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Psicólogo explica cómo ponerles límites a los jóvenes en el uso de las pantallas: ‘Tenemos que revisar ese miedo a ser demasiado autoritarios’
El especialista en vínculos explica qué estrategias aplicar para superar la barrera que suelen imponer los adolescentes.
Psicólogo explica cómo ponerles límites a los jóvenes en el uso de las pantallas Foto: iStock
El psicólogo especialista en vínculos, Matías Muñoz, se refirió a los retos que enfrentan las familias para establecer límites en el uso de pantallas. Además, respondió preguntas frecuentes sobre la sensación de impotencia que experimentan muchos padres y detalló cómo pasar de la frustración a la acción efectiva para acompañar a los jóvenes.
El experto dio los consejos durante el encuentro online 'Atrapados en las redes: el desafío de acompañar a la infancia y adolescencia en la era digital', organizado por Fundación La Nación, Argentina.
La verdadera necesidad de los jóvenes es la conexión emocional, no solo limitar uso de dispositivos. Foto:iStock
Muñoz identificó que uno de los principales obstáculos para que los adultos fijen límites claros en el uso de dispositivos digitales son los sentimientos profundos de miedo y culpa. “Tenemos que revisar la culpa y el miedo de dañar al hijo o la hija cuando ponemos un límite”, afirmó. Según explicó, estos sentimientos surgen ante la preocupación de perder el afecto o el vínculo cercano con los hijos al imponer restricciones.
El especialista señaló que, además, existe una brecha generacional que genera desconcierto: “Estamos frente a una realidad nueva, porque somos de otra generación”. Esta diferencia provoca “fuertes sentimientos de perplejidad y desconcierto, también de impotencia”, ya que los adultos no siempre comprenden las dinámicas digitales que manejan los jóvenes.
La paradoja adolescente: la “pared” y la invitación a conectar
Muñoz definió una paradoja clave que viven los padres con sus hijos adolescentes: “Los adolescentes, sobre todo, nos plantean una paradoja: ‘Te pongo una pared, pero por favor saltala y conectate con lo que a mí me pasa’”. Esta metáfora describe cómo los jóvenes pueden parecer cerrados o distantes, pero en el fondo desean que sus padres se acerquen y entiendan sus emociones.
Explicó que ese “portazo” o distancia que pueden mostrar los adolescentes es una manifestación inconsciente de una necesidad de conexión mucho más profunda. “El gran desafío que tenemos en la crianza es conectarnos con las emociones más profundas que tienen los chicos y que no tienen que ver con las pantallas ni con los teléfonos, sino con una necesidad de conexión a través de la mirada”, señaló.
Para cambiar la situación, los padres deben reconocer y trabajar sus propias emociones. Foto:iStock.
Salir de la trampa de la impotencia: trabajar las emociones propias
Para el psicólogo, el primer paso para que los padres logren establecer límites efectivos es mirar hacia adentro y confrontar sus propios miedos y culpas. “El cambio es emocional. Invito a los padres a que puedan mirar sus miedos y culpas, que son emociones muy profundas que podemos tener en la crianza: miedo al desamor de los chicos cuando ponemos un límite, a que nos quieran menos”, explicó Muñoz.
Sin embargo, Muñoz brindó un mensaje alentador: “Tengo una buena noticia para los padres que estamos haciendo buenos intentos por estar presentes: el amor de nuestros hijos no está cuestionado, así que tenemos que revisar un poquito ese miedo a ser demasiado autoritarios”. A su vez, advirtió sobre el riesgo de evitar poner límites por temor a repetir experiencias negativas del pasado: “Algunos venimos de familias con una puesta de límites un poco agresiva y por el temor a entrar en esa violencia hay padres que se van a un polo que puede dejar solo al hijo o a la hija”.
La importancia de desacelerar y modelar el ejemplo
Muñoz subrayó la necesidad de que los padres revisen su propia relación con la tecnología y reduzcan su hiperconexión. “Las sociedades que hoy tienen mejores indicadores de salud mental y que han revertido fuertes índices de depresión, alcoholismo e intentos de suicidio, como las nórdicas, han logrado relentizar la vida”, dijo, añadiendo que los chicos perciben la hiperconexión de los adultos y la replican.
Para establecer límites en el uso de las pantallas por parte de los niños, es fundamental comenzar por uno mismo, explicó el especialista, quien también insistió en que los padres necesitan “parar la pelota”, tomarse tiempo para jugar, cocinar, andar en bicicleta o simplemente mirar a los ojos a sus hijos.
Conectar con los adolescentes en momentos breves pero significativos
Muñoz destacó que con los adolescentes las conversaciones suelen ser breves y que es fundamental aprovechar esos espacios para escuchar activamente. “En general, nos dirán una frase corta: 'No sabes lo que pasó ayer', 'te quiero contar lo que pasó cuando salimos a la noche’. Son oportunidades únicas. Un adolescente que abrió un poquito la pared, necesita que nosotros escuchemos”, explicó.
Asimismo, insistió en que “criar implica tiempo”, un recurso clave para conectar verdaderamente con los jóvenes y detectar emociones que a veces no se expresan verbalmente pero se reflejan en su mirada o en su lenguaje corporal.
Matías Muñoz, un psicólogo especialista en vínculos y docente universitario Foto:Vía La Nación, GDA
Dos pilares para la crianza: aceptación incondicional y conexión emocional
El psicólogo resumió el núcleo de la crianza en dos elementos: “La aceptación incondicional y la conexión emocional”. “Cuando un hijo se siente aceptado tal y como es, cuando siente que su madre o padre han visto su esencia, se regula, se calma y empieza a tener una sensación de dignidad: ‘Yo le soy suficiente‘”, aseguró.
Muñoz aclaró que para generar ese espacio es imprescindible dejar de lado el celular y otros dispositivos, y prestar atención plena a los hijos.
Otro punto clave para el especialista es la necesidad de construir redes de apoyo entre adultos. “Creo que lo primero tiene que ser agruparnos. Los que estuvieron antes que nosotros, los pueblos donde se criaba en comunidad, lo hicieron bien. Educar a un hijo solo o sola es muy complejo. Juntos es muchísimo más fácil”, afirmó.
Muñoz explicó que estas redes permiten a los adultos ayudarse mutuamente a regular sus propios miedos y culpas, lo que facilita también la regulación emocional de los niños y adolescentes.
Consecuencias de no tomar las riendas
Finalmente, el psicólogo advirtió sobre los riesgos que implica que los adultos no establezcan límites: “Las va a tomar el niño, niña o adolescente, que va a sentirse muy omnipotente, convirtiéndose en el rey o reina de la casa. Eso es peligroso porque esa omnipotencia se puede instalar como una forma de ser. Acá está la salud mental en juego”.
A pesar de las dificultades, Muñoz afirmó que si los padres toman las riendas con amor y firmeza, los adolescentes, aunque reaccionen con portazos o berrinches, internalizarán el valor de esa regulación. “Muy adentro de sí mismo va a decir: ‘Qué bueno que tengo un padre o madre que hace lo que a mí por ahora me cuesta, que es regularme un poco’”, concluyó.
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada por La Nación, y contó con la revisión de la periodista y un editor.