Horror en El Naya: tierra atemorizada por masacres, armas, drogas, minería ilegal y desapariciones

En aquella rústica vivienda de tablas de madera polvorientas, en medio de la selvática zona del Naya, se vivió una de las masacres más escalofriantes que recordó cómo esta tierra es dominada por el terror que ha pesado sobre las espaldas de sus habitantes durante décadas, quedando en medio de fuego cruzado entre grupos armados ilegales.  

Allí, en este recóndito lugar del Pacífico, entre Cauca y Valle, familiares de las 12 víctimas - la mayoría, afrodescendientes- y de la comunidad de un caserío llamada Sagrada Familia, casi inaccesible porque solo se llega por mar, en las aguas del Pacífico, y por río, con el alma desgarrada fueron recogiendo, uno a uno los cadáveres. 

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Eran jóvenes con edades entre los 18 y los 25 años.  Cinco mujeres y siete hombres fueron asesinados con disparos en la cabeza o tiros de gracia. 

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"(...) ante la ausencia de una entidad que practicara el levantamiento de los cuerpos asesinados, personas de la comunidad de la Sagrada Familia, junto a familiares de las víctimas recogieron los cuerpos; algunos fueron a López de Micay; otros son velados en el Naya y los cuerpos de cuatro mujeres se encuentran en Puerto Merizalde (corregimiento de Buenaventura), a la espera de que alguna entidad competente haga presencia, comunitariamente se ha diligenciado las cajas mortuorias)", se lee en un comunicado de la organización no gubernamental (ONG) Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, que durante décadas viene manifestando el clamor de aquellos que no han podido ser escuchados desde zonas donde la presencia del Estado es poca y donde, por ello, su población se siente olvidada y desprotegida.

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La región del Naya está limitada por los cerros Naya y San Vicente, sobre la cordillera Occidental y la atraviesa el río Naya que por un costado colinda con el sur del área rural de Buenaventura, en el Valle del Cauca, y por el otro costado tiene al municipio caucano López de Micay.

"Se solicita al señor presidente de la República, (Gustavo Petro), muy respetuosamente una reunión con delegados de las comunidades negras del río Naya para abordar la problemática y soluciones a la situación dramática que viven", se lee en un comunicado de la ONG.

"Se invitará a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a una visita in locu para que conozca de primera voz la situación de las comunidades negras del río Naya", anotan en la entidad.

"Se requiere con urgencia una misión de verificación institucional concertada con la junta directiva del consejo comunitario del río Naya para que aborde de manera diferencial la problemática de las comunidades y responda a las mismas", es parte del mismo clamor. 

"Finalmente, de no asumir los compromisos en el marco de la medida cautelar de la Comisión interamericana de derechos humanos, con prontitud y responsabilidad por parte del gobierno nacional, para las 74 comunidades negras del río Naya no queda otra opción que el desplazamiento masivo", se indicó en la Comisión Intereclesial.

"Parece que las señoras (en la masacre conocida el 9 de septiembre de este 2024), las habían llevado desde Buenaventura. Estaban departiendo allí en lo que habría sido una fiesta", dijo la mandataria. 

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Sobre una carretera en área del Naya, 14 kilómetros desde zona rural de Jamundí, pasa por el Naya, al Cauca: "La carretera está allí y una de las cosas que he venido insistiendo al Gobierno Nacional es que hay que interrumpir esa carretera (...) Ahí está la salida de la coca, la entrada de la minería ilegal, las armas, además de la maquinaria que va hasta el Naya para poder sacar la minería ilegal. Es un entramado entre minería y coca. Es una vía ilegal, es uno de los reclamos al Gobierno para que la minería no se esté generando como se está generando". 

El analista político Diego Arias explicó sobre lo que sucede en el Naya: "Hace ya varios años, quizás desde 2021, no se daba en Colombia una masacre como la ocurrida recientemente en el sector del Naya. Todos los días hay reportes trágicos de asesinatos de líderes sociales, defensores de derechos humanos y firmantes del Acuerdo de Paz, así como de masacres, pero ninguna con tal alto número de víctimas".

"Uno de los asuntos a esclarecer es si se trata de personas civiles, ajenas a la confrontación directa entre actores armados o si de alguna manera estaban vinculados a dinámicas ilegales. No obstante, esa circunstancia tampoco justifica haber sido asesinadas. Toda pérdida violenta de vidas humanas debe ser condenada, dolernos a todos, y a futuro, ser evitada", dijo el analista.

"Lo sucedido da cuenta de una característica del conflicto y la violencia hoy en Colombia: una inquietante incapacidad del estado para tomar el control del territorio y una degradación del conflicto por disputas, ya no tanto de los grupos ilegales contra el estado sino entre ellos mismos", agregó el investigador.

"Negociar o llegar acuerdos con estos grupos para que dejen la violencia es una opción, pero de una u otra forma, incluyendo el uso legítimo de la fuerza, el Estado debe poder imponerse y garantizar el control de estos territorios para preservar la vida y los derechos de sus habitantes", expresó.

Entre tanto, familiares de una de las víctimas de la masacre de 12 personas, identificada como Yaisuri Moreno Vivas, claman por el traslado del cuerpo hasta Buenaventura. Es un clamor que proviene del barrio La Libertad, en la ciudad puerto del Pacífico. Esta víctima, de 22 años, era madre de un niño de 6 años. 

El Naya, con más de 170.000 hectáreas que separan a los departamentos del Valle y del Cauca, ha sido una zona bañada en sangre y no solo de ahora, también desde hace más de 20 años, cuando se hicieron evidentes disputas territoriales de comunidades afrodescendientes que vienen reclamando, desde hace más de un siglo, esas tierras que ocuparon sus ancestros cuando arrastraban los grilletes de la esclavitud.

Fueron disputas por títulos colectivos para sus más de 20.000 habitantes, las cuales antecedieron una de las masacres más repudiadas por el horror y la sevicia de aquellos paramilitares, bajo la cabeza de José Everth Veloza, alias ‘HH’, que en aquel abril del 2001 asesinaron a un centenar de campesinos en la zona del alto Naya. 

Allí, camuflados entre la selva y el río Naya en la actualidad, no solo hay paramilitares y bacrim, también bajo las órdenes de ‘Los pelusos’ del Epl y el Eln. En la región, han hecho presencia disidentes de los extintos 'Sexto frente' de las Farc y del '30 frente' que antes de los acuerdos de La Habana era una de las columnas guerrilleras con más presencia en esta zona. Pero, los disidentes, ahora de la columna 'Jaime Martínez' se han hecho cada vez más fuertes en esta zona, donde las comunidades afros vienen denunciando incursiones de hombres armados en el Naya que han dejado, cada una dejando más de decena de muertos. Inclusive, algunos de los cadáveres por estas confrontaciones han terminado en municipios del norte del Cauca, como Santander de Quilichao.

No obstante, Fuerzas Militares informaron que los operativos se han incrementado en el Naya, en la zona alta, media y baja, de la mano de la Fuerza Aérea para capturar a cabecillas y desarticular grupos armados y organizaciones criminales que en el norte del Cauca y por la zona del mismo Naya también se han dedicado a la extorsión a comerciantes, transportadores y empresarios. En un año se han registrado más de seis secuestros y desapariciones de líderes sociales, algunos d los cuales, han terminado en asesinatos. 

Sin embargo, hay miedo entre las comunidades afros por combates entre el Ejército y el frente 'Jaime Martínez, de las disidencias de las Farc. En julio de este 2024, embarcaciones de soldados, conocidas como pirañas, se ubicaron en puntos de la comunidad de Agua Mansa del río Naya. 

"Es de conocimiento público que en este territorio hace presencia la columna 'Jaime Martínez' del 'Estado Mayor Central', de las Farc, razón por la cual se ha expuesto de manera insistente la preocupación por las acciones militares que se desarrollan en el territorio por orden del Gobierno Nacional, sin acatar las medidas cautelares proferidas por la CIDH en el año 2002", informaron en la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, a través de un comunicado público.

"En este contexto, la comunidad negra de Agua Mansa se encuentra en alto riesgo ante la presión de la columna Jaime Martínez", indicaron en la ONG. Es que los disidentes estarían presionando para que infantes de la Armada Nacional se retiren de zonas, como Agua Mansa.

"Alertamos al Gobierno Nacional por la agudización de la crisis humanitaria y social en la cuenca del rio Naya ante esta flagrante violación al Derecho Internacional Humanitario (DIH), hemos denunciado en días anteriores los desplazamientos internos de cerca de 130 familias y el desplazamiento hacia Buenaventura de más de 60 familias. Hoy, reiteramos la denuncia pública de esta grave crisis que se acrecienta ante lo que se avizora como el mayor desplazamiento forzado, como impacto directo del conflicto armado en el territorio del río Naya", dice una misiva de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz. 

Pero no es la única entidad que ha elevado el clamor por la crisis en el Naya. La fundación Paz y Reconciliación  también se ha pronunciado en los últimos años por las disputas por el territorio por parte de grupos armados. 

Han habido ajustes entre los mismos disidentes, grupos que proponen a la fuerza unirse a otros o de lo contrario terminan asesinados, mientras el 'clan del Golfo' también presiona para recorrer el río Naya, transportando armas y drogas hacia el Pacífico.

En ese listado de nombres de quienes nunca volvieron está el líder Íber Angulo Zamora, cuando en 2018, una misión humanitaria lo rescataba de la zona del Naya, pues cuatro días antes, hombres armados de los disidentes de las Farc fueron a buscarlo en su vivienda en la vereda San Juan Santo, bajo órdenes del entonces alias ‘Chumbi’. 

El secuestro de Angulo fue en el río Naya, el sábado 5 de mayo de ese año, cuando la lancha con bandera de la Defensoría fue interceptada por desconocidos con armas de largo alcance que se llevaron al líder. Esta misión se organizó por la situación que hoy se vive en el Naya, y que líderes sociales y la Comisión Interclesial de Justicia y Paz denunciaron hace dos semanas.

La Comisión Interclesial había declarado en ese momento: “Desde el pasado 17 de abril hay una grave crisis de derechos humanos y humanitaria, debido a la desaparición de tres integrantes del consejo comunitario por integrantes de un grupo criminal que está operando en el territorio colectivo”. Este llamado también fue lanzado por las 74 comunidades afro del Naya, pues en ese entonces, desaparecieron los campesinos Obdulio Angulo Zamora, de 28 años; Hermes Angulo Zamora, de 33; y Simeón Olave Angulo, de 32, todos familiares de Íber Angulo.

La Comisión anotó que en todos estos seis años se han registrado desplazamientos de la comunidad San Juan Santo, la misma vereda del líder Angulo Zamora.

“Los afronayeros se desplazaron hacia comunidades cercanas, por temor a una nueva incursión de esta estructura armada que es la presunta responsable de la desaparición de los tres integrantes de la comunidad. Un día antes, el martes 2 de mayo, hacia las 4:00 p. m., en la comunidad de San Juan Santo, incursionaron alrededor de 15 hombres fuertemente armados al mando de ‘Chumbi’, quienes llegaron embarcados de la parte baja del río Naya.

Según la Policía, ‘Los pelusos’ también han querido tomar parte del control de este territorio que, a su vez, es codiciado por su cuenca rica en oro. Es una fuente atractiva para los mismos grupos armados que impulsan el tráfico de estupefacientes por el Naya y por otros ríos de esta zona del norte caucano pasando por Puerto Merizalde hasta llegar a Buenaventura.

Pero uno de los hechos dentro de la historia de disputas que se visibilizaron hace unos 20 años se remonta a finales de 1999, cuando el líder Isabelino Valencia era el representante legal del consejo comunitario del río Naya y solicitó la titulación para su gente para impulsar proyectos productivos de los 20.000 habitantes, generando pugnas que antes eran inadvertidas. Es por eso que algunos líderes y moradores del Naya, que tienen miedo a las organizaciones criminales que han llegado a esta zona que aseguraron la masacre del Naya del 2001 tendría relación con esos litigios por tierras.

La Fiscalía también ha venido indagando sobre estos hechos de horror en el Naya, donde los alzados en armas transitan en lanchas, por ser 'las autopistas' de una región, cuya población asegura que está abandonada por el Estado.

La zona del Naya y del norte del Cauca también tienen la sangre de quienes fueron asesinados y torturados por 40 hombres del Bloque Calima de las autodefensas, en un recorrido macabro que duró entre el 19 y el 25 de noviembre de 2000.

En estas disputas y sangrientas incursiones, los indígenas también han sido blanco en el Naya, sobre todo, en el medio y la zona baja.

Así mismo, ese río Naya fue el paso obligado de los secuestrados del kilómetro 18, en la vía a Buenaventura, en el Valle del Cauca, después de su secuestro el 17 de septiembre del mismo 2000 para llegar al norte del Cauca. Un año antes, el Eln también cometió el secuestro masivo en la iglesia La María, en el sur de Cali, el de 180 feligreses, quienes fueron llevados a la zona montañosa en el sur del Valle del Cauca y que colinda con el Naya y el Cauca.

CAROLINA BOHÓRQUEZ

Corresponsal de EL TIEMPO

Cali