En marzo de 2021, Diego Torres cumplirá 50 años y entonces podrá ver en retrospectiva lo que ha logrado en más de tres décadas de carrera. Por nombrar algunas cosas: tres Grammy Latinos, varias nominaciones a los Grammy anglo, un MTV Unplugged, la participación en una veintena de películas, series y obras de teatro.
En ese momento ya habrá estrenado su noveno álbum de estudio, que ahora está preparando y del que ya se conocen tres canciones. La última que lanzó, 'Amanece', la hizo junto con los colombianos Catalina García (la vocalista de Monsieur Periné) y Jorge Villamizar (el líder de Bacilos). También lo acompaña Macaco, de Barcelona.
En ella da un mensaje que revela cierta ideología, pero sobre todo da un mensaje de esperanza —una palabra con la que se le asocia por su trillado himno que lleva ese ‘color’—. Y es que para Torres, América Latina necesita de ese acompañamiento del arte en vista de “la constante discusión de sus gobernantes y su poca disposición para resolver problemas”.
En esencia es un artista pop, pero se preocupa por las causas sociales. De hecho, al saber que conversaría con EL TIEMPO, lo primero que hizo fue preguntar por Jineth Bedoya, la fundadora de No Es Hora De Callar, con quien Torres colabora desde 2016.
¿Cómo describe su relación con Colombia? Lo pregunto a propósito de la nueva canción, pero pienso en muchos ejemplos.
Colombia se ha convertido en mi segunda tierra. Cuando yo no había ido, hace muchos años, mis amigos que viajaban allá volvían enamorados de su gente, de su cultura. Ellos eran los primeros que me decían ‘allá oímos canciones tuyas’. Y yo decía ‘qué sorpresa’. Y luego terminé por ir y me encontré con un montón de cosas lindas: muchas canciones, muchos discos, muchos amigos, muchos viajes, mucho público querido. Y su cultura, por supuesto, me influenció.
Yo soy de los que piensa que entre Argentina y Colombia hay un puente muy grande. Tiene que ver el deporte, la música, la literatura. Y como me preguntas por la canción, debo decir que sí, que tiene su condimento colombiano. La empecé a escribir con Jorge Villamizar, gran amigo y colega. Y después sentí que debíamos tener una representante femenina y sentí que Catalina era una voz perfecta para el tema, que se iba a lucir mucho. Finalmente se unió Macaco.
Usted estuvo en la bisagra entre el momento dorado del rock argentino y la nueva era del pop, más cercana a lo urbano…
La Argentina siempre ha generado mucha música muy diversa. A lo mejor lo que más nos cuesta para conectarnos con el resto de Latinoamérica es nuestra posición geográfica, por estar tan al sur. De la escena nueva me impresiona mucho el trap. Hay mucha gente joven haciendo música buena.
Siempre hemos sido inquietos culturalmente. Muchos nos criamos oyendo mucha música que venía de Inglaterra que luego nos apropiamos para darle un sonido propio. Por supuesto, de ahí salieron talentos como el de Charly García, el de Gustavo Cerati con Soda Stereo, el flaco Spinetta, Fito Páez…
Hablando de la argentinidad, llama la atención que usted no cante como habla, con ese acento…
Sí, en realidad yo no pronuncio como argentino. Si bien tengo mi acento de Buenos Aires, no pronuncio ‘la plasha’, entonces al cantar no se me nota el acento. Y, también, con el paso del tiempo te vas neutralizando. Si hablás muy rápido y usás muchos modismos, el otro no te entiende. Lo mismo pasa si un colombiano o un mexicano te habla muy cerrado, lleno de códigos.
Ahora mencionaba la música anglosajona con la que creció… ¿sigue oyendo la misma música que oía entonces? ¿Qué tanto eso se penetra en su propuesta?
Siempre he oído música muy diversa. The Police me gustaba mucho cuando era jovencito. Había algo ahí que me interesaba y que tenía que ver con el camino que quería seguir: la fusión. Y en esa mezcla de sonidos encontrar uno propio. Esa fue, es y será mi búsqueda. Siempre.
A través del sonido de mi voz, de las letras y de los arreglos procuro eso. Procuro ir cambiando con el paso del tiempo. Mis primeros discos sonaban diferentes a los del medio y a los últimos. Siempre busco cosas nuevas… Pero ¿de qué estábamos hablando? Me fui al carajo, olvidé de qué estábamos hablando.
Le preguntaba si sigue oyendo a esos mismos referentes.
¡Ah, eso! A ver, te cuento que ahora volví al disco, al 'long play'. Y me gusta oír a Frank Sinatra, sigo con The Police, The Beatles, Queen, Stevie Wonder, Bob Marley. También me gusta la música italiana, como la de Jovanotti o Pino Daniele. Me gusta el flamenco, me gusta el tango, me gusta la salsa. Soy muy abierto e intento también incorporar propuestas nuevas, como las de Bruno Mars, Charlie Puth, Jason Mraz, The Weeknd, Mark Ronson. Me parece importante estar oyendo música todo el tiempo: la de siempre y la nueva.
El año pasado se presentó en el estadio Luna Park y lo llenó, por tercera vez en seis meses… ¿cómo logra estar vigente comercialmente?
Pues siempre he oído esta frase: lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Y tiene algo de cierto. Aunque creo que también es difícil llegar, cuesta mucho trabajo. Pero estar ahí también requiere esfuerzo.
Creo que el artista debe tener su filosofía propia. O, bueno, ese es el camino que yo he intentado tomar. Creo que hay que buscar un sonido propio. Como te decía, intentar escoger qué vas a hacer vos con toda esa música y esa información que te gusta y que tenés a la mano. Y bueno, inevitablemente lo que te influencia se te mete en la guitarra, por ejemplo, de forma casi inconsciente. Y también está la clave de ir variando e inventando cosas nuevas. Pero eso es algo que a mí me ha salido de forma natural, no por un afán de querer agarrar el mercado. Es una necesidad mía de querer hacer música.
Es algo que se puede ver en sus últimas tres canciones: 'Un poquito', con Carlos Vives; 'Esa mujer', y ahora esta, 'Amanece'… todas mezclan sonidos, pero tienen poco en común.
'Amanece' es una canción que es muy mía y a la vez mezcla sonidos electrónicos, tiene un ukelele ¡y tiene un banjo! ¿Qué tiene que ver un banjo, que es un instrumento del folk y del 'country', con mi música? 'Esa mujer', por ejemplo, tiene un concepto pop, urbano, moderno, pero tiene un bandoneón, que es el instrumento fundamental del tango. 'Un poquito' es una canción en la que sentí que tenía que invitar a Carlos (Vives) porque me pareció que en ella nos podíamos encontrar muy bien. Pero lo que tienen en común es que creo que no pierdo mi esencia. Yo no podría hacer algo si no lo siento.
Y ¿sabés algo que no es fácil? Encontrar una propuesta con la que te identifiques y con la que, a la vez, se pueda identificar un español, un mexicano, un argentino o un colombiano, como vos. Y es que no entiendo por qué la música latina, en vez de abrirse posibilidades con toda su diversidad, se cierra a que solo suene de una manera.
¿Y cómo se condensa todo eso en su nueva propuesta?
Pues esas tres canciones son piezas de un rompecabezas que se va a terminar de armar cuando salga el disco. Va a tener un horizonte amplio. Todas tendrán algo en común y a la vez mezclas diversas.
(Mida sus conocimientos sobre 'Pedro el Escamoso' con este test) En 'Amanece' hay un mensaje incluso político que habla de la igualdad. ‘A los ricos y a los pobres les amanece’, dice.
Sí, yo creo que en la región vemos mucha división. Nos mantenemos enfrentados. Y hay problemas de primer orden en nuestros países que merecen atención. Merecen que los gobernantes, que son los que tienen el poder de decisión, se sienten en una mesa a resolverlos. Se necesita hacer acuerdos. Hay problemas estructurales que vienen de antes, de hace mucho tiempo. No se puede estar peleando todo el tiempo.
Eso te quita energía para ocuparte de las cosas primordiales. Desde esa posición, esta canción habla para quien quiera oír. Es que es increíble que hasta en tiempos de pandemia la política, la mala política, se ponga en el medio. Lo digo humildemente, sin intención de confrontarme con nadie.
Finalmente, ¿cómo puede el arte insertarse en esa ecuación para transformar realidades concretas? ¿Eso es posible?
Sé que por lo menos acompaña. Lo ha hecho ahora, en una época difícil como esta. El contenido tiene valor, la obra. Pienso en una canción, una película o un libro. Y también pienso en el artista, como individuo. Mi madre siempre me dijo: ‘Si sos artista, decí lo que pensás, pero mantenete independiente’. Y ese es el camino que yo tomé. Busco unir, más que todo.
Soy un cantor, un artesano de canciones. Ese es, principalmente, mi oficio social. Creo que sí, que desde la música se pueden hacer muchas cosas. Ayuda, claro que ayuda. Pero, a ver, desde la política, desde los gobiernos, se podría hacer mucho más. Estaría bueno que eso sucediera. Se empieza con lo mínimo: reconocer que hay otras personas.
Pero quisiera que cuidáramos más nuestros recursos, que pensáramos países a futuro. Es muy difícil proyectar en Latinoamérica. Y me pregunto: ¿si antes estábamos mal, cómo vamos a quedar después de esta pandemia?... Pero, bueno: creo en el arte y creo en la gente y en su potencial.
-MATEO ARIAS ORTIZ
Redacción Domingo
EL TIEMPO