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Noticia
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Así es el panorama del ballet en Bogotá: no existen escuelas de formación
La capital no cuenta con espacios de formación certificados por el Ministerio de Educación.
Después de la pandemia del covid-19, en Bogotá hubo un auge de academias de ballet en las que los bogotanos dejaban, principalmente, a sus hijas un par de horas a la semana para que practicaran ballet como si fuera una actividad extracurricular. Sin embargo, muchas de esas niñas comenzaron a encontrar un camino y empezaron a soñar con poder ser bailarinas profesionales.
Pero, lamentablemente, la capital no cuenta con escuelas de formación aprobadas por los ministerios de Educación y Culturas para certificar que, luego de estar más de diez años formándose como bailarín, se reciba un diploma a cambio que certifique que es un profesional en este arte.
Y sí, el Sena, la Javeriana y la Distrital, entre otras instituciones académicas, cuentan con la carrera de danza, pero ninguna, realmente, tiene un programa dedicado únicamente al ballet clásico. Basta con decir que Colombia es de los pocos países de Latinoamérica que no cuentan con una compañía nacional de ballet. En otras palabras, una empresa que reciba a bailarines profesionales, que cuenten con un salario y todas las garantías que cualquier espacio laboral les brinda a sus empleados, como sí sucede en Cuba, Panamá, Ecuador, Costa Rica, Perú, México, entre otros países.
Gran Ballet, Danza Estudio, una academia ubicada en el norte de Bogotá. Foto:Milton Díaz - @Miltondiazfoto / El Tiempo
“En Bogotá hay universidades y academias que llevan muchos años brindando formación a bailarines. Sin embargo, no hay instituciones de tiempo completo dedicadas solo a la formación de bailarines profesionales; creo que está conectado con la falta de apoyo financiero e inversión, lo que se traduce en falta de infraestructura para posibilitar este tipo de educación específica”, explicó a este medio Sarah Storer, directora artística de la compañía de danza del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
Este es un síntoma que demuestra que ni en la capital ni en el país se ha apostado por darles un futuro digno a los bailarines de ballet. La única ciudad en Colombia que tiene un modelo académico es el Instituto Colombiano de Ballet Clásico (Incolballet), una institución estatal con más de 45 años de trayectoria que le apostó a la profesionalización de esta corriente artística. Una apuesta que permitió que, por primera vez, el Royal Ballet, de Inglaterra, una de las compañías más prestigiosas del mundo, contara con un colombiano en el cuerpo de baile: Fernando Montaño.
Este modelo, de alguna manera, fue tomado un tiempo después en Medellín, donde el Ballet Folklórico de Antioquia y, hace casi seis años, el Ballet Metropolitano adoptaron la propuesta de ser escuelas de formación, pero sumando otras líneas artísticas, como folclor nacional y danza contemporánea. Estas dos compañías, además de contar con el apoyo distrital y estatal, también reciben inversión de empresas privadas. Una alternativa para poder fortalecer las condiciones del cuerpo de baile, pero que aún no llega a la capital del país.
Jose Manuel Gisho, director artístico de Incolballet. Foto:Cortesía.
En entrevista para EL TIEMPO, José Manuel Ghiso, director artístico de Incolballet, considera que implementar el modelo del instituto caleño en otros puntos del país es una tarea difícil ya que, al igual que Storer, considera que lo primero es lograr espacios que cuenten con todas las condiciones que un bailarín necesita.
“Estos debe tener unas aulas adecuadas, tanto para practicar ballet como para recibir clases de matemáticas y ciencias, para que así haya una formación integral, y estos lugares sean realmente escuelas”, explicó Ghiso.
Y, además, dijo que, en su caso, cuentan con la arquitectura necesaria y con una subvención anual entregada por la Gobernación del Valle, la Alcaldía de Cali y la Nación, “lo que nos permite que, al año, contemos con casi 500 alumnos que se forman profesionalmente. Y para que esto sea adoptado en Bogotá, tendría que haber una inversión del Distrito y del Estado”, añadió el director artístico.
Compañía de ballet clásico Bogotá Capital Dance. Foto:Milton Díaz - @Miltondiazfoto / El Tiempo
Uno de los lugares que llevan diez años apostándole a la formación de bailarines de danza clásica en la ciudad es Bogotá Capital Dance (BCD), una compañía de ballet privada que cuenta con nueve bailarines profesionales, quienes toman, en promedio, de seis a ocho horas al día de clases. Su fundador y director, Jaime Otálora, se formó en Incolballet y llegó a la capital con el sueño de crear una escuela de formación que demuestre que, tanto en Bogotá como en Colombia, hay de dónde crear una compañía nacional de danza clásica en el país.
“¿Por qué después de durar tantos años formándose en Bogotá o acá en el país, la única oportunidad es buscar trabajo fuera de Colombia? Y aunque desde hace unos ocho años ha habido un aumento de academias, aún a la capital le falta contar con verdaderas alternativas para poder generar bailarines profesionales”, le dijo a EL TIEMPO Otálora.
Para Sarah Storer, el ballet clásico en Bogotá, a nivel profesional, aún está en sus inicios, debido a que los bailarines con las capacidades adecuadas para intentar desarrollar una vida profesional “normalmente migran a otros países debido a la falta de oportunidades en Colombia, pero aun así, considero que avanza en una dirección positiva”.
Jose Manuel Gisho, director artístico de Incolballet. Foto:Cortesía.
Para Otálora, aunque este aumento es positivo y significativo, no es igual que contar con escuelas de formación, ya que en las academias reciben por horas a un grupo de niñas y jóvenes que no siguen una formación completa, es decir que cumplan con un mínimo de cinco horas al día en el salón de baile, así como tener otras actividades que aportan a su formación, como pilates, yoga, clases académicas, entre otras.
“Por ejemplo, desde Bogotá Capital Dance tenemos una formación mucho más rigurosa, pues en la mañana, durante seis horas, contamos con clases y ensayos, de lunes a viernes; mientras que en las academias pueden ir dos horas unas tres veces a la semana, lo que impide que haya una formación real y completa”, explicó el director de BCD.
Debido a esto, muchas personas que sueñan con ser bailarines se presentan a las pocas compañías que hay en el país y no logran acceder ya que no cuentan con el nivel requerido para poder desenvolverse como profesionales.
Gran Ballet, Danza Estudio, una academia ubicada en el norte de Bogotá. Foto:Milton Díaz - @Miltondiazfoto / El Tiempo