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Detención de un periodista: el nuevo foco de tensión entre Rusia y EE. UU.

Evan Gershkovich, del The Wall Street Journal, fue detenido y acusado de espionaje.

Evan Gershkovich, periodista estadounidense del diario The Wall Street Journal.

Evan Gershkovich, periodista estadounidense del diario The Wall Street Journal. Foto: AFP

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Un periodista estadounidense que se encontraba realizando un reportaje sobre la planta militar de Uralvagonzavod, en Siberia Occidental, fue arrestado por el Servicio Federal de Seguridad (FSB) local, acusado de estar realizando labores de espionaje para Washington.
Carné del periodista Evan Gershkovich.

Carné del periodista Evan Gershkovich. Foto:AFP

Esta es una noticia que uno podría haber leído entre 1947 y 1991, cuando Estados Unidos y la entonces Unión Soviética se encontraban enfrascados en la denominada Guerra Fría -la guerra de los espías-. Pero no, esto sucedió hace solo dos semanas.
El 30 de marzo, Evan Gershkovich, destacado periodista del periódico estadounidense The Wall Street Journal (WSJ), fue arrestado en la ciudad de Ekaterimburgo y trasladado a una prisión de Moscú, a la espera de un juicio en el que enfrentará cargos por espionaje.
Según el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, Gershkovich fue capturado con “las manos en la masa”.
No ha habido mayor explicación por parte de las autoridades rusas sobre la acusación en contra de Gershkovich, quien este martes 18 tendrá que sentarse en el banquillo para intentar defenderse de los cargos que podrían llevarlo a la cárcel por hasta 20 años.

Las voces de protestas

Tanto el WSJ como organismos internacionales como Reporteros Sin Fronteras (RSF) y el gobierno de Estados Unidos han condenado el arresto de Gershkovich, calificándolo de injusto e ilegal.
“La detención de Evan Gershkovich equivale claramente a una toma de rehenes institucional. Las autoridades rusas están mostrando una marcada mala fe, de lo contrario, respetarían sus derechos de defensa. Sabemos que este Gobierno es creativo cuando se trata de manipulación, especialmente con respecto a los periodistas”, dijo al respecto el secretario general de RSF, Cristóbal Deloire.
El WSJ, por su parte, aseguró que el arresto de Gershkovich “debería provocar indignación en todas las personas y gobiernos libres de todo el mundo. Ningún reportero debería ser detenido simplemente por hacer su trabajo”.
La detención de Evan Gershkovich equivale claramente a una toma de rehenes institucional
El mismo día que fue detenido el periodista, el gobierno estadounidense citó al embajador ruso en su país a consulta para abordar el caso. El último lunes, el secretario de Estado Antony Blinken calificó de “arbitrario” el arresto de Gershkovich y exigió su liberación, junto a la de Paul Whelan, marine preso en el mismo país desde el 2020.
“Pedimos a la Federación Rusa que libere inmediatamente a Gershkovich”, agregó Blinken en un comunicado. “El periodismo no es un crimen. Condenamos la continua represión del Kremlin contra las voces independientes en Rusia y su permanente guerra contra la verdad”.
Quien también fustigó el arresto fue el presidente Joe Biden, quien se comunicó por teléfono con la familia de Gershkovich el último martes 11, aunque no brindó mayores detalles sobre su conversación.
Antony Blinken, Secretario de Estado de EE.UU.

Antony Blinken, Secretario de Estado de EE.UU. Foto:JOHN THYS / AFP

El caso Griner

Este tipo de arrestos ya parecen tradición en Rusia. Se arresta a alguien, se le acusa de espionaje sin mayor sustento y se negocia un intercambio de presos”, comenta a El Comercio el analista y director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura, Enrique Banús.
El experto asegura que hasta el momento las acciones de Estados Unidos se enmarcan dentro de los procesos normales ante estos casos y ve poco probable que el tema escale dentro del plano diplomático.
Por lo contrario, al igual que distintos analistas internacionales consultados por organismos como RSF en su momento, Banús considera que se intentará utilizar a Gerschkovich como moneda de cambio.
Brittney Griner.

Brittney Griner. Foto:AFP

“La llamada a consultas es la reacción habitual de un país para manifestar el desagrado con la actuación de su gobierno. Si se sigue por la vía diplomática, se tendría que llamar a su embajador en Moscú a consultas, expulsar a algún diplomático ruso de su territorio. Pero no creo que llegue a eso porque sería muy fuerte. Lo más probable es que se haga intercambio de rehenes, hay algunos casos posibles en Estados Unidos y otros países aliados. La semana pasada nomás detuvieron a dos espías rusos en Eslovenia”, explica Banús.
El caso de Gerschkovich trae de inmediato a la memoria lo sucedido con la estrella de baloncesto femenino Brittney Griner hace pocos meses.
La deportista estadounidense, que durante las vacaciones de la WNBA (la liga femenina de baloncesto en su país) viajaba a Rusia para jugar por un equipo del torneo local que pagaba mejores salarios, fue arrestada en febrero del 2022 cuando se disponía a viajar a Estados Unidos al encontrársele aceite de cannabis en su equipaje.
Griner fue acusada de contrabando y posesión de aceite de cannabis, cargos por los que fue condenada a 9 años de prisión; sin embargo, en diciembre del mismo año Washington y Moscú acordaron intercambiar a la deportista por un traficante de armas ruso.
Se trataba de Viktor Bout, apodado el Mercader de la Muerte por haberse dedicado a venderle armamento militar a otros traficantes y regímenes dictatoriales de todo el mundo tras la caída de la Unión Soviética. Bout cumplía una condena de 25 años en una prisión estadounidense al momento del intercambio.
“El caso de Griner fue descarado, ahora un periodista. Me llama la atención que vayan por un periodista del WSJ, quiere decir que no encontraron otro con menos relevancia”, comenta al respecto Banús.
Esta vez, según analistas consultados por RSF, Moscú buscaría intercambiar a Gershkovich por Sergey Cherkasov, un presunto oficial de inteligencia ruso acusado recientemente en Estados Unidos de intentar infiltrarse en la Corte Penal Internacional.
El traficante de armas tiene 55 años. Fue arrestado en 2008 en Tailandia.

El traficante de armas tiene 55 años. Fue arrestado en 2008 en Tailandia. Foto:EFE

Periodismo, en creciente riesgo

Tanto el caso de Griner como el de Gershkovich se enmarcan en la guerra desatada por Rusia sobre Ucrania que ha sido condenada por la mayoría de gobiernos occidentales y ha puesto a Moscú bajo una innegable presión internacional.
Banús explica que en estos contextos la toma de prisioneros políticos y las negociaciones de intercambio se incrementan. “Cuando viví en Alemania, durante la Guerra Fría, había un ministerio que contaba con unos fondos reservados para pagar por presos políticos de la otra Alemania (Oriental) y estaban controlados solo por una comisión del Parlamento. Si había espías se canjeaban a esos presos por espías, sino se usaban esos fondos. Esto tiene una larguísima tradición, solo que los rusos están siendo muy descarados”, comenta el experto.
Desde el inicio de la guerra con Ucrania, la mayoría de periodistas y grandes medios occidentales salieron de Rusia por el creciente riesgo de que pudieran ser arrestados bajo acusaciones de espionaje o al ser catalogados como “agentes extranjeros”.
Esto último responde a una reforma judicial emprendida por Vladimir Putin el año pasado en la que, básicamente, se considera como enemigo del Estado o amenaza para la seguridad nacional a todo aquel que no comulgue con sus pensamientos.
Periodistas.

Periodistas. Foto:iStock

El arresto de Gershkovich, sin duda alguna, eleva la presión y sensación de amenaza sobre los pocos corresponsales de medios occidentales que aún se encuentran en Rusia.
“Los periodistas que están en Rusia cuentan con una acreditación y han pasado los filtros del Servicio Secreto obviamente. Por eso no es normal que hayan arrestado a uno. Esto sin duda aumenta la presión sobre los corresponsales extranjeros, que ya viven bajo la incertidumbre de saber qué es el espionaje en Rusia. Hay un margen de arbitrariedad total”, advierte Banús.

Sin paralelo en 37 años

Según el último ranking de Libertad de Prensa elaborado por RSF, Rusia ocupa el puesto 155 de 180. Esto reflejaría una caída de 5 ubicaciones dentro de la clasificación respecto a la del año anterior y la principal razón sería las acciones adoptadas por Moscú tras el inicio de la guerra en Ucrania.
Desde febrero del 2022, casi todos los medios independientes han sido prohibidos, bloqueados y/o declarados “agentes extranjeros”. Además, 21 periodistas permanecen presos en el país.
Sin embargo, la última vez que se había acusado a un periodista estadounidense de espionaje en Rusia se remonta hasta 1986, en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la ahora extinta Unión Soviética.
El WSJ ya está haciendo presión en EEUU pidiendo que se expulse a algún diplomático
En ese entonces, la KGB arrestó a Nicholas Daniloff, un corresponsal de U.S. News and World Report que terminó siendo liberado 20 días después tras intercambiarlo por el presunto espía soviético Gennady Zakhárov.
“En ambos casos, curiosamente, eran descendientes de rusos. Ambos son hijos de rusos que emigraron a Estados Unidos”, comenta el analista.
“Esta vez me llama la atención que vayan por un periodista del WSJ, quiere decir que no encontraron otro con menos relevancia. Por lo que sabemos, el WSJ ya está haciendo presión en EEUU pidiendo que se expulse a algún diplomático o limite información a periodistas rusos”, agrega.
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