenuamente, creyeron estar hablando con él, ya que la imagen que se transmite a través de sus videos y redes sociales es la de una persona amable y cercana con sus fans. “Se vende como alguien tan bueno que no te hace pensar que puede existir algo malo con él”, asegura la cubana.
Cuando él me pidió el dinero ya me enojé porque pasó de hablarme a bien a tratarme mal
Esta situación a las tres las marcó tanto que Melisa aún vive con zozobra de que hagan algo malo con su información o que abran una cuenta de bitcoins con los datos de su licencia de conducción; Marisol afirma que aunque sigue siendo fan ya no siente la misma iración por el artista quien nunca ha salido a alertar por las suplantaciones a su nombre y Diana, finalmente, se inspiró en esta vivencia y escribió una novela que ya está disponible en Amazon.
También creó un grupo virtual en el cual recopilan más denuncias como esta y en Colombia formó un grupo con varios profesionales para hacer pedagogía en los colegios y universidades de los peligros que se pueden correr en las redes sociales en la actualidad. Su esperanza es que nadie más caiga en estos engaños y mucho menos que pierda dinero o arriesgue su seguridad, como ellas lo alcanzaron a hacer.
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