El trabajo infantil, entendido como aquel realizado por niños o adolescentes menores de 18 años, que les impide educarse y tener un desarrollo pleno, es una problemática social grave no solo en Colombia sino en todo el mundo.
Las investigaciones sobre este tema han identificado que el trabajo afecta de manera proporcional el desarrollo cognitivo, escolar y social de los menores, y coinciden en plantear que la pobreza, la exclusión social y otros factores de vulnerabilidad son hechos determinantes para la inserción temprana en el trabajo.
En Colombia, según el Departamento istrativo Nacional de Estadística (Dane), en el último trimestre de 2018 se registraron 645.000 menores de edad trabajadores, 305.000 en las zonas urbanas y 340.000 en las rurales; 68,9 % hombres y 31,1 % mujeres.
Motivada por esta problemática social, y considerando que la OIT advirtió que el 71 % del trabajo infantil se concentra en la agricultura tanto de subsistencia como comercial –que incluye pesca, silvicultura, ganadería y acuicultura–, la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (Unal), a través de un convenio con el Ministerio del Trabajo, indagó acerca de cómo se presenta este fenómeno en la producción de arroz, café, algodón, caña de azúcar y caña era, importantes subsectores agrícolas del país.
Para el caso del arroz y el algodón se hicieron visitas de campo a Espinal (Tolima); para la caña de azúcar a Cali, Buga y Zarzal (Valle del Cauca), y para la a de caña de azúcar a Utica, Villeta y Pensilvania (Cundinamarca). En estos municipios se entrevistaron 32 personas, incluidos funcionarios, trabajadores, sindicalistas, expertos de agencias estatales en trabajo infantil, y a niños y adolescentes con sus familias, directamente involucrados en la actividad laboral.
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