Quienes amamos el cine esperamos con emoción estos días de marzo, cada año, pues muchos estrenos se programan para esta fecha con ocasión de la entrega de los premios Óscar.
Más allá de la frivolidad de la alfombra roja, de esa mezcla de arrogancia y vanidad de tantos asistentes, más allá del humor flojo que suelen exhibir los presentadores –incluido el de este año, Jimmy Kimmel–, los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas celebran los logros del último año en torno al séptimo arte... y, en definitiva, celebran el cine y celebran los múltiples talentos que se deben sumar para lograr una buena película. No importa que a la fiesta de Hollywood estén invitadas al mismo tiempo producciones majestuosas y películas deplorables... es entendible que una industria que produce algunos miles de largometrajes al año logre solo unos cuantos memorables. Sucede en todas las artes.
Y aunque es cierto que la cosecha no siempre es generosa en calidad y que suele haber controversia en torno a los premios principales, en medio de la cuestionable multitud suelen brillar algunos de los grandes maestros y otros cuantos que empiezan a hacer méritos para inscribir su nombre en la historia.
La edición 95 de los premios, que se celebró el pasado domingo, dejó no pocos títulos que vale la pena buscar en cartelera, y rindió homenaje a algunos nombres que merecen una larga ovación.
Quiero referirme a dos de ellos, cuya actuación me ha conmovido y cuya maestría celebro. Se trata de Brendan Fraser, ganador del premio a mejor actor, protagonista de La ballena, y Cate Blanchett, nominada a mejor actriz por su papel en Tár.
Fraser encarna a un hombre que convierte el dolor y la culpa en una gravísima adicción a la comida y que, poco antes de morir, busca restaurar la relación con su hija abandonada. Conmovedora y dura, La ballena exhibe los contrastes y las contradicciones de la condición humana.
En Tár, la historia de una directora de orquesta irreverente y apasionada, Blanchett da muestras de gran profesionalismo. A su enorme talento le sumó una disciplina irable en la preparación del papel, para lograr adentrarse en lo profundo del mundo musical y realizar esta actuación que no le mereció el Óscar pero le ha significado los mayores elogios de la crítica.
Dos películas muy recomendadas y dos actuaciones para aplaudir de pie.
FERNANDO QUIROZ