En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Entrevista
‘La única revolución triunfante del siglo XX es la de las mujeres’
Florence Thomas habla de las luchas de las mujeres y los derechos alcanzados por estas.
Thomas llegó a Colombia en 1967 y aquí encontró su vocación en el feminismo y la lucha por los derechos de las mujeres. Foto: Néstor Gómez - EL TIEMPO
Florence Thomas es una de las más reconocidas representantes del feminismo en Colombia y en esta conversación aborda aspectos como la llamada revolución feminista, los derechos sexuales y reproductivos, la relación mujer-hombre, las relaciones madre-hijo y madre-hija, las diferencias con nuevas generaciones de feministas, los movimientos anti-woke y antifeministas, y su percepción sobre las políticas de género del gobierno Petro.
Un ensayo sobre la “cultura femenina” publicado en 1902 por el filósofo y sociólogo alemán George Simmel dice que la principal creación cultural de las mujeres es la casa. ¿Qué piensa al respecto, teniendo en cuenta que hoy la casa no es un ámbito exclusivamente femenino?
Las mujeres tienen inscrita en su cuerpo la economía del cuidado, que no se limita al hogar, sino que comprende el cuidado de la vida en su más primitivo sentido, es decir, cuidar la vida, la higiene, la alimentación, la salud, la naturaleza, al otro y la otra. Hoy se sabe que la economía del cuidado aporta el 20 % del PIB, pero no está reconocida como debería. Evidentemente, hace un siglo, todo eso era el papel de las mujeres: la casa y la maternidad, que, en ese entonces, no se cuestionaban. Hoy, las jóvenes ya no quieren o no piensan tener hijos. Eso es un resultado del feminismo, como que las mujeres accedan a la educación superior y desempeñen cargos tan importantes como los hombres. Ahora que hemos ganado todo esto, la maternidad se vuelve una gran pregunta. Ahora si quieres ser madre, tienes que ser una madre perfecta porque hoy tienes todas las posibilidades de no serlo sin juzgamiento ni culpabilidad como antes.
Ahora si quieres ser madre, tienes que ser una madre perfecta porque hoy tienes todas las posibilidades de no serlo sin juzgamiento ni culpabilidad como antes.
Florence ThomasPsicóloga y feminista.
El historiador inglés Eric Hobsbawm sostiene que la revolución de las mujeres es una de las principales transformaciones del siglo XX. ¿Qué cambios subrayaría de la transición de sociedades patriarcales a sociedades más igualitarias en lo que respecta a los derechos de las mujeres?
La única revolución triunfante del siglo XX es la de las mujeres, revolución que se hizo sin un solo muerto y sin violencia. Yo creo que el siglo XX es fundamental como apertura de vías. Primero quiero hablar del feminismo antes del feminismo, es decir, antes de la revolución feminista, y que ha sido invisibilizado. Las jóvenes no saben quién es Esmeralda Arboleda, que luchó para que las colombianas pudieran votar. En el país, las transformaciones más importantes se inician en la década de los treinta, con el derecho de las mujeres a disponer de sus bienes y de ser testigos. Luego, con el derecho al voto en 1954. La educación y el de las mujeres a la universidad también fueron cruciales. A partir de los 90, con el gran encuentro internacional sobre población y desarrollo en El Cairo, por primera vez se habló de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y de que puedan decidir sobre su propio cuerpo. Se descubrió también el enorme capítulo de las múltiples violencias contra las mujeres, no solamente las físicas y sexuales, sino las de las brechas salariales, la doble jornada y la poca participación política de las mujeres.
De sus aportes al feminismo en el país, ¿cuáles de estos cree que han contribuido a mejorar la condición de las mujeres?
Indudablemente, mi aporte a la cuestión de los derechos sexuales y reproductivos. Me integré como fundadora de la Mesa por la Vida y la Salud de las mujeres que creó Profamilia. Eso fue a finales de los 90. Invitamos a periodistas e hicimos trabajos sobre la anticoncepción y el derecho al aborto. Ese fue un tema muy duro en esa época. Me acuerdo de mis primeras intervenciones en la televisión, cuando me invitaba gente de la derecha para criticarme, incluso traían fetos de caucho para decir: “Miren lo que van a asesinar”. Yo aborté en París en condiciones muy difíciles, pues en Francia, en 1965, todavía no estaba legalizado. Esa es una huella biográfica inscrita en mi cuerpo. Para mí, este es un tema muy sensible. Y tomé esta causa como una causa mayor para las colombianas.
Florence Thomas en su condecoración en la Cancillería. Foto:Cancilleria
En una de sus columnas en EL TIEMPO expresa cierta nostalgia por el feminismo, del cual usted ha sido un punto de referencia. También extrañeza frente a corrientes feministas actuales.
Sí, soy nostálgica de un feminismo en singular donde no éramos muchas y donde hacíamos grandes marchas y nos encontrábamos todas. En ese entonces también había ruptura entre la investigación –las académicas–, las activistas y todas estas mujeres que estaban muy metidas en los temas del conflicto armado. Pero nos encontrábamos y podíamos debatir juntas. El año pasado hicimos un encuentro de mi generación de feministas en Santa Marta. Fuimos cien mujeres de más de sesenta años, de la segunda y la tercera ola. Estuvimos conversando y uno de los grandes temas fue la dificultad que tenemos para debatir con las jóvenes. Estamos en mora de hacer un encuentro intergeneracional, porque hay fisuras con la cuarta y la quinta ola.
¿Qué tanto ha incidido el feminismo en cambiar las relaciones de subordinación de las mujeres con los hombres?
Creo que han cambiado enormemente; inclusive diría que no es muy confortable nacer hombre hoy, porque están encontrando mujeres jóvenes muy tenaces que, además, pueden competir profesionalmente con ellos y tienen grandes ambiciones, proyectos de vida y unas maneras de considerarse a sí mismas. Lo vemos un poco en el gran tema del amor, que creo que se ha transformado mucho. Milité en el Partido Socialista de los Trabajadores, a finales de los 70, y en las reuniones los hombres nos decían: “No olviden limpiar el salón y lavar los pocillos”. Hay un cambio en las relaciones, en el reconocimiento de las mujeres y de sus derechos.
En su último libro afirma que la relación madre-hijo es mucho más fácil que la relación madre-hija. ¿Cuáles son los fundamentos de esta afirmación?
Por el complejo de Edipo: los niños se enamoran de su madre, y la madre, de sus hijos. En el Grupo Mujer y Sociedad he conocido los conflictos madre-hija. Cuando la madre está saliendo del deseo, la niña está entrando. Cuando la niña tiene 18 años, la madre ya está en la menopausia.
Florence Thomas, columnista de EL TIEMPO, publicó su autobiografía Fragmentos de vida Foto:Editorial Debate
¿Por qué considera que el amor es una trampa para las mujeres?
Porque las mujeres a veces no tienen límites en sus pedidos de amor, aunque ellas saben que nadie les podrá responder a todos sus deseos.
¿Cómo podría replantearse la masculinidad sin que los hombres lo perciban como una amenaza?
Creo que a veces algunos sienten el feminismo como una amenaza. Por eso ha sido muy difícil la relación de los hombres con el feminismo, no con las feministas. Sí creo que les hemos quitado su campo de acción y de poder, pero hay una redefinición de la masculinidad en la vida real, o sea, han ganado en poder expresar sus emociones. Los jóvenes pueden llorar. Hay muchas cosas que han cambiado. Tal vez los hombres caminan un poco hacia lo femenino mientras las mujeres caminamos hacia lo masculino. Tal vez estamos más cerca el uno del otro, y eso me parece muy interesante.
Hay feministas que asocian el patriarcado con el capitalismo y no se preguntan por la situación de las mujeres en el socialismo. No sienten curiosidad por las transformaciones positivas de la condición de las mujeres y de los hombres en el mundo actual. El discurso sobre el patriarcado parece inamovible.
Tal vez yo no estoy muy ubicada en ese discurso, porque tengo dos hijos que han vivido conmigo. En general, siento que los hombres no están muy bien en su pellejo. Inclusive para los de la generación de mis hijos ha sido duro con esas madres que cambiaron tanto. El feminismo ha transformado muchas cosas. Pero no hay que olvidar que hablamos desde Bogotá, donde tenemos la impresión de que eso ha avanzado, pero aún falta mucho. A veces, cuando me invitan a otras partes del país, encuentro sitios donde todavía no se puede hablar de las personas LGBTIQ+. Todavía hay trabajo por hacer con los homosexuales y las lesbianas. Es decir, tengo la impresión de que estas jóvenes de la cuarta o quinta ola van demasiado rápido, hay cosas que hay que asentar antes de seguir avanzando.
Hay una redefinición de la masculinidad en la vida real, o sea, han ganado en poder expresar sus emociones. Los jóvenes pueden llorar. Hay muchas cosas que han cambiado
Florence ThomasPsicóloga y feminista
Veo un problema en la excesiva fragmentación de las políticas relativas a los grupos vulnerables: las mujeres, los grupos étnicos, la población LGTBIQ+ e inclusive los jóvenes. Más el énfasis en lo territorial. Me pregunto entonces qué nos une hoy. Esa fragmentación hace muy difícil la comunicación.
Hoy eso es mucho más complicado, por la interseccionalidad y por intereses tan diversos. Ya no es suficiente ser mujer. Hay que decir mujer popular, campesina, negra, indígena y todo lo demás. Probablemente eso está complicando tanto la comunicación, y habría que encontrar algo común, algo que nos reúna de vez en cuando. ¿Qué sería? Yo no lo sé, eso me preocupa.
¿Los movimientos o posturas anti-woke, de los cuales el presidente Trump y sus electores son un ejemplo extremo, ponen en riesgo los derechos que las mujeres han logrado a lo largo de tantos años de lucha?
Estoy empezando a leer sobre eso, que cambia todos los días. El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que estamos en un momento de transformación del orden mundial. Cada vez que prendemos la radio, escuchamos cosas nuevas. No me atrevo a decir más.
¿Cómo romper barreras en la comunicación pública entre las mujeres y los hombres?
El patriarcado es muy resistente. Por ejemplo, Milei en Argentina, o lo que está pasando en Italia y a nivel mundial. Creo que de todas maneras el feminismo ha logrado meterse en la política, y se ha avanzado mucho. No estuve muy a favor de un Ministerio de la Igualdad y de la Equidad lleno de viceministerios. Pienso que quizá sería más eficaz una transversalización del enfoque de género a todo nivel. Y vimos que este ministerio no funcionó.
La columnista y activista colombo-sa cuenta sus historias alrededor del feminismo. Foto:Juan David Cuevas. El Tiempo
Actualmente, ¿cuáles son las luchas más urgentes de las mujeres?
Cerrar brechas, tanto en lo político como en lo laboral, y las violencias. También diría que es necesario lograr una comunicación intergeneracional para volver a examinar los grandes debates teniendo en cuenta lo que se ha hecho antes. Una cuestión como el feminicidio merece mucha más atención. En Colombia, dos mujeres son asesinadas diariamente. Y eso justificaría asumirlo como un asunto de Estado. Otro tema que me parece fundamental es la participación política de las mujeres. Las mujeres deberían estar, casi en paridad, en el Congreso, porque las mujeres no habitan el mundo de la misma manera que los hombres. Entonces no pueden ser solamente los hombres, en mayoría, los que decidan leyes para nosotras. Las mujeres en el Congreso, algunas de ellas feministas, están hablando, por ejemplo, de la menstruación, y eso es muy importante. En América Latina, las mujeres están más representadas políticamente, como en Bolivia, Ecuador y otros países que tienen el 40 % o más en el Congreso. En Colombia tenemos el 29 % en el Congreso, el 12 % de alcaldesas y el 6 % de gobernadoras.
¿Ha habido progresos en las políticas sobre las mujeres en el gobierno del presidente Petro, por ejemplo, con respecto al feminicidio y otras formas de violencia contra las mujeres?
Yo diría que hay progresos en el sentido de que hay más información, que la gente sabe que existe algo que se llama feminismo. En los años 90, las feministas nos preguntábamos si valía la pena meternos en la política. Eso empezó en la alcaldía de Lucho Garzón con la creación de la primera Secretaría de la Mujer (hoy existen secretarías de la Mujer en muchas de las ciudades capitales). Eso fue un enorme avance, pues hoy en día nadie puede evadir o ignorar que hay problemas relacionados con la vida de las mujeres y que hay políticas públicas de género. Sobre el Gobierno, yo diría que hay cierta decepción porque teníamos muchas expectativas. Petro sigue pareciéndome un tipo brillante, que conoce el país de una manera impresionante, pero que no gobierna. También tuvimos expectativas muy positivas con Francia Márquez. A mí me pareció muy interesante que la ministra de la Igualdad fuera una mujer negra. No sé si ella tuvo dificultades para diseñar ese ministerio nuevo y grande. Pero nos decepcionó un poco porque nunca habló con nosotras.
ROCÍO LONDOÑO (*)
Razón Pública (**)
(*) Socióloga de la Universidad Javeriana y doctora en Historia de Universidad Nacional. Cofundadora de Razón Pública.
(**) Razón Pública es un centro de pensamiento sin ánimo de lucro que pretende que los mejores analistas tengan más incidencia en la toma de decisiones en Colombia. Este artículo fue publicado en dos entregas, aquí presentamos una versión editada. Si quiere leer las versiones originales, visite Razón Pública.