Solo queda un día de tregua entre Israel y Hamás. Aunque puede ser prorrogable, lo que reina es la incertidumbre del día después, de si el martes regresarán los combates que dejan más de 13.000 muertos del lado palestino y se contabilizan 1.200 del lado israelí.
El cese al fuego de cuatro días y que empezó el viernes, fue obtenido el miércoles por Catar con el apoyo de Estados Unidos y Egipto, con el acuerdo de liberar 50 rehenes israelíes cautivos en Gaza y de 150 palestinos presos en Israel.
El viernes, armados y uniformados de Hamás entregaron un total de 24 rehenes, que se dividían en 13 israelíes, diez tailandeses y un filipino, al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para ser llevados a Israel a través de Egipto. De su lado, Israel excarceló a 39 palestinos presos en sus cárceles. Aunque parecía imposible alcanzar esta tregua, parece que extenderla depende en parte de Hamás.
“La pausa en los combates podría prolongarse si Hamás libera a más rehenes. Aun así, un gran número de rehenes seguirán en manos de Hamás, por lo que las fuerzas israelíes deben tener en cuenta que no sólo hay civiles palestinos, sino también rehenes israelíes y extranjeros en peligro mientras continúan sus operaciones contra Hamás”, dice Max Boot, del Council on Foreign Relations, un think tank de Estados Unidos.
Liberados se encuentran con sus familiares. Foto:EFE
Sin embargo, todo parece indicar, según ha dicho el mismo Ministro de Defensa de Israel que luego de la tregua, las tropas israelíes recrudecerían sus operaciones militares en la Franja de Gaza.
“Los analistas de seguridad israelíes me dicen que la campaña, conocida como ‘Operación Espadas de Hierro’, todavía está en sus inicios y que llevará meses lograr los objetivos de Israel. En cuanto a lo que sucederá ‘el día después’, esa cuestión crucial sigue sin resolverse”, dice Boot.
Israel enfrenta gran presión internacional para que cese los bombardeos. Sin embargo, insisten en que su objetivo central es “eliminar” a Hamás para evitar nuevamente un ataque como el del 7 de octubre. Para Boot, cuanto más duren los combates, más daño se inflige a Gaza y más difícil será reclutar a los regímenes árabes o a la Autoridad Palestina para intentar reconstruir Gaza después de Hamás.
La pausa en los combates podría prolongarse si Hamás libera a más rehenes. Aun así, un gran número de rehenes seguirán en manos de Hamás.
¿Quién gana y quién pierde con la tregua?
“La realidad nos vuelve a mostrar que es Israel quien ha determinado el momento que se llega al punto. Pese a la presión internacional y las familias de los rehenes, es Israel quien determina cuando se da un mínimo respiro y alivio en la guerra”, así lo considera Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria.
En entrevista a RTVE de España, Núñez explicó que se ve cómo Israel es quien ha establecido en qué momento se permite este respiro y ocurre una vez consigue sus objetivos militares en la primera fase de la ‘Operación Espada de Hierro’, los cuales son dividir la Franja de Gaza en dos mitades y diezmar el brazo militar de Hamás y la Yihad Islámica. “Esto le permitirá al ejército israelí reabastecerse y no parece que Hamás pueda hacer lo mismo durante estos días”, dice Núñez.
El papel de Catar
La tregua temporal es fruto de semanas de negociaciones que tienen al Estado de Catar como facilitador en la sombra, un papel que cumple con discreción desde hace décadas amparado en su disposición a mantener canales abiertos con tirios y troyanos.
Hamás e Israel, pero también Rusia y Ucrania, Chad y Sudán, talibanes y americanos, Irán y Estados Unidos, y otra infinidad de partes en disputa se han beneficiado del saber hacer catarí para trasladar mensajes y abrir os entre grupos que políticamente no se hablan entre sí o son unos parias entre la comunidad internacional.
Y eso tiene sus éxitos: sólo este año, además de la tregua en Gaza o la liberación de rehenes, Catar facilitó la reunificación de niños ucranianos con sus familias después de que estos hubieran sido trasladados por Rusia tras la invasión de aquel país, o logró que Estados Uniodos e Irán intercambiaran prisioneros.
El rico emirato del golfo Pérsico ocupa una única posición geopolítica como “oveja negra” de las monarquías árabes, suficientemente cercano a ellas como para ser considerado un “hermano” de ortodoxia islámica y régimen monárquico, pero con una independencia feroz que en ocasiones irrita, y mucho, a sus vecinos.
Y es que Catar habla con todo el mundo, ya sean talibanes de Afganistán, rebeldes sudaneses, facciones libias o grupos como Hamás, que pasan por Doha con asiduidad o directamente residen allí bajo el cuidado del gobierno del emir Tamim al Thani, quien a su vez mantiene fluidas relaciones con Oriente, Occidente y los países africanos e islámicos.
También habla con Israel, a quien no reconoce oficialmente, pero con quien dialoga habitualmente, como ha demostrado esta crisis de Gaza y la tregua y la salida de rehenes en manos de Hamás.
Hasta ahora la incertidumbre sigue en el aire. Las familias reunificadas agradecen mientras que otras esperan por sus .
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