Sexo concentrado / Sexo con Esther

Expertos señalan que las preocupaciones de la cotidianidad terminan incidiendo en el deseo sexual.

Otro factor que puede entrar en juego cuando se sufre un problema de salud mental es el estrés, cuya causa se encuentra en el aumento del cortisol. Foto: iStock

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La gala de atención en las faenas sobre la cama, es una consulta frecuente en los consultorios de los expertos en temas amatorios, sobre todo de personas con parejas establecidas o con muchas ocupaciones que toman la actividad de la planta baja como una más en sus agendas.
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Lo que se ha encontrado es que las preocupaciones y la cotidianidad terminan compitiendo de manera desigual con el deseo, al punto que el catre se convierte en un escenario de acciones deslucidas, aburridas, hechas por salir del paso.
El asunto es que se ha demostrado que la concentración en el aquello empuja las ganas hacia arriba y mantiene las respuestas al estímulo erótico en niveles oportunos por más tiempo.
De ahí que resulta mandatario desconectarse de la vida diaria, para conectarse de lleno con la actividad sexual y sus aledaños, si lo que se pretende es pasarla bien y sacarle el goce máximo.
Si bien esto en teoría resulta fácil, lo cierto es que llevarlo a la práctica requiere de esfuerzos y que cruzan por esa voluntad de darle a los polvos un lugar de verdadera importancia en el listado de actividades de cada quien y sacarlo de ese cajón donde están las cosas de ejecución esporádica o circunstancial. Algo que empieza por valorar la sexualidad como una función más de las que existen en el organismo.
Por otro lado, hay que quitarle a las encamadas la función desestresante que muchas veces se le imprime, porque, también, los estudios han demostrado que no hay factor que actúe más en contra del éxito sobre la cama que el llamado estrés configurado emocionalmente en ansiedad, agite, preocupaciones y malestar; y físicamente en cansancio, tensión muscular y hasta dolores de diferente origen e intensidad.
Ahora bien, por algún lado hay que empezar a aprender a concentrarse en la cama y que resulte un poco tedioso -máximo si lo que se quiere es un goce pleno- hablar de técnicas de relajación, pero, la verdad, hay que decir que cuando estas se dominan el placer se multiplica.
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Claro, aquí también que echar mano de procesos de respiración, estiramientos musculares, adecuación articular y por supuesto, postural.
Todos para garantizar un organismo que armonice integralmente con la intención de disfrutar plenamente de las buenas posibilidades que favorablemente ofrece el sexo bien entendido. Sin más, el estrés y la falta de concentración son enemigos del aquello.
Así que sacarlos en estampida de la cama, debe ser un propósito mayor para este año. Hasta luego.
ESTHER BALAC
Para EL TIEMPO

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