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Investigación
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Bogotá es una ciudad ruidosa: cerca de 1.000 reportes al día al 123 lo confirman; las localidades más afectadas
En los primeros tres meses de este año se reportaron 86.829 casos. Vecinos se han unido para exigir ayuda.
Según la Secretaría de Ambiente, la mayor generación de ruido en Chapinero proviene de bares y discotecas, Foto: Secretaría de Ambiente
En Suba suena el mugido de una vaca: es el señor que vende arroz con leche y mazamorra. Al mismo tiempo, pasa una moto con un exosto que retumba como una turbina de avión; deja parados de un brinco a los desprevenidos. También se escucha al que arregla ollas de presión y al voceador del periódico sensacionalista. De fondo, suena el último éxito de reguetón o música popular. Llora el niño, ladra el perro, grita la vecina, chiflan y corren quienes intentan alcanzar el transporte.
Esa localidad del noroccidente de Bogotá es la más ruidosa de la ciudad, al menos así lo evidencian las cifras del Número Único de Seguridad y Emergencias, conocido como la Línea 123. En el primer trimestre, solo en Suba se recibieron 12.223 llamadas por incidentes relacionados con el ruido. Los reportes han aumentado considerablemente desde 2023, cuando fueron 7.975, y en 2024 se registraron 9.283.
En Kennedy suena un pregón: “Amigos visitantes de este sector”, promocionando la fruta de temporada. Pasa un avión en ruta internacional, se escucha tan cerca que algunos vecinos han pensado, más de una vez, que se va a caer. Estallan los bafles de un camión que publicita una empresa de telefonía y televisión por cable. Cae la noche, pero no llega la calma. Ahora la música sale por las ventanas de los salones comunales: celebran cumpleaños, bautizos, matrimonios. El motivo es lo de menos; lo importante es tener buen sonido.
Kennedy ocupa el segundo lugar en el ránking de localidades con más reportes por ruido: se registraron 11.105 llamadas en el primer trimestre del año. Allí también crecen las denuncias: en 2023 se reportaron 8.068 casos y 8.675 en 2024.
La Línea de Emergencias 123 recibió 86.829 reportes por ruido en Bogotá en el primer semestre. Foto:Archivo particular
La lista de localidades con más reportes, con corte a marzo, la completan Engativá, con 8.776; Bosa, con 7.357; Usaquén, con 6.388; Ciudad Bolívar, con 5.976; y Rafael Uribe Uribe, con 4.752. Las demás localidades oscilan entre mil y tres mil denuncias ciudadanas. En los tres primeros meses se registraron 86.829 reportes por ruido, respecto al mismo periodo del año pasado hubo un aumento del 29 por ciento.
Esa Bogotá escandalosa ha unido a una colectividad que, con el paso de los días, parece fortalecerse. Se trata de Activos x el Ruido: vecinos de distintas localidades que acuden insistentemente a las autoridades para que regulen a los vecinos ruidosos.
La “epidemia del ruido”, como ellos la denominan, estaría afectando seriamente la calidad de vida. Aunque a Bogotá no le cabe un parlante o un megáfono más, su dolor de cabeza proviene de los bares. “La situación se agrava ante la propuesta del alcalde Carlos Fernando Galán de extender el funcionamiento de la ciudad hacia un modelo 24/7, sin establecer medidas efectivas de control sobre el ruido nocturno ni sobre las dinámicas desbordadas del entretenimiento”, aseguran desde Activos x el Ruido.
Entre los testimonios que se alcanzan a escuchar en esta Bogotá ruidosa está el de un otorrino que dice estar desesperado. Vive en el barrio El Chicó, en Chapinero, y aunque en cifras no es una de las localidades más afectadas, sus habitantes afirman no soportar un bar más.
“Me mudé hace seis meses a este nuevo inmueble en zona ‘residencial’. Desde entonces, todos los viernes, de 8:00 p. m. a 10:00 p. m., hay música en vivo con mariachis. Esto ha perturbado mi salud auditiva, mi tranquilidad y la de mi mascota. Ha generado cambios emocionales bruscos, incluso tornarme agresivo por la interrupción del sueño y el deterioro de mi salud mental”, relata el ciudadano.
La desesperación por el ruido es tal que una vecina del barrio Villa del Río (Bosa) escribió 21 razones para quejarse. En su denuncia menciona la incomodidad causada por un bar que supera los 55 decibeles permitidos en horario nocturno en una zona de bajo impacto.
“Tiene exceso de ruido de jueves a sábado y algunos domingos. No cuenta con sistemas de aislamiento acústico que mitiguen el ruido que llega a las casas vecinas, atentando contra la salud mental de la comunidad. Las riñas son constantes cada fin de semana: rotura de botellas, peleas entre clientes hombres y mujeres”, explica.
La Secretaría de Ambiente hace operativos para controlar el ruido en zonas priorizadas. Foto:Secretaría de Ambiente
Las quejas llegan desde diferentes localidades, como las zonas aledañas al estadio Nemesio Camacho El Campín y al Movistar Arena. También se reportan molestias en sectores de rumba como la calle 85 y en bares clandestinos de Ciudad Bolívar. Muchas denuncias son anónimas, por temor a represalias.
“Los testimonios reflejan un fenómeno que trasciende la molestia: se trata de un problema de salud pública, derechos humanos y justicia urbana. Los ciudadanos han sido empujados al aislamiento, al insomnio, al desplazamiento involuntario y, en algunos casos, al colapso físico y emocional. Desde la mesa de redacción de Activos x el Ruido, exigimos que el Distrito detenga el plan ‘Bogotá 24/7’ y el funcionamiento extendido hasta las 5 a. m., hasta que existan medidas efectivas de control, fiscalización y sanción del ruido”, insisten los afectados.
Aunque los ciudadanos sienten que sus exigencias no son escuchadas —precisamente por el exceso de ruido que cubre la capital—, la istración distrital afirma estar al tanto de la situación. El pasado fin de semana, el alcalde Carlos Fernando Galán, en compañía de Adriana Soto, secretaria de Ambiente, y la Policía, sellaron cuatro bares, dos de ellos por exceso de ruido.
“Sabemos que hay muchas zonas de Bogotá donde las personas se ven afectadas por el ruido, incluso cerca de clínicas. Estamos multiplicando los esfuerzos para controlarlo. La semana pasada hubo varios sellamientos precisamente por no cumplir con los requerimientos de aislamiento acústico”, declaró Galán en su momento.
En el último operativo en Chapinero fueron sellados dos bares. Foto:Secretaría de Ambiente
Para Omar Oróstegui, director del Laboratorio de Gobierno (GovLab) de la Universidad de La Sabana, el ruido no solo afecta la tranquilidad de los ciudadanos, sino también generaría estrés, lo que se ve reflejado en casos de intolerancia.
"Aquí en el Laboratorio de Gobierno hicimos un ejercicio de analítica de datos y evidenciamos que las zonas con mayores problemas de ruido, a su vez, registran altos niveles de conflictos de convivencia, especialmente lesiones personales", explicó, luego de contar que la noche anterior no había podido dormir por el ruido que generan unos piques ilegales.
Según la Secretaría de Ambiente, la mayor generación de ruido en Chapinero proviene de bares y discotecas que no implementan “sistemas de control de emisión de ruido ni aplican las medidas de mitigación exigidas por la norma ambiental”. El año pasado, esa entidad recibió 335 quejas por ruido solo en Chapinero. Con corte a abril de este año ya van 49, sin contar los reportes a la Línea 123.
“Seguiremos ejecutando operativos por todo el Distrito y articulando esfuerzos con todas las entidades para garantizar la tranquilidad, la convivencia y un ambiente sano para la comunidad, especialmente en las localidades más afectadas por la emisión de ruido, como Suba, Kennedy, Engativá, Bosa, Usaquén y Teusaquillo”, indicó Adriana Soto, secretaria de Ambiente.
Adriana Soto, secretaria de Ambiente de Bogotá. Foto:Secretaría de Ambiente
Otros datos entregados por la Secretaría de Ambiente revelan que, aunque hay un número considerable de quejas por bares, la principal fuente de ruido en Bogotá es el tráfico vehicular (89 por ciento), seguido por el tráfico aéreo, la industria y el comercio.
Además, el año pasado, esa misma secretaría recibió 5.614 solicitudes por problemas de ruido, destacando las localidades de Suba, Kennedy, Engativá y Usaquén. En lo corrido de este año, ya se han radicado 644 solicitudes, especialmente en Suba, Teusaquillo y Bosa.
Vuelve a sonar la vaca de la mazamorra y el pregón de la fruta en promoción. Estalla el sonido de otro camión con publicidad y el vuelo bajito de otro avión. Vuelve a aparecer el que repara las ollas y el que vende el periódico a gritos. Se prenden los parlantes de una fiesta. Vuelve a llorar el niño, a ladrar el perro, a gritar la vecina, a chiflar y correr los que quieren alcanzar el transporte. Esa es la Bogotá ruidosa a la que nos estamos acostumbrando.