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Regreso a Macondo: hermana de 'Gabo' recorrió los lugares que inspiraron al Nobel
Aida García estuvo en las calles y los emblemáticos lugares que forjaron la infancia del escritor.
La historia de García Márquez, lejos de apagarse, cobra vida nuevamente en los pasillos de Aracataca. Foto: Cortesía José Manuel Polo
El municipio de Aracataca, Magdalena, la cuna del realismo mágico, se vistió de gala para recibir a una ilustre visitante: Aída García Márquez, la hermana menor del Nobel Gabriel García Márquez.
La mujer, de 93 años, regresó después de muchos años a la tierra que la vio nacer, reviviendo los recuerdos de su infancia y adolescencia.
Estuvo acompañada de familiares, biógrafos y amigos. Foto:Cortesía José Manuel Polo
Acompañada de familiares, biógrafos y amigos, Aída, en silla de ruedas, recorrió las calles y emblemáticos lugares que forjaron el legado del Nobel de Literatura.
La razón de su visita fue integrarse a la grabación de un documental internacional en vísperas del natalicio de su hermano "Gabito" como le llamaba cariñosamente.
Importantes personalidades de la literatura, como Dasso Záldivar, biógrafo del maestro Gabo, el científico colombiano Francisco Lopera, el periodista cartagenero Gustavo Tatis, y su amigo cercano Guillermo Angulo, la acompañaron en esta travesía.
Lluvia de emociones al recorrer cada rincón de Aracataca
Visiblemente emocionada, Aída expresó su agradecimiento por el cálido recibimiento de los habitantes de Aracataca. Rodeada de una multitud curiosa, al principio pasó desapercibida, dejando intrigados a todos por la alegría y emoción que emanaban de ella mientras exploraba cada rincón del municipio. Su presencia, un misterio, creó una expectación palpable en el aire.
Aída lideró un paseo por los recovecos del pasado, marcados por los matices de Macondo.
"Volver aquí es regresar a un pedacito de mi infancia que se convirtió en literatura. Cada rincón cuenta una historia que inspiró a Gabo, y hoy, en mi regreso, siento que esas páginas amarillas cobran vida nuevamente", compartió Aída con emoción.
No pasó mucho tiempo para que todos en Aracataca la identificaran y rodearan de cariño y agradecimiento por el impulso turístico que le ha permitido lograr al pueblo el legado de Gabo.
Visita al lugar de trabajo de su padre
Uno de los momentos más emotivos fue cuando llegó al lugar donde trabajaba su padre. Foto:Cortesía José Manuel Polo
El recorrido continuó hacia la Casa del Telegrafista de Macondo, donde se entretejieron los destinos de los padres de García Márquez. Aída, al adentrarse en la sala de esta morada convertida en museo, se sumergió en la nostalgia. Sus ojos reflejaban un torrente de recuerdos y la conexión con aquellos años que dieron vida a los personajes inolvidables de su hermano.
Aracataca, un macondo real, se transformó en un escenario donde la realidad y la fantasía danzaban juntas. La visita de Aída, más que un acontecimiento, se volvió un capítulo íntimo, un regreso a los días donde la magia literaria y la cotidianidad se entrelazaban.
Los días siguientes destilaron más momentos de intimidad. Conversatorios, serenatas y la presencia de notables personalidades se sumaron a esta crónica viva.
La historia de García Márquez, lejos de apagarse, cobraba vida nuevamente en los pasillos de Aracataca.
Un acontecimiento que marcó la visita de la hermana de Gabo, fue al llegar a la casa donde nació y creció. En ese momento se mostró mucho más impresionada al ver cómo hoy guarda tantos recuerdos representados en fotografías, libros y objetos usados por Gabriel García Márquez.
“Si Gabo estuviera vivo no cabería de la dicha y felicidad al ver convertida nuestra casa y lugar de trabajo de nuestro padre en museos que posicionan a Aracataca en un destino mundial para visitar”, manifestó la mujer.
La jornada culminó con Aída agradeciendo el cálido recibimiento. "¿Qué hemos hecho nosotros para merecernos todo este cariño?", exclamó con sus ojos resplandeciendo con lágrimas de gratitud.
Los aracateños, con el corazón rebosante de afecto, le regalaron una ovación que resonó en cada rincón de la pequeña localidad.
Entre risas y suspiros, Aída compartió anécdotas familiares, dejando que cada palabra tejiera un puente entre el pasado y el presente. "Macondo es más que un lugar, es un estado del alma que se hereda y se lleva en el corazón", afirmó, sellando así su testimonio en las páginas de esta crónica.
La visita de Aída García Márquez a Macondo más que un encuentro con el pasado, fue un viaje a través de las páginas amarillas de la historia, donde cada calle empedrada contaba una anécdota, y cada rincón revelaba secretos de la literatura que marcó un hito en la cultura colombiana y más allá.
La presencia de Aída enriqueció el patrimonio cultural de Aracataca, convirtiendo este reencuentro en un capítulo eterno de la travesía macondiana.