La puerta al mundo del arte que se abrió para un grupo de internos de la cárcel de Tuluá tras ganarse festival de teatro

Orlando Velasco dice que su papel en la primera obra de teatro en la que se presentó en público le dio un increíble giro a su vida. A sus 45 años nunca había tenido un acercamiento al arte, por lo que desde la cárcel de Tuluá, Valle, en la que está debido a un proceso judicial, se preparó desde cero junto a otros ocho internos para participar de un festival de teatro carcelario que se ganaron hace unas semanas, y desde entonces les abrió las puertas para incursionar en el mundo artístico.

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El triunfo, cuenta, se lo dedicó a su mamá, a quien hace tres años no veía y a quien le agradeció por estar en Cali a finales de mayo para ver la presentación final que hizo junto a su grupo en el teatro municipal Enrique Buenaventura, al que asistieron sabiendo que eran los triunfadores del Sexto Festival Nacional de Teatro Carcelario, organizado por la Fundación Acción Interna, dirigida por la actriz y presentadora Johana Bahamón.

“Tomamos la obra y empezamos a vivirla, a ver videos, ensayábamos martes y jueves, era el tiempo muy corto. Cada quien se iba con sus personajes a los patios a tratar de vivirlos, es tanto así que llegamos a la conclusión de que vivíamos el personaje, soñábamos con él”, le dijo Velasco a EL TIEMPO.

La versión del festival de teatro contó con la participación de seis grupos de prisiones de varias regiones de Colombia: la de Anserma, Caldas; la de Vélez, Santander; la de Acacías, Meta; la de Florencia, Caquetá, y la de Tuluá, cárcel dirigida por Gonzalo Rivero, quien fue clave en la gestión de la obra de Orlando y sus compañeros.

“Cada cuatro años o cada año se realizan diferentes concursos de centros carcelarios en programas de teatro y música, para este año nos llegó la invitación de Johana Bahamón y fue escogida Tuluá por la dirección regional, en representación de los 17 centros carcelarios de la zona suroccidental, explicó el director de la prisión.

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La obra que presentaron Orlando Velasco y sus compañeros en el Enrique Buenaventura es una adaptación de ‘El médico a palos’, del dramaturgo francés Molière, a la cual le hicieron cambios en el transcurso de la preparación, que empezó el año pasado con la ayuda de entrenadoras. 

En total, los actores fueron Jhonatan Domínguez como Bartolo; Leonardo Ospina como Martina; Jaime Florez como Gines; Pedro Antonio Córdoba como Paulita, Orlando Velasco como Lucas, Andrés Damián Ariza como Leandro; y Jhonatan Usaquén como don Jerónimo. Y en la logística estuvieron José Eduardo Zapata como el presentador y Carlos Flores como el utilero del grupo.

Ese triunfo les dejó más ideas, y ya tenían el respaldo de haber sido los mejores del festival, por eso empezaron a tocar puertas a nivel municipal con ayuda del director de la cárcel. El primer escenario después de lo ocurrido en Cali fue la Casa de Cultura de Tuluá, durante una actividad organizada por la Alcaldía del municipio. 

Según el director de la prisión, "también se hizo una propuesta para que Johana Bahamón la plantee en Bogotá y en la dirección del Inpec para presentar la obra en los dos barrios que viven la violencia (La Inmaculada y La Cruz), junto al grupo de música, para mostrar que esto es un avance en la resocialización”.

A modo de sinopsis, y con las ganas de que más personas la vean -está disponible en la página oficial de la Fundación Acción Interna-, el líder del grupo contó que es la historia entre la pareja de esposos Bartolo y Martina, un hacendado, su hija Paula y otros personajes que desarrollan temas como la venganza, el deseo y la compasión.

“A Bartolo le gusta mantener bebiendo, y su esposa Martina le dice que trabaje, y adolorida busca la forma de vengarse. A ella le preguntan por un médico, y se idea que su esposo lo es, y que tienen que azotarlo para que confiese que sí es un médico. Bartolo dice que es un leñador, no médico, pero ite que lo es para evitar tantos golpes. Así recordó los menjurjes que hacía de niño y empieza a imaginar curas para la hija del hacendado”, dice Velasco sobre el inicio de la obra.

En ella, así como hubo retos artísticos que superaron con la construcción de personajes desde cuatro paredes, otra tarea que tuvieron fue unir a los presos de los patios más peligrosos de la cárcel -el 2 y el 5-, pues allí conviven los integrantes judicializados de las dos principales bandas que tienen azotadas a Tuluá y a la región: ‘la Inmaculada’ en el 5 y ‘la Cruz’ en el 2. En la calle la guerra entre estos dos grupos ilegales es a muerte, pero con el teatro sus pudieron unirse y disfrutar del arte, aunque los actores en su mayoría no pertenecen a estos combos.

“Teníamos muchos conflictos porque decíamos: por qué este man me va a dirigir si sabe lo mismo que yo, pero empecé a liderar, quise desistir y volví”, cuenta Orlando Velasco. Mientras que el director Rivero añade que “como todo es sabido en Tuluá hay una problemática con las bandas, y hay dos de las que tenemos personas privadas de la libertad en diferentes sectores. A través del arte los pudimos convencer de hacer, de alguna manera, un alto para realizar la obra de teatro”.

El Sexto Festival Nacional de Teatro Carcelario no fue el primer encuentro que el grupo de la cárcel de Tuluá tuvo con esta actividad. “Iniciamos los internos del patio 5 haciendo una obra para una comunidad religiosa llamada Emaús, para presentarles una obra 'Delinquir no paga' ”, narra Velasco, añadiendo que el objetivo de esa vez fue mostrar, a través del arte, que una persona tiene dos caminos: el de hacer las cosas por las buenas y el que es fácil, yéndose por lo malo.

Eso fue en marzo del año pasado, y tuvieron como preparadora a una profesora de la Casa de la Cultura de Tuluá que los vio actuar por primera vez como equipo. "Nosotros nunca habíamos hecho cosas así, pero la motivación de poder mostrar a los jóvenes algo diferente para que no tomen caminos malos nos inspiró”, subraya Velasco.  

El grupo siguió ensayando y alcanzó cerca de 30 internos interesados en el teatro que se unieron, pero según Orlando algunos compañeros se desmotivaron por las mismas dificultades de estar encerrados, o consiguieron trabajos en el rancho de la prisión. El tema es que se descompletaron casi que por completo, quedaron solo cuatro y tuvieron que volver a invitar.

Después, a la profesora que iba desde la Casa de la Cultura se le acabó el contrato, siguieron preparando los personajes y la escenografía por su cuenta, y quien tomó las riendas del grupo fue Orlando, que empezó a estudiar el libro de Molière hasta cierto punto, ya que desde una parte de la historia él se imaginó otras escenas y características de los personajes.

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“Nos dieron un material audiovisual, eran adaptaciones de Molière, y en todas las que yo vi había cosas diferentes, en la española, en la argentina. Yo quise llevar a la sátira, el humor negro de Molière, por eso en la obra hay sátira judicial, a la medicina. Quise que mi Paulita fuera fea, y aparte se nos prestó todo porque quería que nuestra Paulita fuera afro, en nuestro grupo hay una mezcla de culturas: afros, indígenas”, narra Orlando.

Con todos los problemas que tuvieron, lograron sacar una primera escena adelante y se presentaron en el patio 1 en octubre del año pasado. 

“El objetivo de nosotros empezó a tomar forma cuando recibimos aplausos, entramos en shock todos”. Desde ahí, cuenta Velasco –se le nota en cómo se expresa- le tomaron amor a la obra, pues para ellos recibir esas felicitaciones “fue un aliciente grandísimo, el primer amor de nosotros, con el teatro nos enamoramos y dijimos que teníamos que multiplicar esos aplausos”.

Con ese montaje empezó el año 2024, perdiendo en enero a una de las actrices principales: Martina, aunque los motivó que a la par se dieron cuenta de que habían sido seleccionados para representar a su regional del Inpec en la sexta edición del Festival Nacional de Teatro Carcelario. Quien los preparó se llama Valeria, se reunió con ellos y se dieron cuenta de que faltaba parte de la obra, por lo que designó a un interno para coordinar los papeles, sin embargo no le fue bien con ello, y la profesora le dio la confianza de nuevo a Orlando Velasco.

"Ella la vio y dijo que le gustó. Todos empezaron a ensayarla y les gustó, es algo motivador para mí porque apenas estudié hasta quinto de primaria, no tengo educación superior, he sido empírico a punta de leer libros".

Como parte de su inclusión en el festival, el grupo tuvo que presentarse el pasado 3 de mayo en la cárcel de Tuluá. Así lo hicieron también los otros competidores en sus respectivas prisiones hasta que el 15 de mayo se conoció el veredicto final, con el que se anunció como ganador a ‘El médico a palos’.

Ya triunfadores se volvieron a presentar en el patio 5, es decir en el de la banda ‘la Inmaculada’, y después viajaron custodiados por el Inpec hasta Cali, ciudad en la que el 31 de mayo montaron su obra ante el público en el teatro municipal Enrique Buenaventura.

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“Teníamos un propósito que era ver a nuestras madres, porque a ella nunca la llamaron de la escuela para decirle que su hijo se iba a presentar en una obra, sino para decirle que me había portado mal. Esta vez le pude demostrar a mi madre cosas bonitas, a mis 45 años demostrarle que puedo hacer cosas diferentes. Hace tres años no la veía, le pedí perdón y me dijo algo bonito, que nunca había sido malo porque nunca le levanté la voz, que hice las cosas mal pero que siempre había tiempo para reivindicarse”, cuenta Velasco.

Desde ese día, en palabras del actor, se abrió una puerta muy grande para que otros presos se interesen por el teatro o por otro tipo de actividades, como la orquesta que hay en dicha cárcel. “Nunca es tarde, les pido a mis compañeros de diferentes centros carcelarios que salgan del patio y hagan cualquier manifestación artística, que sensibilicen el corazón para explorar otras cosas. Las segundas oportunidades existen, y empezamos a buscarlas nosotros mismos cuando disponemos nuestro corazón para hacer las cosas bien”, cierra.

El jurado que hizo parte de esta edición del festival estuvo integrado por los actores Santiago Alarcón, Mariana Gómez y Emmanuel Restrepo. Y las obras que también participaron fueron 'Brujitas a Mí', de Puerto Triunfo, Antioquia, que ocupó el segundo puesto; la mejor construcción de personajes fue para 'El gran encuentro con la paz', de Acacías; mejor creatividad y recursos escénicos fue para 'Justicia injusta', de Anserma; el premio al compromiso fue para 'Delinquir no paga', de Heliconias; y mejor expresión oral la tuvo 'Libertad encarcelada', del municipio de Vélez.

Carlos López - Redacción Justicia - @CarlosL49 - [email protected]