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El hombre que sobrevivió a la peor tragedia en el cráter de un volcán colombiano
Hace 30 años, el geólogo Stanley Williams vio morir a nueve científicos en el cráter del Galeras.
El geólogo estadounidense Stanley Williams soportó la violenta erupción del Galeras en 1993. Foto: Archivo EL TIEMPO
Era jueves y el Galeras parecía tranquilo. Motivado por el reporte de normalidad sismográfica del centro de vulcanología de Pasto, el geólogo Stanley Williams condujo a otros 12 científicos hasta la cima, para estudiar gases, piedras y otros materiales.
(Esta historia fue publicada originalmente el 23 de agosto de 2004 en EL TIEMPO)
El estadounidense conocía bien el terreno, pues había estado allí varias veces desde que la Gobernación lo invitó como vulcanólogo, cinco años atrás, ante sospechas de que el gigante quería salir de su letargo.
Dr. Stanley Williams, vulcanólogo de la Universidad Estatal de Arizona. En la foto estaba en la reserva natural de South Mountain. Foto:Kim Kulish / Corbis via Getty Images / Archivo CEET
Hacia las 9:30 a.m. del 14 de enero de 1993, los expertos descendieron por el cráter principal en busca de fumarolas. Varios hacían parte del programa para mejorar la vigilancia de los volcanes activos, creado por la ONU tras la avalancha que arrasó Armero.
A la 1:43 p.m., cuando les faltaban 50 metros para regresar a la superficie, un estruendo como el de la turbina de un jet subió por el edificio volcánico, estremeciéndolo y disparando una ráfaga de rocas incandescentes de hasta medio metro de diámetro.
Nueve personas murieron por la erupción, que se prolongó cinco minutos. Stanley Williams apenas sobrevivió a severas quemaduras, una pierna destruida y una lesión craneal que le hizo perder un trozo de cerebro tan grande como la pepa de un durazno. Como alguna vez se lo dijo su ex esposa, parte de él murió en el Galeras.
"Sobrevivir trajo cosas muy tristes —afirma Williams—. Lynda y yo nos divorciamos por ese evento, que causó cambios en mí que solo ella podría describir: depresión, ira, confusión... Sobrevivir es apenas el comienzo de una nueva vida con muchos problemas".
Sobrevivir es apenas el comienzo de una nueva vida con muchos problemas
Aunque ite que sus pensamientos y recuerdos no son tan claros como antes del accidente, el vulcanólogo no olvida el día de su tragedia ni los nombres de quienes lo acompañaban. Incluso se asoció con el periodista Fen Montaigne (National Geographic Magazine) para escribir Surviving Galeras (Sobreviviendo al Galeras), libro publicado hace tres años, en el que revive su historia.
Williams asegura que no le molesta que a la gente le generen tanta curiosidad los sobrevivientes de eventos extraordinarios, como catástrofes naturales y siniestros aéreos. En su caso, dice, el morbo podría hacer que muchas personas no interesadas en la vulcanología se acerquen a su obra.
Stanley Williams (de pie, segundo de izquierda a derecha) soportó la violenta erupción del Galeras en 1993. Foto:Archivo EL TIEMPO
Sin embargo, lo aflige que las personas que se salvan de accidentes menos espectaculares, como caerse de una cicla o estrellarse en un carro, no reciban la misma atención. "Sus vidas se han lastimado tanto como la mía -explica-, pero yo me he vuelto famoso solamente porque mis lesiones ocurrieron en un escenario inusual".
Al final, la pasión por los volcanes pudo más que el miedo, pues visitó el Popocatépetl (México) pocos meses después de su accidente en el Galeras, al que regresó en agosto de 1994 y a cuyo cráter ha entrado más de una vez después de ese jueves que le cambió la vida.
"No creo que les tema a los volcanes más que antes, pero ahora soy consciente de cuán mortales pueden ser las pequeñas erupciones", dice este hombre que ha visitado cerca de 125 de estas montañas en 25 países.
Volcán Galeras. Emisión de vapor de agua y otros gases volcánicos. Foto:SGC
Stanley Williams vive y enseña en Arizona (Estados Unidos), donde los estudiosos lo valoran por susbiografías vulcanológicas y donde los curiosos compran su libro para saber qué se siente ser atropellado por una de las fuerzas más poderosas de la naturaleza.
Quizá el menos sorprendido con toda esta aventura sea él, quien antepone su racionalidad científica a la tentación mística que encierran eventos como el de hace 11 años: "Mucha gente cree que sobreviví por una razón especial. No es verdad, fue solo cuestión de suerte".