La majestuosidad está dentro de nosotros / De tu lado con Álex

Una reflexión para recordar que la majestuosidad de la naturaleza vive dentro de cada uno.

Foto: EFE

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Hoy quiero proponerles un ejercicio que, no obstante su sencillez, nos lleva a una hermosa y profunda reflexión. Recuerden todas las veces que han disfrutado, como espectadores, de un paisaje natural –tal vez ante la presencia majestuosa de las montañas o la exuberancia de un bosque o la inmensidad de un océano–. ¿Se han dado cuenta de que en esos momentos jamás nos preguntamos cómo podríamos modificar e incluso mejorar algo de esos lugares?
Es decir, no cuestionamos ni por un segundo que las olas deberían llegar a la playa en perfecto orden, o que las montañas se verían mejor simétricas o que si los árboles tuvieran troncos menos rugosos, serían más armónicos. Simplemente nos dejamos fascinar por la “perfección de la imperfección”. No importa desde qué ángulo o perspectiva vemos la naturaleza, ¡siempre es bella, anonadante y perfecta!
Normalmente no hablo de mis creencias espirituales en este espacio, pero considero que hoy más que nunca debo aferrarme a mi fe y compartir mi punto de vista con ustedes. Para mí es imposible creer que la belleza y complejidad que vemos en la naturaleza fueron diseñadas al azar.
No puedo dejar de asombrarme ante el hecho de que las estaciones climáticas están perfectamente cronometradas o que el instinto de los animales sigue intacto –incluso en los que hemos domesticado y ‘humanizado’–. Hasta las tormentas más feroces tienen una evolución precisa y una razón de ser. No hay nada que esté fuera de lugar o no corresponda a un plan divino.
Por todo esto me parece curioso que como seres humanos podemos reconocer de inmediato la belleza de la naturaleza, pero la mayoría somos incapaces de apreciar esa misma belleza en nuestro interior. Pocos se detienen a pensar que ese mismo Dios, quien creó a la perfección el cielo, el Sol, la Luna y las estrellas, es el mismo que nos creó a nosotros.
Es increíble que nos dejemos deslumbrar por el físico de las personas que vemos en redes sociales, revistas y películas, pero nos neguemos la oportunidad de estar satisfechos, ¡y hasta orgullosos!, de la perfección de quienes somos.
En este momento, cuando quizá ya estemos cansados del encierro, de la incertidumbre y de las noticias negativas, les hago un llamado: recordemos que la majestuosidad de la naturaleza vive dentro de cada uno de nosotros; fuimos creados por el mismo Dios, con la misma intención de brillar por simplemente existir.
La vida es corta. Ojalá no desperdiciemos los días que tenemos en este planeta enfocándonos en nuestras imperfecciones y deseando ser como los demás, en lugar de enaltecernos por el ‘simple’ hecho de existir.
ALEXANDRA PUMAREJO - @detuladoconalex
EL TIEMPO

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