En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Las bellezas íntimas / Columna 'El otro lado', de Ómar Rincón
Una mirada crítica al programa de RCN 'Hablando claro', con Flavia Dos Santos.
Ómar Rincón, Crítico de televisión. Foto: César Sánchez Carreño
Llegó Hablando claro a RCN con Flavia Dos Santos, la vedette que habla sin filtro de sexo y que con su desparpajo y tono de español abrasileñado se ha hecho un lugar en nuestros pacatos medios y en esta sociedad morronga.
A ese formato se le llama “top show”, algo así como toples (mostrarse desnudo). Eso es esta creación: ir a la televisión y mostrar la intimidad desnuda en público. La gente cuenta sus miserias íntimas y hace espectáculo público para el goce de los moralistas televidentes.
Famosos son Laura en América y "que pase el miserable" y Caso cerrado y su justicia de lágrimas.
Flavia asegura que “las historias serán 100 por ciento reales”, “van porque lo quieren”. Y no lo creemos. Tampoco importa: todo es espectáculo y ficción en la TV. Tan real como la gente del común, los actores y las celebridades.
Todo bien, los televidentes sabemos ir a la tele y mostrar pesares como lo demuestran los concursos de música, ya todos sabemos ir a mentir y lagrimiar en pantalla para ganar fama, billete y creer ser alguien en este mundo yopitalista.
RCN insiste que es “una idea original”. Jajajjaja. No se esfuercen. Está bien que sea copiado y ya, así es toda la industria. Lo original es esta brasileña que juega a la simpática extrovertida y la eufórica del sexo. Y como ella es de afuera, se le acepta y, tal vez, encanta.
Hablando Claro, programa de Flavia Dos Santos, en RCN Foto:RCN Televisión
No importa si es original, pago o ficción. Todo es fake en estos tiempos de Fakebook. Allí habitamos la telenovela íntima del escarnio público y el chisme colectivo. Y el ‘guasá’ documenta el trauma colectivo sentimental que nos invade. Por eso, un programa de pornomiseria del yo no es nada raro.
Ayuda, también, que estamos mal de la cabeza y si uno va al sicólogo dirán que anda loco, mejor ir a la televisión a “curarse” en público.
El rating parece que está bien, el escándalo mejor, la queja de los televidentes no se hace esperar: ¡Qué miseria! ¡Qué morbo! ¡El colmo que se utilice las perversiones sociales para ganar sintonía!
En Colombia nunca han pegado estos programas hechos “a la nuestra”. Y esto tal vez porque somos pudorosos: ningún escándalo dura, todo pasa y se olvida. Lo privado se lava en casa a pesar de lo morbosos que somos. Practicamos eso de “la ropa sucia se lava en casa” y del “tapen, tapen”. Tanto que ni el escándalo el de Day y Nico libreteado cada Semana pega.
Hablando claro está bien. Queremos algo más que los pésimos espectáculos decadentes y cínicos de Petro, Uribe, Benedetti, el fiscal Barbosa y demás ineptos que buscan el espectáculo inútil. Estamos aburridos de estos políticos de porquería. Tampoco aguantamos más cámaras de la Policía Nacional demostrando su ineptitud ante los ladrones.
Mejor, mucho mejor la miseria que nos habita: tíos violadores, machos acosadores, hermanos que acosan, jefes que maltratan, madres desalmadas y demás bellezas íntimas de ser colombiches.