SEÑOR DIRECTOR:
Me pareció aterrador el informe sobre la autopista Norte y los males que la acompañan. El informe logístico de movilidad de la Universidad Nacional es aún peor, allí dice que hacer vías traerá más carros. ¿Entonces las ciudades no se desarrollan? Llevamos años con esa autopista, o trocha, por la cual los habitantes de Bogotá salen con su familia a pasear los fines de semana o de viaje, además de que la ciudad se desarrolla hacia esa zona.
Proponen no ampliarla, sino hacer bicirrutas y más transporte intermunicipal. En una ciudad donde llueve gran parte del año no me imagino llegando en bici a Zipaquirá o Chía o Cajicá, o si vamos no creo que volvamos del cansancio. Todo con la disculpa de no sacar el tráfico pesado haciendo la ALO Norte, que podrían hacerla respetando los humedales. Sigan pintándola hasta que ya ni se mueva.
Inés García
Bogotá
¿Hasta cuándo?
SEÑOR DIRECTOR:
Qué tristeza que en Colombia el derecho a la protesta, contemplado en el artículo 37 de la Constitución, se haya convertido en la herramienta de algunos movimientos sociales y políticos para ofender, denigrar, destruir los bienes públicos y privados, agredir a las autoridades y bloquear la movilidad, lo cual afecta directamente a la población menos favorecida. Con contadas excepciones, no hay marcha que no termine en desórdenes públicos.
El pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, sus representantes marcharon en diferentes lugares del país. En algunos casos, lo que tenía que ser la exaltación de los inmensos valores de la condición femenina terminó en desmanes y daños a la propiedad privada. ¿Hasta cuándo?
Mario Patino Morris
Matilde Díaz
SEÑOR DIRECTOR:
Hace 20 años, un 8 de marzo de 2002, Día de la Mujer, falleció en Bogotá la más grande de las cantantes colombianas: Matilde Díaz Martínez, nacida en la población cundinamarquesa de Pandi, bautizada en San Bernardo y criada en Icononzo, Tolima.
Su voz, en cientos de grabaciones, acompañada por la orquesta de Lucho Bermúdez con porros, cumbias, bambucos y pasillos, se hizo sentir en todo el país y en el exterior.
Con el maestro Lucho viajaron y triunfaron en Buenos Aires. Fueron acogidos en La Habana, donde nació una interminable amistad con la cantante cubana Celia Cruz, cuando apenas daba sus primeros pasos con guarachas y sones. La misma recepción se repitió en Ciudad de México. En esas tres ciudades quedó el testimonio impreso en varias grabaciones fonográficas.
Separada de la orquesta del maestro Bermúdez, pudo lanzarse como solista grabando boleros y baladas, que le hicieron revivir su inconfundible voz romántica y melodiosa. La Cámara de Representantes le hizo un justo reconocimiento al concederle la Orden de la Democracia, y la alcaldía de Icononzo reconoció su gran aporte a la cultura.
Su voz y agradable figura jamás se olvidarán. Ella fue Matilde Díaz, ‘la única’.
José Portaccio Fontalvo