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Los dibujitos pornográficos de Luis Caballero

Una exposición en la Galería el Museo reúne los dibujos más explícitos de Luis Caballero.

Exposición de Luis Caballero en la Galería El Museo

Exposición de Luis Caballero en la Galería El Museo Foto: Galería El Museo

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Este es un artículo para mayores de 18 años; para liberales extremos y para los que hacen caso omiso de segunda parte de la célebre frase del papa Francisco cuando dijo: “Ser homosexual no es un delito, es una condición humana. Sí, pero es pecado”. Porque la exposición de Luis Caballero en la Galería El Museo es, en términos papales, no solo un pecado, sino un pecado mortal; el centenar de obras de la muestra está encerrada en un cuarto oscuro. Hay que atravesar una pesada cortina de terciopelo, como la de los cines porno de los años 80, para poder verla y escandalizarse.
El fotógrafo estadounidense Robert Mapplethorpe probablemente tenga el récord absoluto de filas para ver una obra de arte pornográfica gay. La retrospectiva que presentaron varios museos, en especial el apartado de su Carpeta X –en la que hay todo un catálogo de sadomasoquismo, látigos, chaquetas de cuero y puños clavados en el recto– provocó tanto escozor, que el senador ultraconservador Jesse Helms promovió una ley para censurarla. Y perdió: en los Estados Unidos la libertad de expresión no se toma a la ligera; el intento de censura logró que el nombre de Mapplethorpe –que para ese entonces era otro mártir del sida– se convirtiera en un referente de cultura pop. Su retrospectiva creó tanta histeria colectiva como las grandes exposiciones de Andy Warhol. Y, por supuesto, los museos aprovecharon el momento: no les importó la amenaza latente de que sus directores terminaran en la cárcel al ser acusados de pedófilos, degenerados o… pecadores.
Exposición de Luis Caballero en la Galería El Museo

Exposición de Luis Caballero en la Galería El Museo Foto:Galería El Museo

La obra de Mapplethorpe se convirtió en un referente del siglo XX. Sus fotografías superan la barrera de los 100.000 dólares en las subastas y son piezas fundamentales para la colección de cualquier museo de arte contemporáneo, ¿se convirtieron en un hito por la censura y el escándalo político? El crítico de arte Robert Hughes –que nunca fue particularmente fan de Mapplethorpe– escribió que la fotografía enfurecía a los conservadores y que, sin duda, si Mapplethorpe “en lugar de meterse un látigo en el c… y simular ser el diablo delante de su Hasselblad, hubiera hecho lo mismo en una cadena de televisión, el escándalo habría sido todavía mayor. Pero si la imagen hubiera estado pintada, ¿a quién le habría importado?”. Y aquí llegamos nuevamente a Luis Caballero.
***
Caballero, uno de los artistas más destacados de Colombia en el siglo XX, logró encumbrarse entre galeristas, museos y coleccionistas con sus inmensas figuras sepia de hombres desnudos en los que insinuaba algo, pero nunca presentó nada demasiado explícito. Y, personalmente, creo parte de su éxito era esa ambigüedad: ver un Caballero es ver arte clásico, ¿alguien piensa en pornografía con el David de Miguel Ángel?, ¿o en pedofilia y otros horrores con los angelitos de Rafael? Hay varias obras suyas en las que –inspirado en las fotos del diario amarillista por excelencia, El Espacio– retrata la violencia con los mismos desnudos sepia y manchas de sangre, pero –una vez más– no tienen la truculencia aterradora de una foto de El Espacio. Y el erotismo puro y duro; o directamente, la pornografía, para hablar en términos de Helms, o el mundo del pecado gay, en términos papales, nunca hizo su aparición en una sala de exposiciones cuando estaba vivo.
Tras su muerte, su hermana, Beatriz Caballero, en compañía de su compañero y secretario durante sus últimos años, Juan Camilo Sierra, encontraron sus dibujos porno en su estudio de París. “Sus ‘dibujitos porno’ estaban ocultos como el gabinete privado de láminas eróticas que tenían los reyes”, dice Beatriz. En su libro, Luis, hermano mío, narra el origen de los dibujos y cuenta que eran para él y solo para él, ¿por qué?, ¿tenía miedo de ser satanizado? Beatriz no responde, “¿cómo voy a saber lo que pensaba él?”, dice. Y realmente, ¿qué importa?
¿Alguien piensa en pornografía con el David de Miguel Ángel?, ¿o en pedofilia y otros horrores con los angelitos de Rafael?
No es la primera vez que se exponen los ‘dibujitos porno’; estuvieron en Madrid en la Galería Fernando Pradilla y Villegas Editores publicó un libro que hoy se encuentra agotado. Y –honestamente– no es fácil que se agote un libro de arte de más de 200.000 pesos. Porque hay un atractivo natural en la palabra porno. Pero hay mucho más. Y la exposición merece tantas filas como la obra de Mapplethorpe. Y no precisamente para buscar el significado del fisting o fist-fucking.
Exposición de Luis Caballero en la Galería El Museo

Exposición de Luis Caballero en la Galería El Museo Foto:Galería El Museo

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¿Qué hay en la sala una vez se traspasa la cortina? Nada del otro mundo: hombres que hacen el amor, solo que verlo en dibujo, de la mano de Caballero, es una poderosa experiencia estética. Ahora… ¿en un mundo políticamente correcto son imágenes que pueden circular con total libertad en las redes sociales? ¿Subir a Instagram o a Face-book estas imágenes de felaciones y de sodomitas –para usar otra expresión bíblica tan contundente como el pecado– no significaría una cancelación inmediata de la cuenta? Hughes se preguntaba qué pasaría si las fotos de Mapplethorpe fueran pinturas; la respuesta parece obvia: lo mismo.
FERNANDO GÓMEZ ECHEVERRI
EDITOR DE CULTURA
@LaFeriaDelArte

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