El dramaturgo argentino Rubén Di Pietro, tras haber vivido unos 36 años en Colombia, se convirtió en el maestro de los grandes actores y uno de los grandes referentes de las artes escénicas de nuestro país.
Casa E Borrero confirmó su muerte en la noche de este martes 14 de noviembre.
“Hoy nos despedimos con amor y gratitud del maestro Rubén Di Pietro, agradecidos de haber compartido con él y por sus enseñanzas”, señalaron en el comunicado compartido en redes sociales.
“Que su legado siga inspirando a las generaciones venideras. Descansa en paz, maestro”, agregaron.
Pasados sus 74 años, Di Pietro tuvo una carrera de 60 años, de los cuales 40 los pasó en Colombia. Además, gestó a grandes figuras de la actuación en su casa actoral en el Teatro de Cámara Rubén Di Pietro, tales como Robinson Díaz, Alejandra Borrero, Andrés Sandoval, Ramiro Meneses, Fernando Arévalo, Mario Jurado, Tao Sierra, Claudio Cataño, Aldemar Correa, entre otros.
Di Pietro dejó su huella en la formación de actores y en el desarrollo de la dramaturgia en Argentina, Polonia, Suecia, París, Barcelona, Madrid y Colombia gracias a su método “El actor y el texto como partitura musical”, que tiene como base el texto para la construcción de personajes.
Di Pietro llegó a Colombia en el año 1984 para enseñar teatro a niños de la escuela Cerros del Sur, ubicada en el barrio Potosí de Ciudad Bolívar.
En una entrevista con KienyKe.com, unos meses antes de su muerte, Di Pietro contó que estudió física y química porque le gustaban las matemáticas, pero cuando no le quedaba mucho para graduarse como físico, se retiró de los estudios para vincularse al arte. Dejó su natal Tucumán y viajó a Buenos Aires. “Eran unos años en los que: haz el amor, no hagas guerra… hicimos el amor; fue divertido”, expresó Rubén Di Pietro al medio mencionado.
También, fue dueño de la academia en la que se formó la actriz Catalina Sandino, la única colombiana en ser nominada a un Premio Óscar como ‘Mejor Actriz Principal’, por su papel en la película ‘María, llena eres de gracia’, en 2005 y ganadora del Oso de Plata a mejor actriz en el Festival de Cine de Berlín.
“Cuatro cosas se necesitan para este oficio: gran inteligencia para ver la vida como es, sin prejuicios morales; exquisita sensibilidad; férrea disciplina y autoaceptación de la identidad física, psíquica, social y sexual. Uno debe amarse a sí mismo para ser actor”, sentenció en la charla con KienyKe.com.
“Lo que enamora de este país es la gente; y como dijo Vladdo el caricaturista: “Lo mejor de este país es la gente y lo peor de este país es la gente”. Acá hay un calor humano que no lo hay en otra parte del mundo. Colombia tiene cosas que son muy difíciles de entender, como la multiculturalidad, aquí no hay una nación, acá hay un mosaico de regiones y eso es muy valioso. Poco a poco fui conociendo y fui haciendo mis raíces”, dijo Di Pietro a KienyKe.com, al referirse de porque decidió llegar a Colombia.
“Actuar es pensar, respirar, ser, no hacer, es desnudar el alma, dejando que la emoción salga de las entrañas y se clave como una flecha en el corazón del espectador. Es un arte delicado, espiritual”, afirmó Di Pietro en una entrevista al Nuevo Siglo.
Hasta sus últimos días se dedicó a la actuación. Vivía en el municipio de La Calera, donde seguía dedicado a la docencia y contaba con su propia academia, en una nueva sede del Teatro de Cámara. También, hacía talleres, cursos y era coach para preparación de personajes.
ELIM J ALONSO
REDACCIÓN ÚLTIMAS NOTICIAS
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