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Jägermeister, un licor complejo que se sirve frío
El año entrante, este licor alemán aclamado en el mundo, cumplirá 90 años de existencia.
Para disfrutar mejor el Jägermeister es necesario servirlo helado. Foto: Cortesía Jägermeister
Una destilería que primero fue de vino y después de vinagres, fundada en 1878, fue la cuna del hoy licor de culto alemán Jägermeister. La había fundado Wilhem Mast, y quizás habría seguido con el vinagre si su hijo Curt no hubiera elaborado una receta compleja, a base de 56 ingredientes tan distantes y, a veces, exóticos que parecía irrepetible.
Curt Mast creó la receta en 1934, hace 89 años. Integraba canela de Sri Lanka, raíces de jengibre, cáscaras de naranja amargas de Austria, sándalo rojo de la India. Y lo propuso para fines curativos. Prometía ser útil para afectaciones como la tos y los problemas digestivos, según una reseña sobre esta marca publicada en el Centro Alemán de Información para Latinoamérica. Se sabe que fue usado como anestésico, por el ejército alemán, en la Segunda Guerra Mundial.
Ahora el mundo lo conoce como uno de esos licores que pueden jugar como aperitivo o como digestivo al final de una generosa comida. La coctelería también ha aplicado su curiosa mezcla de sabores.
El Jägermeister mule es una receta sugerida de la marca para disfrutar de este licor de hierbas. Foto:Cortesía Jägermeister
Pero si se ha hecho énfasis en un uso en años recientes, ha sido el de helarlo, no refrigerarlo sino meterlo en el congelador –ni el Jägermeister se congela ni su botella se daña, prometen– y después beberlo frío en shot.
El nombre de esta bebida espirituosa, de tonos amargos, significa ‘maestro de caza’. Jägermeister fue una palabra que se introdujo en Alemania cuando se promulgó la ley de caza, en el mismo año de creación de la receta, resalta el mismo artículo. “Aún se les dice así a los guardias forestales y guardabosques”, y se sabe que entre las aficiones de Curt Mast estaba justamente salir de cacería.
Fue de las primeras marcas en patrocinar autos de carreras; en 1972 y, a la par, fue de las pioneras en poner su nombre en la camiseta de un equipo de fútbol, el Eintracht Braunschweig, algo que después se volvió costumbre, no solo por parte de licoreras sino de todo tipo de industrias.
Y después, su inconfundible imagen, con un logo que presenta un ciervo con una cruz en la frente, asociada por muchos con san Huberto, el santo patrono de la caza, ha patrocinado también artistas musicales de talla mundial y, en tiempos recientes, con la vida nocturna.
Fabricado en Wolfenbüttel, Baja Sajonia, se convirtió en el producto estrella de una empresa que también vende el licor de frutas Schlehenfeuer.