En noviembre del año pasado la Fiscalía imputó cargos al excomandante de la Policía de Bogotá, el general (r) Francisco Patiño, por su presunto rol en el asesinato del grafitero Diego Felipe Becerra, puntualmente fue señalado de maniobras tras el homicidio del joven, a manos del policía Wilmer Alarcón, para desviar la investigación.
En esa audiencia el oficial no aceptó los cargos imputados pero tras más de siete meses, la Fiscalía presentaría esta semana el escrito de acusación en su contra, que es la formalización de su llamado a juicio.
De acuerdo con W Radio, el ente acusador presentará el escrito de acusación este 23 de junio para seguir avanzando en el proceso.
El excomandante de la Policía fue imputado por favorecimiento porque supuestamente supo del homicidio cometido por el patrullero Alarcón del grafitero, ocurrido el 19 de agosto de 2011.
Patiño también responde por fraude procesal porque según la Fiscalía "llevó a sus subalternos a la realización de acciones tendientes a encarar versiones contrarias a la verdad”. El fiscal del caso expuso en su momento que Patiño supuestamente ejerció presión hacia sus subordinados para no involucrar a altos oficiales cuando se realizaba la alteración de la escena del crimen, y habría otorgado privilegios a los responsables del delito “para asegurarse de que los detenidos no cambiaran sus declaraciones”.
Por la muerte de Becerra fue condenado a 37 años de prisión el patrullero Alarcón, quien le disparó. El uniformado estuvo prófugo hasta agosto del año pasado, cuando fue capturado en Yopal, Casanare.
El año pasado también fueron condenadas otras cinco personas: el coronel Nelson de Jesús Arévalo, excomandante de la estación de la Policía de Suba; el teniente Rosemberg Madrid Orozco, excomandante del CAI de Andes; el subintendente Juan Carlos Leal, también del CAI Los Andes y primer respondiente del caso; el subintendente Fléiber Zarabanda, del CAI de Alhambra y uno de los que llevó el arma a la escena del crimen; y el abogado Héctor Hernando Ruiz, asesor jurídico de la Policía Metropolitana de Bogotá para ese entonces y responsable de idear todo el plan de implantar el arma.
En el transcurso de las investigaciones se ha comprobado que el joven nunca llevó un arma, ni intentó robar un bus, como se dijo inicialmente para intentar justificar la acción del policía que le disparó.