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La ceremonia en la que Vargas Llosa se hizo ‘inmortal’
El Nobel entró a la Academia sa sin haber escrito una sola obra en la lengua de Flaubert.
Mario Vargas Llosa, escritor peruano, Nobel de Literatura 2010. Foto: Efe
En medio de la pompa sa, Mario Vargas Llosa llevaba el traje protocolario: chaqueta y pantalón oscuro con ramas de olivo bordadas en dorado y verde, camisa y corbatín blancos.
En el elegante salón del Instituto Francés en París, habló durante una hora en el idioma de Balzac. El escritor peruano, premio nobel de Literatura, entró este jueves por la puerta grande a la Academia sa, Olimpo de la escritura. Ocupa el sillón número 18. Se convirtió en un inmortal, como llaman a los cuarenta de esa agrupación, sin haber escrito una sola obra en francés.
La polémica que se alcanzó a levantar por ese hecho desapareció con el leve movimiento de un plumero. “Ha ayudado a la cultura sa más que muchos escritores”, dijo a la prensa sobre el peruano Hélène Carrére d´Encausse, secretaria perpetua de la Academia (y madre del escritor Emmanuel Carrére). “No conozco a nadie que hable tan bien de Flaubert como él”, señaló.
La vida debería ser como en los libros: plena libertad en todo y para todos
Gustave Flaubert, en efecto, fue uno de los autores ses que más ha influido en la vida de Vargas Llosa. Lo contó en una columna del diario El País: “En algún momento del siglo pasado, llegué a París y ese mismo día compré en una librería del barrio latino llamada Joie de lire un ejemplar de 'Madame Bovary'. Después de pasar casi toda la noche leyéndola, al amanecer sabía la clase de escritor que quería ser y, gracias a Flaubert, comenzaba a conocer todos los secretos del arte de la novela”, escribió en diciembre de 2019.
Jean Paul Sartre y Albert Camus son otros autores ses que también han influido en su escritura. A los tres les ha dedicado libros completos: La orgía perpetua: Flaubert y 'Madame Bovary' (1975) y 'Entre Sartre y Camus' (1981).
Gracias a Francia descubrí la otra cara de América Latina, los problemas comunes a todos sus países, la horrible herencia de los golpes militares y del subdesarrollo
Pero no son los únicos autores ses irados por el peruano. En su discurso remarcó a Victor Hugo, Arthur Riumbaud, Saint-John Perse, Paul Valéry y André Breton.
Y estableció un paralelo entre la realidad y la literatura. “La vida debería ser como en los libros: plena libertad en todo y para todos”, señaló.
“De ahí la necesidad de continuar la lucha, hasta que el mundo se asemeje al mundo de la literatura, aunque solo sea en el reino de la libertad. Este es un ideal realista y alcanzable, siempre que lo tengamos en mente y trabajemos en ello”.
Además de moldear de alguna manera las letras en español de Vargas Llosa, Francia (donde vivió en los años sesenta) también lo hizo sentirse, paradójicamente, “un escritor peruano y latinoamericano”, según dijo en su discurso. “Gracias a Francia descubrí la otra cara de América Latina, los problemas comunes a todos sus países, la horrible herencia de los golpes militares y del subdesarrollo, la guerrilla y los sueños compartidos de liberación”, aseguró.
En medio de aplausos con toda la pompa heredada del cardenal Richelieu en 1635, Vargas Llosa, el primer escritor de habla hispana que entra a la Academia sa, cumplió uno de sus sueños literarios. Los otros, el Nobel y publicar en la colección La Pléiade, ya los había alcanzado.
Desde el corazón del recinto circular lo acompañaron sus tres hijos —Morgana, Álvaro y Gonzalo Vargas Llosa— y su exesposa, Patricia. Al lado de ellos, el rey emérito de España, Juan Carlos I, y su hija la infanta Cristina. Todos ellos, coprotagonistas de las telenovelas que se han escrito paralelamente.
Una fue la que se montó cuando se supo que el rey Juan Carlos era invitado a la sesión por el mismo Vargas Llosa. Se justificó: “En la medida en que los reyes puedan tener amigos, yo soy amigo de él”. Cuando le dieron la nacionalidad española en 1993, el entonces monarca lo llamó para decirle que “estaba muy contento de que fuese” su súbdito. También lo buscó cuando se ganó el Nobel en 2010 y en 2011 lo nombró marqués de Vargas Llosa. “Siempre ha sido muy cariñoso conmigo”, aclaró el escritor. “Así que yo pensé que, como está de capa caída, de repente esta invitación le venía bien”.
En efecto, aunque ya no debe nada a la Justicia española (que lo investigó por delito fiscal), el padre de Felipe VI sigue exiliado en Abu Dabi, de donde ha solo salido en pocas oportunidades: al entierro en Atenas de Constantino de Grecia, al funeral de la reina Isabel II de Inglaterra y a unas regatas en Galicia.
Pero la telenovela en desarrollo que más espacio ha acaparado en los últimos días es la que protagonizan sus exparejas, Patricia Llosa e Isabel Preysler. Se separó de la primera tras 50 años de matrimonio y se dedicó al nuevo amor de su vida, la filipina que reina en los actos sociales de España. Terminó con ella en diciembre del año pasado y, desde entonces, Vargas Llosa intenta figurar en las páginas culturales y no en la prensa rosa.
Imagen de archivo que muestra al escritor Mario Vargas Llosa y su pareja Isabel Preysler a su llegada a la cena con la que el peruano y Premio Nobel de Literatura celebró su cumpleaños número 80. Foto:Juanjo Martín / Efe
Da entrevistas desde su vivienda en Madrid, rodeado de libros, y habla de literatura y libertad. Escabulle las preguntas sobre Preysler.
Sin embargo, no ha podido cortar del todo con los chismes sobre su vida privada. Mientras recibía la espada insigne la Academia sa, en España hablaban de una carta que Patricia Llosa le habría escrito a Isabel cuando la relación de la primera estaba a punto de irse a pique. En ella le decía que Vargas Llosa tenía “por costumbre” desaparecer con mujeres, pero que nadie había roto su matrimonio.
Además, Preysler, que recibe interesantes sumas de dinero por algunas de sus primicias, se mostró molesta ante la prensa por el cambio que Vargas Llosa realizó en un cuento, donde, según dijo, agregó una referencia a “las islas marquesas”, con lo cual “se reía de Tamara”, hija suya con el fallecido marqués de Griñón.
Vargas Llosa celebra su nuevo ingreso a la Academia sa, mientras intenta disfrutar del momento de gloria sin que le dañen la fiesta estas historias paralelas más dignas de Corín Tellado que del autor de 'La ciudad y los perros'.