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'No se debe juzgar lo que se está creando': Enrique Bunbury
El cantante habla de su regreso a los escenarios de su forma de trabajar y de Colombia.
Enrique Bunbury en la grabación de su nuevo disco. Foto:
“Fue un año complicado para mí y descubrir la causa de todos mis problemas fue por un lado un alivio, pero algo quedó de esa experiencia traumática en que se convirtió la última gira. Aunque estoy muy contento de poder anunciar que vamos a hacer unos pocos conciertos (cinco en el 2023 y cinco el año que viene), la verdad es que quiero ser muy cauteloso con los anuncios. Hacer unos pocos shows es algo a lo que sí me puedo comprometer, sé que voy a estar física y mentalmente preparado para ello. Sé que van a ser muy emocionales y que los voy a disfrutar mucho”, reconoce el cantante Enrique Bunbury, acerca de su regreso a los escenarios y al recordar un episodio en su vida que lo hizo decir adiós a las tarimas.
Un capítulo casi que doloroso que puso su carrera en jaque, que no lo dejaba respirar bien y que puso en peligro una parte de su carrera que él ama: estar con el público, compartir sus canciones y sentir esa energía hipnótica de miles entregándose al universo de sus letras.
En febrero del 2022, Bunbury anunció que cancelaba nuevas fechas de su gira del aniversario número 35 de la publicación de su primer disco, pasando por su etapa con Héroes del Silencio y sus aventuras como solista. Todo parecía perfecto, pero se fue complicando poco a poco. La salud del cantante se resintió y su voz estuvo muy afectada. Hace poco recordaba en una entrevista para este diario que la tos y el insomnio eran sus compañeros después de cada faena musical, pero esa compañía era una pesadilla. Su garganta experimentó una sensación arenosa y el ímpetu de su presencia escénica parecía querer diluirse.
Tras el frenazo obligado y muchos exámenes médicos en los que descubrió que no eran ‘los caminos del exceso’ de otros tiempos (como se llamó una de las canciones de Héroes del Silencio, ni la alarma del implacable paso de los años. En realidad, el culpable de su condición fue un compuesto químico en el humo usado en los conciertos lo que lo afectaba.
Entonces, decidió enfocarse en la composición, en encerrarse en casa a escribir canciones, a lanzar su segundo libro y a encontrar maneras de desfogar la energía creativa. Su más reciente álbum es prueba de ello: Greta Garbo.
Con la tarima desierta, los resultados de aquellos exámenes médicos y una serie de pruebas de laboratorio, conoció al enemigo de sus citas multitudinarias con sus seguidores. Se llamaba Glicol.
Enrique Bunbury en la grabación de su nuevo disco. Foto:
Pero el saber que lo suyo era culpa de otra cosa, lo tranquilizó un poco. ¿Qué podría hacer mientras trataba de entender su nuevo estado, mientras apagaba las sombras de un retiro total o el miedo de no poder cantar?
Lo primero que hizo fue tomar su libreta y empezar a escribir, a componer canciones. No podía ser de otra manera.
De ese ejercicio nació su Greta Garbo, el disco que se apropió del nombre de la famosa actriz sueca que había dejado su carrera en el mejor momento y que no tuvo miedo de escapar de Hollywood cuando este se arrodillaba ante su talento.
Sin embargo, esa experiencia, que podría haber sido coincidencia, fue una contradictoria en el caso de Bunbury. Él no se estaba despidiendo del todo, quizá solo recordando que Garbo es también el referente de un síndrome, que identifica al que abandona algo cuando está en la cima. Algo que él llegó a sentir, pero que pudo exorcizar. Solo se dedicó a crear e insistir en la idea de sanar, revivir y curar con un poco de terquedad y una buena dosis de soledad en la receta.
Para el tiempo libre
“Desde que tuvimos todas las restricciones por la pandemia y que tuviéramos tantas complicaciones para llevar la vida, seguramente, eso fue un regalo de tiempo libre (…). De repente, tuvimos tiempo del que disponer y saqué un disco cuando comenzaba la pandemia: Posible, lo primero que hice fue meterme en mi estudio a escribir canciones (salió de eso Curso de levitación intensiva) y como cuando saqué ese álbum seguíamos en las mismas, yo seguí sacando discos”, reconoce en una charla en la que estuvo presente EL TIEMPO.
“Luego saqué el libro Exilio Topanga, escribí Microdosis, comencé a escribir este nuevo disco (Greta Garbo). Siempre que tengo un hueco me meto en el estudio y escribo canciones: algunas son muy malas, otras son regulares y trato de sacar las que considero las mejores, las que estén a la altura del público”, contextualiza el cantante de 55 años.
Enrique Bunbury en la grabación de su nuevo disco. Foto:
En los inviernos escribe textos, en la primavera y el otoño prefiere dedicarse a las canciones y en el verano a pintar. “Pero si estoy en un proyecto literario, lo que hago es que me dedico a eso exclusivamente, cierro la puerta de las canciones, no agarro la guitarra, no toco el piano…”, asegura.
Greta Garbo ya está sonando con fuerza, demostrando la terquedad de seguir batallando con la música o el arte y dando paso a canciones como Nuestros mundos no obedecen a tus mapas, en la que insiste que está para hacer cosas diferentes y no dejará de seguir sus instintos; Alaska, que reconoce la necesidad de escapar de un lugar y aferrarse al otro para trascender o curarse y la rebelde La tormenta perfecta, en la que expone esa fuerza que evita todo aquello que busca destruirlo.
“Estoy tratando de encontrar en el prisma nuevo de mi carrera un lugar interesante en el que mostrar mis canciones y mi voz”, reconoce acerca de su nuevo disco y en general todo el tejido de su carrera. No habla de sus canciones, no las mide entre las mejores o las que pueden sonar en radio o plataformas.
“Es el público el que decide, las canciones los acompañan y me siento honrado de que sea así”, dice Enrique Bunbury, quien recuerda que la composición Renacer también representa la columna vertebral de su producción discográfica, que contó con la producción de Adán Jodorowsky.
Enrique Bunbury en la grabación de su nuevo disco. Foto:
Frente a su proceso, dice que va a seguir haciéndolo sin parar. “Yo escribo, aunque sea una mierda lo que escribo. Tengo una máxima: no se debe juzgar lo que se está creando, es horroroso a veces hacernos caso. Como considero que cada uno (a nuestro nivel) lo que podemos ofrecer es lo más personal y nuestra visión única, no tenemos que compararnos con los demás ni en una autocrítica constante, no digo que no haya que ser estricto en cuanto a que hay que hacerlo mejor… Pero en el momento de crear hay que dejar que fluya la situación, pues salen cosas que no valen pero hay cosas que sí y hay un proceso posterior en el que comienzas a limpiar: este es el bosque y hay un árbol que no te deja ver el bosque y es el que hay que quitar”.
Ahora está agradecido por la respuesta de la gente en Colombia, donde tocará el próximo 16 de diciembre, reconociendo estar abrumado y feliz: logró en dos días agotar 14.000 entradas para su recital en el Movistar Arena.
“Ellos (el público) han tomado la decisión de querer venir a verme y no sabes cuánto estoy agradecido con el público colombiano. Llenar el Movistar Arena y ser la primera fecha que se agota tan rápido de los diez conciertos, es alucinante”, recalcó que estos shows no serán un preámbulo para otra gira, que promete ser inolvidable. “Espero dar todo lo mejor en diciembre”, finalizaba con una sonrisa un Enrique Bunbury inquieto y renovado.