En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cómo está el clima en Bogotá?
¿Cómo se llama el hijo de Petro?
¿El pico y placa en Bogotá como quedaría para el 2024?

Noticia

El legado de Sonia Cárdenas: una vida dedicada a las letras

Su nombre y labor resuenan en espacios académicos y despachos después de décadas.

Sonia Cárdenas ha estado cerca de algunos de los más influyentes políticos y académicos del país. F

Sonia Cárdenas ha estado cerca de algunos de los más influyentes políticos y académicos del país. F Foto: Fundación Alejandro Ángel Escobar

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
En la biografía que escribió Patricia Pinzón de Lewin sobre Esmeralda Arboleda se lee en la introducción: “Felizmente se unió al proyecto Sonia Cárdenas, persona muy cercana a Esmeralda, su gran amiga y apoyo, como expresó la propia Esmeralda en 1978. Colaboró con la Dirección Liberal, con jefes del partido, ministros y personajes. Con Sonia realizamos entrevistas; ella se encargó de la organización del archivo, de la revisión de los escritos y cuidó su edición. De su memoria privilegiada conocí anécdotas de situaciones y personajes de historia, identificó detalles y personas en el material fotográfico…”.
En el libro de los 50 años de la Fundación Alejandro Ángel Escobar, en el prólogo escrito por Clemente Forero-Pineda, exdirector de Colciencias, se lee: “El seminario y el proceso de escritura contaron con la asistencia editorial de Sonia Cárdenas Salazar. Difícilmente tienen unos investigadores o historiadores de la ciencia y un editor el privilegio de contar con una memoria viva tan lúcida y generosa como la de Sonia, quien acompañó este proyecto hasta su culminación. Revisó nuestros textos, ajustó las cronologías, encontró el documento preciso y validó con hechos adicionales nuestras hipótesis e interpretaciones…”.
En la novela La Oculta, del escritor Héctor Abad Faciolince, él le da las gracias por haber sido ayuda con su juiciosa lectura y corrección.
Y así podría seguir la lista de agradecimientos hacia una mujer que ha dedicado buena parte de su vida a la edición y corrección de textos de amigos, amigas, relacionados o por encargo, que cobraba para aumentar sus entradas de secretaria, de personas e instituciones, ya que era madre cabeza de familia con dos hijos y el salario no alcanzaba por más que lo hiciera rendir con sus costumbres austeras y en casos exagerados, como usar el transporte público así fuera tarde en la noche, como cuenta Florence Thomas.
Ahora ya retirada, en una silla de ruedas y sin tener movimiento en las manos, sigue con su mente clara y su voz nítida dialogando con quienes la llaman a pedir consejos, a aclarar una fecha o a indagar sobre un protagonista de un hecho medular de la historia nacional. “Conoce a todo el mundo”, dicen de ella.

Riosuceña por siempre

Nació en Riosucio, Caldas. Su padre, pereirano de origen, buscando nuevos horizontes se afincó muy joven en este municipio y ahí conoció a quien sería su esposa.
Pueblo de “indígenas y de carnaval”, cuenta Sonia con mucho orgullo. Pues los emberá chami pueblan La Montaña, mientras que los negros y blancos de San Sebastián se ubican en Quiebralomo. Esta unión los hace multi-étnicos, no solo en su piel, sino en su manera de ser.
Su padre y abuelo abrieron un teatro en el pueblo donde exhibían las mejores películas que podían conseguir en los años cuarenta. Se llamaba Salón Ingruma, en honor al cerro tutelar del pueblo. “Desde ahí adoro el cine”, dice Sonia.
La violencia los expulsó y llegaron a Bogotá en 1950. Por coterráneos se establecieron en el barrio San Bernardo, en el centro-sur de Bogotá, que para esa época era un lugar residencial donde habitaban familias trabajadoras de clase media. Sonia tenía 11 años y quería terminar el bachillerato, pero sus padres no tenían trabajo y los ahorros se estaban acabando, así que fueron a la Contraloría para buscar a un paisano que manejaba un fondo de becas para colegios de enseñanza media. El fulano, cuando le plantearon la solicitud, les dijo: “A los liberales aquí no les damos becas sino bala”, así que salieron con más temores que ilusiones.
“Llegamos, entonces, hasta donde el dueño del almacén Los Ángeles, un hombre solidario y caritativo, del que no recuerdo su nombre y me dio la posibilidad de estudiar secretariado en la Escuela Remington. Hice tres años y cuando me gradué, él me recomendó con el doctor Otto Morales Benítez, mi paisano. Comencé a trabajar a los 16 años y diría que hasta que murió siempre nos mantuvimos en o. En su oficina conocí a los políticos liberales de la época. Los Lleras Camargo y Restrepo, López Pumarejo y Michelsen, Esmeralda Arboleda, con quien entablé amistad, y muchos otros”.
Con vehemencia y sin asomo de cansancio, Sonia relata siete décadas sin titubear y siempre añade satisfacción por una vida que no califica de dura, sino, todo lo contrario, muy afortunada por la gente que conoció, con la que trabajó, de la que fue amiga, y que hasta hoy sigue siéndolo.
Con Otto trabajaron en el edificio de Suramericana de Seguros, en la avenida Jiménez de Bogotá, frente a la Librería Buchholz, lo que le deparó felicidad total porque los libros han sido sus compañeros desde los cuatro años y medio, cuando aprendió a leer gracias su abuelo paterno, que le enseñó cada letra con marco teórico incluido.
Morales Benítez fue nombrado por Alberto Lleras Camargo ministro del Trabajo en 1959. Luego de Agricultura. Mientras desempeñó esos puestos públicos, Sonia se fue a trabajar con Carlos Lleras Restrepo, como su secretaria privada durante algunos años. Además de ser un influyente político, era el director del Partido Liberal. Juntaron sus caracteres serios y muy directos en una relación respetuosa, sin lisonjas gratuitas. Se entendieron a la perfección gracias a la curiosidad de Sonia por aprender todo lo que pudiera de este político honorable y recto, y él a su vez, además de jefe, ejercía de maestro.
“Cuando el doctor Lleras Restrepo fue elegido presidente, su señora, Cecilia de la Fuente, se opuso a que me llevara a la Casa de Nariño”, cuenta Sonia más divertida que enojada.
Sonia se casó con el escritor y periodista Germán Pinzón en 1966 y tuvieron dos hijos.

Muy cerca de la academia

Por otra parte, Roberto Arenas Bonilla, uno de los tantos políticos que conoció en su trabajo con Lleras Restrepo, fue nombrado director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional y con ello nombró a Sonia bibliotecaria de este instituto. Trabajo que le brindó la posibilidad de conocer otro sector de profesionales y ayudar en sus investigaciones a una camada de estudiantes que con el paso de los años se convertirían en brillantes economistas.
Recuerda a Luis Bernardo Flórez, César González, Lucía Hernández, Clara Elsa Villalba, Jesús Antonio Bejarano, Antonio Hernández Gamarra, Gabriel Misas. Y profesores como Mario Arrubla, Álvaro Tirado Mejía y muchos otros con los que también tejió relaciones no solo profesionales, sino de amistad. 
Con esos jóvenes no solo intercambió saberes, sino que se hizo una compañera más. Los economistas crearon la Fundación de Investigaciones Económicas y Sociales (Fines) y la invitaron a hacer parte del grupo. Hasta el sol de hoy siguen reuniéndose con alguna periodicidad. Son encuentros para hablar de los problemas sociales y económicos del país y su reflexión dan origen a estudios, columnas de opinión, libros. Los colegas que han muerto han sido reemplazados por sus esposas, siempre al tanto de estas discusiones de años.
La economista Lucía Hernández habla de Sonia con cariño y iración. “A pesar de no tener una hoja académica, es una mujer culta que sabe de cine, de música, de literatura. Además de su trabajo de jornada de ocho horas, siempre tenía un libro que corregir, un ensayo que mejorar, porque, como tantas mujeres colombianas, tuvo que sacar adelante a sus hijos después de la separación. En los últimos tres años en los que ha estado limitada en su movilidad sigue siendo una excelente conversadora y la amiga que acierta con el consejo y que se mantiene informada porque sigue leyendo, viendo series y películas”.
Peral Bayas, un economista proveniente de Turquía, que llegó a Colombia en noviembre de 1968, dice: “Sonia fue la primera amiga que tuve. Me acerqué al CID, donde ella era la bibliotecóloga, y no solo me ayudó a resolver interrogantes puntuales, sino que me orientó y entendió a la perfección, aunque llegué sin saber casi nada de español. Es una mujer pequeña de gran corazón. Nos guio a toda una generación de economistas. Ahora lleva con gran valentía su enfermedad, sin quejarse ni apesadumbrarse. Sigue conservando su buen humor y sencillez de toda la vida”.
Antonio Hernández Gamarra, excontralor y exministro de Agricultura, se refiere a Sonia con cariño, la recuerda de manera grata y placentera por su cordialidad, saber y discreción. Su relación de amistad y trabajo proviene desde la época de Fines porque también le ha compartido algunos textos para su corrección.
Marta Rojas, diseñadora de libros, dice: “He compartido por años amistad y algunos voluntariados con Sonia. Es una mujer fuera de serie. Solidaria, siempre dispuesta a dar su mano fuerte para el que la necesitaba así ella estuviera pasando situaciones difíciles. Y ahora en su enfermedad es irable. Nunca se queja, siempre está optimista y dispuesta con alegría a dar un consejo, una solución a quien la llama y se le escapa algún inconveniente”.
Ángel Guarnizo, director de la FEN, que fue su jefe durante varios años, se refiere a ella como la más entusiasta que aportaba siempre ideas interesantes y realizaba su trabajo enriqueciendo sus funciones porque siempre quería mejorar procedimientos.
Florence Thomas, creadora del grupo Mujer y Sociedad, cuenta que Sonia sin ser feminista se unió al grupo y se convirtió en la cuidadora de todas sus publicaciones. Revisaba con lupa los textos de la revista y demás publicaciones. Sin ser activista, siempre era la primera en llegar a las distintas actividades. Mujer trabajadora, inteligente y muy solidaria.
Agregarle a su hoja de vida su participación durante una década en el Comité Editorial de la revista Nómadas, dirigida por María Cristina Laverde, de la Universidad Central, y su participación, durante más de 15 años, en el grupo de Mujer y Sociedad de la Universidad Nacional, y en el Comité Editorial de la publicación feminista.
Quedan sueltas otras actividades en una vida de trabajo intenso y que sigue siendo ejemplo irable por su valentía y alegría que provienen, muy seguramente, de esa tierra tan especial que la vio nacer y que inyecta a sus habitantes una mezcla precisa de dosis de inteligencia y gozo carnavalesco.

Sigue toda la información de Cultura en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Temas relacionados
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.