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¿Por qué desaparecen las personas en Bogotá? Investigadores explican

Adolescentes rebeldes, adultos con problemas y escopolaminados, algunas historias tras las cifras. 

Durante varios días se realizaron labores de búsqueda en el río Bogotá y Tunjuelo.

Durante varios días se realizaron labores de búsqueda en el río Bogotá y Tunjuelo. Foto: César Melgarejo

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Solo este año se han reportado, en el Instituto Nacional de Medicina Legal, 670 casos de desaparecidos en la capital, 20 más que el año pasado en la misma fecha. Por redes sociales circulan a diario carteles de familias desesperadas, pero, lo que pocos conocen, es el esfuerzo que realizan los investigadores de la de Unidad de Desaparecidos de la Policía Metropolitana para ubicarlos, incluso, si estas son voluntarios.
El subintendente Luis Alejandro González Ubaque trabaja en esta ardua tarea desde el 25 de junio de 2011. Su experticia junto con las cualidades de su grupo de trabajo ha logrado que, en promedio, el 91 por ciento de los casos se resuelva en una ciudad en donde a veces reportan un caso al día y otros 18 o más.
Adolescentes rebeldes con malas relaciones familiares, hombres y mujeres que les huyen a deudas y decepciones amorosas, personas que salen de fiesta y terminan escopolaminados, víctimas de accidentes de tránsito y casos de enfermos mentales, consideradas desapariciones voluntarias, son los casos que más los ocupan. Del otro, lado, están las desapariciones forzadas, que representan su mayor desafío. Y en Bogotá, hay de todo.
El primer imaginario que quieren desestimar es que hay que esperar determinado tiempo para notificar el caso de una persona desaparecida. “Cada familia sabe cuándo hay un riesgo latente, entonces, apenas tengan una alerta, deben reportar el caso al Instituto Nacional de Medicina Legal, los encargados de registrar todos los reportes”. Estos, a su vez, quedan consignados en el Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (SIRDEC).
Luego procede uno de los pasos más difíciles para las familias y amigos de un desaparecido, descartar que sea uno de los cadáveres que esperan a ser reconocidos en el Instituto. “Si esto no es así, lo más importante son los datos contenidos en la entrevista, información detallada de la persona y las características de tiempo, modo y lugar en las que desapareció”.
La Unidad cuenta además con un fiscal especializado destacado que pone toda su experticia y activa todos los mecanismos de búsqueda urgente al servicio de la ciudadanía. Siempre hay un investigador disponible, ya sea de la Policía Judicial, de la SIJIN o de la Fiscalía General de la Nación. “Nuestro propósito es que las personas no tengan que ir de un lado para el otro. Nuestra sede está en la calle 19 con carrera 27. Ahí comienzan las labores de búsqueda. Podemos decir que de un 100 por ciento de las desapariciones, un 80 por ciento es de personas que desaparecen por una acción voluntaria”.

Los adolescentes

Los adolescentes son los más propensos a realizar el juego por aceptación.

Los adolescentes son los más propensos a realizar el juego por aceptación. Foto:iStock

Los primeros en la lista son los adolescentes. Es común que decidan irse de sus casas cuando tienen una mala relación con sus familiares, cuando van mal en el colegio, por alguna relación o todas las anteriores. “Hace poco tuvimos el caso de una adolescente de 15 años que iba mal académicamente. Ella vivía en la localidad Santa Fe. Un día salió a comprar algo en la tienda y desapareció”.
Un amigo de la joven le avisó a la familia que ella se había ido con su novio y que estaba en la Plaza de La Mariposa. También les suministró el número de teléfono. “Tuvimos que tener la pericia para comunicarnos con él y pedirle, como autoridad, que se acercara a firmar un acta en la que se comprometía a hacerse cargo de la adolescente. Fue chistoso porque nos dijo: ¿Con estudio también? Obvio fue la manera de restablecerle los derechos, también se verificó que la joven no hubiera sido abusada”. Todo quedó en manos de la Comisaría de Familia.
Otra niña de 14 años que desapareció en Usme. Llevaba seis horas sin regresar a su casa. “En esa ocasión sondeamos en su red de amigos preguntando si sabían de un secuestro. Al final alguien nos dijo que estaba en la casa de un conocido. Ahí es donde se denota la falta de autoridad y de confianza que han perdido las familias. No hay figuras de autoridad, ni de respeto”.
Hoy se busca a una niña de 12 años que desapareció en esa misma localidad. Encerró a su tío y se escapó desde el 12 de junio. “Había dicho que no quería volver a ver a su familia. No la hemos podido ubicar”.
Otros casos no terminan con un final feliz. El 30 de noviembre de 2020, Nathalie Amaya se despidió de su hija. Se fue a trabajar, para seguir ahorrando, para llevarla al mar en su cumpleaños número 16, que sería el 12 de enero. Michelle le contestó que se iría a montar bicicleta y que se veían en la noche.
Ese día, la menor de 15 años salió de su casa, en Prado Veraniego, en el norte de la capital, con dirección al sur. Versiones de la madre apuntan a que, en lugar de ir a montar en bici con sus amigos, Michelle habría ido a buscar un celular que le habían robado en el centro de Bogotá a mediados de noviembre.
Sin embargo, un año después, no es claro cómo ni por qué terminó en el barrio San Bernardo, en el centro, donde fue asesinada, según investigó la Fiscalía, por una peligrosa banda criminal denominada ‘los Tasmania’.
El caso de Michelle Amaya es bien recordado en Bogotá: ella es la niña que su madre buscó durante un mes, camuflada como habitante de calle, entre las esquinas del San Bernardo. Es la niña que fue asesinada en ese sector el mismo día que desapareció. Es la niña cuyo cuerpo permaneció durante un mes como un NN en Medicina Legal (ML) hasta que, el 7 de enero, una prueba de ADN demostró que era ella.
Finalmente, otros adolescentes que desaparecen son los que están bajo el cuidado del estado y son acogidos en fundaciones o albergues para su restablecimiento de derechos. “Es muy común que estos se evadan”.

Pacientes psiquiátricos y adultos mayores

Su familia lo ha buscado con cámaras de vigilancia en las calles del barrio Galicia y en hospitales, pero no hay pistas que conduzcan a su paradero.

Su familia lo ha buscado con cámaras de vigilancia en las calles del barrio Galicia y en hospitales, pero no hay pistas que conduzcan a su paradero. Foto:YouTube - CityTv

Es común que desaparezcan en Bogotá pacientes con enfermedades mentales y adultos mayores que salen de su casa y deambulan por las calles sin un rumbo fijo mientras sus familias angustiadas los buscan.
Uno de esos casos es el de un ciudadano venezolano de 33 años que ha desaparecido varias veces en Bogotá. “Él vive en la localidad de Usaquén. Tiene problemas psiquiátricos. Incluso le restringen las salidas porque se va y comienza a deambular por las calles”. Lo han buscado cuatro veces, a veces la Sijin, a veces el CTI. Ha aparecido en hospitales de Kennedy y Bosa. “Su mamá es muy humilde. Siempre unimos fuerzas para ayudarla”.
También sucede que hombres y mujeres agobiados por sus problemas entran en depresión, estados de ansiedad o pánico y toman la decisión de escaparse sin rumbo. A veces los casos tienen un final feliz, en muchos otros no. “Hace un tiempo buscamos a una mujer con ansiedad y temíamos que atentara contra su vida. Afortunadamente, gracias a la divulgación en medios, el jardinero de un hotel en Bucaramanga la ubicó y pudo reencontrarse con su familia”.
Los investigadores lamentan cuando llegan tarde a una escena. “Una vez recibimos un caso de un joven de la comunidad LGBTIQ, con una enfermedad terminal que había desaparecido. “La mamá lo reportó a las 6 de la tarde. Para las 9 de la noche notamos que la última foto que se había tomado era en el mirador de La Calera, pero a esa hora el terreno es peligroso. “Madrugamos a mirar, pero, lamentablemente, había decidido quitarse la vida”.

Los escopolaminados

Autoridades indicaron que es muy complicado llevar un registro único de casos por la falta de denuncias.

Autoridades indicaron que es muy complicado llevar un registro único de casos por la falta de denuncias. Foto:Archivo particular

Una buena parte de los desaparecidos corresponde a personas que se van de fiesta y terminan perdiendo la conciencia, casi siempre, cuando les suministran escopolamina. El fin de semana pasado tres amigos se fueron a tomar unos tragos en un establecimiento de Modelia. “En la madrugada, decidieron tomar un taxi para llegar a una vivienda, pero, a eso de las 10 de la mañana, uno de ellos aparece deambulando. Somnoliento llega a su casa y es ahí cuando se genera la alarma de desaparición de sus dos compañeros”. Cuando le realizaron exámenes pertinentes, tenía rastros de escopolamina.
A los otros dos los ubicaron gracias al cuadrante de Bosa quienes los trasladan al hospital de la misma localidad. “Se les prestaron los primeros auxilios. Les habían robado todas sus pertenencias, pero, gracias a Dios, estaban con vida”. Otros pierden la vida en siniestros viales.

Desaparición forzada

Momento en el que arriban las autoridades tras hallazgo de cuerpo sin vida.

Momento en el que arriban las autoridades tras hallazgo de cuerpo sin vida. Foto:Kevin Díaz/ city tv

Para los investigadores de la Unidad, los casos de desaparición forzada son los que les generan mayores retos, pero también tristezas y frustraciones. Este año hay diez casos con noticia criminal. Trabajan de la mano de la Unidad de homicidios para hilar ruedas sueltas que puedan evitar desgastes en la investigación. Los cruces de información son muy importantes. Muchas veces son casos de disputas por venta de estupefacientes, territorio, extorsiones, deudas o problemas entre parejas.
González recuerda el caso de un hombre, dueño de una droguería en Engativá. “Tiene esposa, hijas, estable económicamente, pero el 4 de febrero salió del negocio, tomó un taxi que lo dejó en la Boyacá con 13 y ese es el único rastro que tenemos de esta persona. Estos casos nos duelen mucho”.
El último que manejó fue el de Angélica Sucre, la mujer venezolana que apareció muerta en una maleta en el barrio Vargas Vila de Ciudad Bolívar. Un habitante de calle que revisaba la basura encontró el cuerpo sin vida de una mujer dentro de una maleta. Asustado, inmediatamente, dio aviso a las autoridades. Hoy el misterio parece haberse resuelto. Todo parece indicar que es un nuevo caso de feminicidio. Su expareja huyó a su país de origen.
También investigan el caso de un bicitaxista, el único colombiano que trabajaba en la actividad y quien un día recogió un pasajero y nunca más fue visto desde el 18 de mayo. Se teme que haya sido desaparecido por no pagar una especie de ‘vacuna’.
Tampoco ha podido olvidar el caso de Sara Sofía Galván pues, aunque el equipo logró aunar pruebas para que hoy los dos principales sospechosos de la desaparición forzada estén en la cárcel, lamenta que el cuerpo de la niña nunca haya sido encontrado. “Esto nos llena de tristeza”.
Y, para terminar, nunca olvidarán el caso de niño Gabriel Esteban, asesinado por su padre el 3 de octubre de 2022 en un hotel de Melgar. “No lo hallamos con vida, pero lo que dejó ese caso fue la unión de todas las fuerzas para ubicar a su asesino”.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
Escríbanos a [email protected] si tiene una historia relcionada 

Repartidor fue reportado desaparecido en Bosa

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