Exploraban en un lago de EE. UU. cuando encontraron algo que los dejó pasmados

Un grupo de cazadores de naufragios descubrió los restos de un barco de cuarenta metros que se había hundido hace 130 años en el lago Michigan, dentro del estado de Wisconsin, Estados Unidos, con el perro del capitán a bordo.

Los hallazgos en los Grandes Lagos de Estados Unidos continúan revelando parte de la historia perdida de la región, y muestran también las peripecias que debieron enfrentar los navegantes en sus odiseas a lo largo de las traicioneras aguas estadounidenses. Recientemente, la Asociación de Arqueología Subacuática de Wisconsin compartió un comunicado de prensa en el que informó sobre el hallazgo de la embarcación Margaret A. Muir, hundida hace 130 años. 

Más de un siglo pasó hasta que los exploradores dieron con su ubicación, por lo que la embarcación será completamente útil para conocer un poco más sobre la historia del naufragio. Para encontrar los restos del barco, el grupo de cazadores de naufragios utilizó registros históricos y un sonar de escaneo lateral de alta resolución.

Con el trabajo en equipo del grupo de cazadores de naufragios, el barco fue hallado a poco más de quince metros bajo el agua, cerca de la costa de Algoma, Wisconsin. "Había permanecido sin ser detectado durante más de un siglo, a pesar de que cientos de barcos pesqueros pasaban por allí cada temporada", explicó la asociación.

A partir del hallazgo, la Asociación de Arqueología Subacuática de Wisconsin indicó que trabajará con funcionarios estatales para incluir al sitio en el Registro Nacional de Lugares Históricos.

Construida en Manitowoc, Wisconsin en 1872 por el astillero Hanson & Scove para el capitán David Muir, la embarcación atravesó los cinco Grandes Lagos del país, y desapareció a las 8 A.M. de la mañana del 30 de septiembre de 1893 cuando se dirigía desde Bay City, Michigan al sur de Chicago, Illinois, con un cargamento de sal a granel.

Cuando el barco comenzó a llenarse de agua, el capitán David Clow ordenó a los tripulantes que abandonden el lugar en los botes salvavidas y, en el momento en el que dio la orden, comenzó a hundirse con su perro dentro, por lo que no pudo hacer nada para rescatarlo. "He dejado de navegar, porque el agua ya no parece tener ningún gusto para mí", manifestó Clow a sus setenta y un años ante la pérdida del perro, al cual describió como "un animal inteligente y fiel, y un gran favorito entre el capitán y la tripulación".