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Experiencia local
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Bogotá: así funcionan los salones de baile gratis del Distrito, todas sus sesiones completan ocupación
La estrategia cumple dos meses desde su implementación y más de 3.000 personas han asistido a los cerca de veinte espacios en nueve localidades de la ciudad.
Salones de baile gratuitos de Idartes Foto: Idartes
“me siento como una niña, aquí rejuvenezco 60 años”, dice Elia Martínez, una mujer de 73 años que todos los viernes asiste a sesiones de danza gratuitas en el barrio Garcés Navas, en la localidad de Engativá.
Como ella hay cerca de 70 personas, muchos son adultos mayores que al lado de personas más jóvenes intentan seguirle el paso al instructor, quien, a través de un micrófono de diadema, los va guiando mientras suenan los tambores, la gaita y el acordeón, característicos de la puya.
Los alumnos danzan en fila ocupando todo el salón comunal a la vez que sus rostros no ocultan la sonrisa. Suspiran, se secan el sudor y continúan bailando al ritmo del guía y los compañeros.
Esta actividad hace parte de la estrategia de Salones de Baile, una iniciativa del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) que busca ofrecer bienestar físico y mental mediante actividades de danza sin costo alguno para los bogotanos en nueve localidades.
Son 20 los salones que hay en Bogotá y el de la Casa del Adulto Mayor de Engativá es uno de ellos. Este es un lugar al que se llega luego de transitar por las estrechas calles de los barrios Álamos y El Muelle, al occidente de Bogotá.
Y quienes no lo conocen, nada más les toca dejarse orientar por la música tradicional colombiana, como joropo y bullerengue, que se escucha en los alrededores.
Al arribar a ese sitio se encuentra un nutrido grupo de personas que danzan en fila por todo el espacio. Todos sonríen, mientras se secan el sudor e intentan seguirles el paso al guía y a los demás, una acción que no es nada fácil cuando algunos van a otro ritmo.
Así funcionan los Salones de Baile de Idartes Foto:Nicolás Díaz / EL TIEMPO
No es una clase para aprender a bailar y el instructor tampoco está montado en la tarima dirigiendo la coreografía. Todo se mueve en una especie de círculo que forman los participantes.
“Mi lógica es de comunidad, por eso yo siempre parto desde el círculo. Si me subo a la tarima pongo una especie de distancia entre el sabedor y el que no sabe. Eso no me gusta. Por eso busco que la gente tenga o, interactúen y así se genera comunidad”, cuenta David Garzón, instructor del Garcés Navas, mientras invita con sus manos a un pequeño grupo a dar un giro y luego los integra a una fila que, como gusanito, empieza a recorrer el salón.
Maria Claudia Parias, directora de Idartes Foto:Alcaldía de Bogotá
Justamente, ese es el propósito de los Salones de Baile que lidera Idartes. “Es un proyecto intergeneracional, orientado a que personas de cualquier edad puedan sumarse a la práctica del baile como un hecho que alegra la vida”, comentó María Claudia Parias, directora de Idartes, en entrevista con EL TIEMPO.
En este salón la intención no es tomar un curso, sino poder realizar actividades que les permitan a los ciudadanos socializar con más personas y comunicar desde la corporalidad.
“Con la danza le comunicamos al otro cómo nos sentimos. Con gestos como la sonrisa, la posición de las manos o la mirada, transmitimos felicidad, incomodidad o confianza. No es necesario articular una larga cadena de palabras para explicar cómo estamos, sino que con el cuerpo es posible hacer que el otro perciba nuestro estado”, explica Johana Vargas, gestora de danza de Idartes en Engativá.
Es evidente. Los participantes constantemente tienen los ojos chinitos, una sonrisa genuina y los brazos bien abiertos, como una señal de comodidad y satisfacción con los ejercicios que llevan haciendo por dos horas en el salón.
A raíz de que muchos son adultos mayores, el instructor opta por realizar actividades de estiramiento y calentamiento antes, durante y después de la sesión, que combina con momentos de integración como masajes.
Organizándolos uno detrás del otro, Garzón, el instructor, les indica que pongan sus brazos en la espalda de quien tienen al frente. El volumen de la música baja y se vuelve solo instrumental. Enseguida el guía empieza a masajear la espalda de una de las asistentes. El resto también lo hace. Algunos, incluso, cierran los ojos mientras van caminando lentamente en fila.
Así funcionan los Salones de Baile de Idartes Foto:Nicolás Díaz / EL TIEMPO
“Estamos en una sociedad distante, donde casi no nos damos la mano ni nos abrazamos. Buscar las experiencias de o, desde la que parte la danza, genera confianza en el otro. Le decimos: estoy presente, no te haré daño y vengo a compartir contigo este espacio”, explica el instructor.
Luego de un largo minuto haciéndole masajes al compañero del frente, los participantes estiran, hablan y hasta se ríen sobre la técnica que el otro usó para relajarlo. Esas interacciones son las que busca esta iniciativa del sector cultural de Bogotá.
Los participantes no necesariamente se conocen. Algunos son vecinos del barrio, pero nunca han hablado. Entre cada actividad y baile se va rompiendo el hielo y, probablemente, ahí surge una nueva amistad.
Así funcionan los Salones de Baile de Idartes Foto:Nicolás Díaz / EL TIEMPO
El instructor constantemente busca que las personas se integren en grupos y se ganen la confianza de los demás. Muestra de ello fue un ejercicio realizado en grupos de cuatro que, al son de música llanera, debían armar un carrusel sin soltarse de las manos, a la vez que daban vueltas, se agachaban y cantaban.
“Aquí hice mi grupo de amigas, conocí a muchas personas del barrio y de otros lugares. Al salir, vamos a tomarnos un tinto o a jugar parqués. Es una actividad excelente en la que nos conocemos como barrio y eso nos ayuda a fortalecernos como comunidad”, dijo Yolanda, una habitante del sector que todos los viernes va a las actividades de danza.
La sesión dura dos horas, pero cada cierto tiempo se realizan pausas luego de intensos momentos de actividad y movimiento físico. Los bailarines aprovechan para acercarse a sus maletines y tulas e hidratarse mientras retoman la danza.
Muchos de ellos se sientan e incluso se ven agotados, pero en el momento en que el docente llama de vuelta a la actividad, las energías regresan a su cuerpo.
Salones de baile gratuitos de Idartes Foto:Nicolás Díaz / EL TIEMPO
Algunos de los adultos mayores llegan al salón hasta con bastones o muletas, pero al momento de bailar los dejan recostados en un rincón del espacio. Y mientras están en las actividades parece que se olvidan de las operaciones de cadera, el reumatismo, la artritis o el intenso y común dolor de rodilla.
Si el guía les pide que den vueltas, se agachen o salten, los cuerpos lo hacen. Parece un remedio mágico que abandona el bastón y lo vuelve innecesario, al menos, hasta que salgan de nuevo a seguir el día.
“Me acabaron de hacer una cirugía de cadera y el médico me recomendó hacer actividad física. No me gusta hacer deporte ni caminar, pero me encanta bailar. Cuando estoy acá bailando y moviéndome, no me duele la cadera, pero cuando me quedo quieta, ahí mismo me agarran los dolores”, explicó Yolanda, de 69 años.
Como ella, Elia Martínez, de 73, también explica que sufre de dolores de rodilla que desaparecen todos los viernes entre 8:00 a.m. y 10:00 a.m. Además, padece de ataques de pánico que la pueden dejar completamente paralizada en alguna crisis.
A pesar de que está medicada, confiesa que el mejor remedio han sido los espacios de danza a los que va cada semana.
Así funcionan los Salones de Baile de Idartes Foto:Nicolás Díaz / EL TIEMPO
“Yo sufro de unas crisis de pánico que me dejan las manos entumecidas, los pies fríos y la respiración muy agitada. Pero desde que vengo a bailar con las demás personas, eso me da bienestar en la cabeza y en el cuerpo”, dijo Martínez.
Además, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la población de la tercera edad es el abandono. Martínez es solo una de las varias adultas mayores que asisten a estas sesiones y que viven solas en sus casas. Este tipo de sesiones les permite salir de sus viviendas, socializar con más personas y evitar trastornos mentales como depresión, ansiedad o estrés, producto de la soledad.
“Yo vivo sola, ya mis hijos se fueron de la casa. Uno allá mantiene solo, se aburre y le agarra la tristeza. Además, dicen que eso envejece. Por eso me gusta venir aquí, despejar la mente, respirar otro aire y moverme que es lo más importante, uno se siente renovado, feliz, acompañado y con ganas de vivir”, aseguró Yolanda.
En el primer festival fueron 6.262 personas, mientras que en el segundo asistieron 11.648. Al bogotano le encanta bailar
La actividad se termina y muchos de ellos se van a continuar con sus quehaceres diarios. Salen sonriendo y sudorosos. Otros, en cambio, como mencionó una de las participantes, se van a tomar tinto o compartir un almuerzo luego de conocerse, divertirse y entrar en confianza.
La espera puede hacerse larga, pues deben aguardar hasta el próximo viernes, en el caso de este salón, para volver a ver a sus vecinos, amigos y al profesor.
Y es que, previo a su lanzamiento, este proyecto ya mostraba un gran potencial. Según información suministrada por Idartes, desde el 22 de septiembre hasta la actualidad, más de 3.000 personas han asistido a las sesiones en los distintos barrios.
Todos los espacios han tenido ocupación completa e, incluso, una sobreocupación que no les molesta a los funcionarios. Sesiones con cupo para 50 asistentes terminan registrando un aforo de hasta 70.
“Hemos recibido comunicaciones de varios ciudadanos pidiéndonos que ampliemos la oferta a más puntos de la ciudad. La asistencia masiva nos indica que la gente quiere bailar y quiere espacios gratuitos y accesibles para todos”, explicó Parias.
Para llegar a esta conclusión, la institución realizó una etapa piloto en los festivales Colombia al Parque y Salsa al Parque este año. En una serie de carpas gigantes de lona, Idartes invitaba a los asistentes a bailar ritmos como tango, salsa, merengue, joropo, entre otros, guiados por un instructor sobre un amplio piso de madera. Estos dos eventos, que funcionaron como prueba, aglomeraron en las carpas a casi 18.000 personas.
Pruebas piloto durante Salsa Al Parque 2024 Foto:Idartes
“Mientras estaban esperando el cambio entre una banda y otra, la gente corría a la carpa para bailar alrededor de ritmos del pacífico y salsa. En el primer festival fueron 6.262 personas, mientras que en el segundo asistieron 11.648. Al bogotano le encanta bailar”, contó la directora.
Desde Idartes confirmaron que, aunque la estrategia solo tiene cronograma hasta este año, en 2025 se prevé la expansión del proyecto a más localidades. Parias le confirmó a este medio que estos primeros salones de baile son solo un ensayo para que el próximo año se extienda a localidades como Fontibón, Kennedy, Barrios Unidos o Puente Aranda.
Se espera que entre enero y febrero próximos, la programación cubra más territorio de la capital con el fin de reducir los índices de malestar mental en los bogotanos, activar el movimiento corporal y la actividad física y generar mayores espacios de encuentro ciudadano para fortalecer las relaciones entre los ciudadanos.