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‘A María Camila no solo la asesinaron en su hogar, también en redes sociales’
La primera versión decía que había muerto en un acto sexual, pero en realidad murió asfixiada.
'A Maria Camila no la asesinaron en su hogar, también en redes sociales'. Foto: Juan Felipe Uñate ilustrador para EL TIEMPO
Hay dos tipos de muerte, la física y aquella en la que se usan palabras para acabar de manera fulminante con cualquier rastro de verdad. Eso le pasó a la joven María Camila Romero Tautiva, de solo 24 años de edad.
El día de su asesinato, miércoles 22 de marzo, entre las dos y cuatro de la mañana, la noticia que se regó como una bola de nieve por las redes sociales fue la que provino de la boca de su asesino. Este le dijo a la Policía, sin el menor rastro de arrepentimiento, que su pareja había muerto por accidente en medio de un acto sexual de sadomasoquismo con un cable de celular.
'A Maria Camila no la asesinaron en su hogar, también en redes sociales'. Foto:Juan Felipe Uñate ilustrador para EL TIEMPO
La familia no había acabado de enterarse de la tragedia, de sufrir el dolor de esta pérdida, cuando los comentarios de quienes leían la noticia volvían a asesinar a la joven: “Quién la manda a ponerse de caliente”, “para qué se puso a jugar a las Cincuenta sombras de Grey”, “Eso le pasa por buscona”. Cada mensaje era más hiriente que el anterior.
La verdad era otra y muy diferente. Omar Tautiva, tío de la joven y abogado defensor del padre, no ha descansado. No solo busca que se haga justicia, sino que se limpie la imagen de su sobrina.
María Camila era una joven bogotana, al igual que toda su familia, a pesar de que su victimario, cuando la Policía lo abordó en la casa de la carrera 15 Este n.° 71 Sur, en el barrio Juan Rey de la localidad de San Cristóbal, intentó persuadirlos diciéndoles que no eran de la capital. Estaba estudiando istración Hotelera en la universidad Cafam y solo le faltaba un semestre para culminar su carrera profesional.
“Ella era una buena mujer, juiciosa, trabajadora. Quería culminar sus estudios y comenzar a ejercer, ganar dinero y ahorrar para cumplir sus sueños. También se había metido en el grupo de danzas de la universidad”, dijo Omar. Era, además, tierna, le gustaba el arte y sentía mucho cariño hacia los animales.
Lastimosamente, fue en una jornada de adopción en la que conoció a Daniel Isidro Barrera Restrepo, ahora de 25 años, y quien además de trabajos varios no tenía ningún plan para su vida. “En un almuerzo, el padre de mi sobrina le preguntó que qué andaba haciendo y este solo le dijo que se iba a tomar unos días sabáticos para ver qué quería hacer con su vida”, recordó Omar.
De la relación saben que, más o menos, tras un año de conocerse, se fueron a vivir juntos y que al comienzo, en épocas de pandemia, residieron con el padre de Daniel y sus hermanos, muy cerca de la calle 26 y la Universidad Nacional. “Ahí comenzó el infierno para la niña, por eso después se fueron a vivir por los lados de Boyacá Real y luego en otros lados”.
Ella era una buena mujer, juiciosa, trabajadora. Quería culminar sus estudios y comenzar a ejercer, ganar dinero y ahorrar para cumplir sus sueños”. Omar Tautiva Tío de la joven y abogado.
La familia de María Camila sabía que su relación no era sana y que, por el contrario, la ponía en riesgo. Un año y medio antes de su muerte era notable el cambio en los estados de ánimo de la joven. No hablaba, se veía triste, apagada y si estaba en medio de una reunión familiar y la llamaba Daniel salía corriendo como alma que lleva el diablo. Se había convertido en una mujer hermética.
Un día, cuando la mamá de María Camila le mandó un mensaje preguntándole si estaba bien, quedó aterrada con el mensaje que recibió de vuelta. “Daniel le quitó el teléfono a la niña y escribió un mensaje amenazante. Fue terriblemente grosero. Le dijo que la iba a coger a puñaladas para que entendiera que ella ya era de su propiedad”.
Quienes conocen a Daniel saben que era un hombre que tenía totalmente manipulada a la joven hasta el punto de generarle un miedo que terminó por impedir su deseo de pedir ayuda.
Campaña 'No es hora de callar' contra violencias hacia las mujeres en el país. Foto:Archivo EL TIEMPO
El feminicidio
El día anterior a su muerte, María Camila y Daniel estaban en casa de la hermana de este celebrando su cumpleaños. Ella vivía muy cerca de la última residencia de la pareja en donde ocurrió el crimen, a unas cinco o seis casas.
A eso de las 10:30 de la noche, la joven probó un pedazo de la torta que le dieron y le envió una foto de su tajada a un amigo. Le dijo: “Estoy aquí, donde mi cuñada. Me dieron un pedazo de esta torta, pero me sabe amargo, rancio”. Luego, hubo otro mensaje a las 11 de la noche, pero este es materia de investigación.
Al día siguiente, la Policía se a con la familia de la joven y es ahí cuando les dan la terrible noticia. “Al llegar a Paloquemao, la funcionaria de la Sijín les dice que está muerta, que, al parecer, fue por asfixia y que para eso se usó un cable de celular en medio de un acto sexual sadomasoquista”.
Lo que ocurrió es que esa fue la versión que dio su victimario y la que quedó consignada en el informe. En este testimonio se nota además el desprecio total que tenía Daniel por su pareja. No le importó, ni siquiera, manchar su honra, nunca pensó en su familia. “El tipo es un narcisista”, dijo Omar.
"Lo más extraño es que cuando la hallaron, la niña tenía sangre en su boca y bastante espuma"
Son muchas las pruebas que desvirtúan la versión del victimario, pero, una de las más importantes, es el informe preliminar del Instituto Nacional de Medicina Legal. “Allí se consigan unas fotos en donde mi sobrina está vestida. Tiene chaqueta, medias y, además, no se encuentra ningún elemento de sadomasoquismo”. Lo único que había en la escena era un cable de cargador que cualquier persona puede tener en su habitación.
Adicional a esto, el examen forense dice que el cuerpo de la joven no presentaba ningún tipo de lesión ocasionado por cable alguno o banda. En cambio, sí dejaba claro que había muerto por asfixia directa, es decir, que la había asesinado con sus propias manos. Le fracturaron las vértebras cervicales 4, 5 y 6.
Además, hay un testigo ocular que la vio entrar a su casa en compañía de su pareja y aseguró que casi no se podía sostener en pie, como si estuviera drogada o intoxicada. “Lo más extraño es que cuando la hallaron, la niña tenía sangre en su boca y bastante espuma”.
Imagen de referencia. Foto:Ilustrador: Juan Felipe Uñate / El Tiempo.
Todas estas pruebas, más otras escritas y testimoniales que están por descubrirse, serán muy importantes para la sentencia final; por ahora dejaron sin piso la versión inicial del victimario. “La mamá de María Camila está recibiendo apoyo psicológico, también jurídico, por parte de la Secretaría de la Mujer. Ellos han sido muy diligentes. No nos podemos quejar”, dijo Omar.
El proceso sigue a pesar de que, en la primera audiencia, Daniel Isidro Barrera Restrepo intentó entorpecer el proceso cuando intentó quitarse la vida y un guardián tuvo que evitar el hecho. Todo esto quedó registrado en un acta.
Algo de alivio llegó para la familia cuando, por solicitud de la Fiscalía General de la Nación, un juez de control de garantías impuso medida de aseguramiento privativa de la libertad en centro carcelario a este hombre como presunto responsable de asfixiar a su compañera sentimental. Se le imputó el delito de feminicidio.
Daniel ejercía acoso y control sobre su pareja, limitaba sus actuaciones como mujer. También le restringía las amistades y el uso de redes sociales. “Asimismo, se estableció que permanentemente la afectaba en su integridad física, moral y psicológica”, dijo el fiscal José Manuel Martínez Malaver.
Claro, a este caso le faltan muchas más pruebas por dilucidar, empezando por los resultados de una prueba toxicológica que determinará si a la joven le fue suministrada una sustancia momentos previos al desenlace fatal. La familia exige una condena ejemplar, que se siente un precedente, que dejemos de ser una sociedad enferma que no solo mata a las mujeres físicamente, sino a través de palabras hirientes. “Cada comentarista de las redes que fue capaz de juzgarla la volvió a matar a ella y a su familia. Mientras se siga justificando el feminicidio, aquellas que están sufriendo en silencio, que con miedo piensan en denunciar, nunca lo van a hacer por temor a ser señaladas”.
¿Dónde denunciar en San Cristobal?
Casa de Justicia: Está en la calle 31C sur n.° 3- 67 este. Lunes a viernes de 7 a. m. a 4:30 p. m.
UPA Bello Horizonte: Está en la carrera 3.ª este n.° 31C-21 sur. Abierto las 24 horas. Teléfono: 307 8181.
Sala de denuncias: Está en la av. Primero de Mayo n.° 1-42 este. Lunes a viernes de 7 a. m. a 8 p. m.
CIOM San Cristóbal: Está en la carrera 8 n.° 15-72. Atención telefónica y presencial de lunes a viernes de 8 a. m. a 5:30 p. m. Teléfono: 359 9502.
Hospital de San Cristóbal: Está en la carrera 7.ª n.° 30D-44 sur. Abierto las 24 horas. Teléfono: 373 4273.
Hospital La Victoria: Está en la diagonal 39 sur n.° 3-20 este. Abierto las 24 horas. Teléfono: 307 8181.
UPA Los Alpes: Está en la transversal 12.ª este n°. 32G-13 sur. Abierto las 24 horas. Teléfono: 307 8181.
Centro médico San Camilo: Está en la transversal 14 este n.° 69.ª-84 sur. Abierto las 24 horas. Teléfono: 305 787 1536.
Hospital de San Cristóbal sede Serafina: Está en la carrera 7.ª n.° 30D- 44 sur. Abierto las 24 horas. Teléfono: 373 4273.
Subred integrada de servicios salud centro: Está en la calle 22 sur n.° 8.ª-58. Abierto las 24 horas. Teléfono: 304 598 2455.