Difícil y triste es escribir una columna cuya misión, la que tengo, es la de hablar de cultura, de arte, de aquello que nos lleva a la fantasía, a pensar en crear medios para el beneplácito y deleite de la sociedad. Hacerlo no es fácil cuando estamos atiborrados de noticias que dañan y que enlutan el pensamiento; cuando la meta es que todos de manera unísona debemos salir adelante, vemos como nos matamos, nos invadimos, olvidamos el diálogo y mantenemos un escenario de confrontación, de discordia, de enemistad para menospreciar al prójimo.
Detrás de tanto horror, dejamos pasar y olvidamos recordar que el mes de octubre es aquel periodo dedicado al artista, al innovador, al creador, a tantos seres talentosos que con su labor dejan plasmados los momentos que resaltan y que envuelven la historia.
La ley establecida por el Congreso de Colombia en el año 2004 rinde homenaje a quienes exaltan la riqueza y la belleza que identifican los sentimientos del pueblo.
La norma ordena que “durante el mes de octubre de cada año y dentro de las fronteras patrias se dará mayor preferencia en espectáculos públicos y exposiciones artísticas a las personas de Colombia que con su autoría, creatividad, pintura, composición, musicalización, interpretación, entre otras expresiones, enaltezcan la soberanía a los valores patrios”.
El objetivo es hacer énfasis durante estos 31 días en la divulgación de los trabajos de pintores, escultores, poetas, músicos, bailarines, actores y cualquier otro creador nacional.
Para mí fue muy sorpresivo descubrir esto, porque es la primera vez en mi vida que escucho de este asunto. Tanto así que pensé que era una equivocación, pero no. La Ley 881 de 2004 existe y está vigente.
Ser artista en Colombia es enfrentar la incertidumbre, pues no hay espacios ni eventos suficientes para exponer.
Lo que me causa más sorpresa es que, luego de casi 20 años, no se habla de este tema. Hay algunas ciudades donde se menciona la ley para rendir algunos homenajes, como es el caso de Bogotá e Ibagué. Pero la celebración del artista pasa prácticamente de agache.
Nuestros artistas nos han aportado mucho. Podríamos mencionar grandes talentos que conforman nuestro olimpo, y tantos otros que llevan y exaltan el nombre de nuestro país por el mundo.
Sumado a todos ellos hay un listado de trabajadores del arte, de los que nos sentimos orgullosos. Esto ocurre en todas las demás formas de expresión artística: música, cine, teatro, escultura, etc.
Ser artista en Colombia es enfrentar la incertidumbre, pues no hay espacios ni eventos suficientes para exponer; puede resultar, inclusive, frustrante, ya que la creatividad no está en la prioridad de la agenda pública. La actividad creativa puede ser una forma de anonimato; los nombres de nuestros creadores no están en la memoria de sus conciudadanos; es dramático cómo desconocemos nuestra propia cultura y a sus más importantes actores. Esto duele mucho.
El hecho de que no estemos celebrando el mes del artista con toda la bulla y la alegría que debiéramos ratifica lo dicho. Esta triste realidad explica, en parte, la razón de que muchos hayan tenido que buscar mejores destinos en otros países, donde se les facilita la vida y se les da un mayor reconocimiento.
Colombia es bella y ofrece temas para abordar. En ese orden de ideas es divertido ser un creador en Colombia. Pero cultivar un talento creativo es una apuesta arriesgada, ya que ni la pintura, ni la música o cualquier otra forma de expresión, son prioridad y muchas obras maravillosas se vuelven panorama y pasan al olvido.
Valdría la pena revisar esa ley y que deje de ser un saludo a la bandera. Esto solo es posible si el Estado establece un presupuesto suficiente para la cultura.
Lo he dicho hasta el cansancio en esta columna: el arte aporta mucho a los pueblos y a las sociedades. Si logramos convertir a los artistas en protagonistas de nuestra historia, seguramente el país va a cambiar radicalmente y para bien. Pensemos cómo celebrar todos los días la existencia de nuestros talentosos creadores. ¡Felicitaciones, estimados artistas!
CLAUDIA HAKIM
* Directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá