El mismo día que se conocieron los datos preliminares de siniestralidad vial de 2024, la ingeniera María Constanza García Alicastro anunció su renuncia a la cartera de Transporte. En varias de sus actuaciones públicas, ella indicó que, si tuviera que escoger un solo tema en el cual concentrar su gestión, sería en la reducción de muertes y heridos en el tráfico. El resultado preliminar de 2024 muestra que el esfuerzo del Ministerio de Transporte, la Agencia Nacional de Seguridad Vial, la Dirección de Tránsito de la Policía Nacional y de los departamentos y municipios permitió reducir el número de muertes viales en 1.59 % y el de heridos en 5.28 %.
Lo anterior es un importante cambio de tendencia que debe ser profundizado. Después de la pandemia, las cifras de siniestralidad vial se dispararon: 2021 tuvo un crecimiento de 9.6 % respecto a 2019 y en 2022 creció 13.7 %. El año pasado creció 1.7% y fue el peor año en el registro histórico, con 8.546 muertes evitables por siniestros viales, 23 fallecidos cada día del año. El número definitivo de 2024 lo conoceremos en tres meses, y probablemente estará en el orden de 8.400 a 8.500 personas. Estas cifras frías reflejan el dolor de miles de familias por hechos de tránsito que pueden ser evitados con medidas de infraestructura, vehículos, comportamiento y atención a víctimas.
El crecimiento parece asociado al rápido aumento en el uso de la motocicleta y a actitudes de riesgo de conductores jóvenes y novatos, especialmente hombres. Los motociclistas representan el 62 % de los fallecidos y las motos están involucradas en 73 % de los siniestros fatales (peatones, ciclistas y otros actores viales en siniestros con motos). La principal causa de muerte de motociclistas es el choque contra objeto fijo, que puede estar asociada con impericia y exceso de velocidad. El 44 % de las muertes viales eran personas entre 15 y 35 años; el 82 % de los fallecidos eran hombres (63 % de ellos motociclistas).
Sería natural que quien llegue al Ministerio de Transporte siga profundizando las acciones de gestión que lideró la ministra García.
Por supuesto, no se trata de responsabilizar de todo el problema a quienes conducen motos: hay fallas de infraestructura, hay problemas de exceso de velocidad e imprudencia de conductores de camión, de bus y de carro que afectan a motociclistas. En todos los casos, hay que avanzar en lo que ya sabemos que funciona: buen estado de las vías, diseño que ayuda a perdonar los inevitables errores humanos, correcta señalización, campañas y mucho control. También cambios normativos, por ejemplo, en reglamentos de vehículos (frenos, llantas, ABS en motos), licenciamiento (restricciones a novatos mientras adquieren más pericia) y sanción que pueden ayudar mucho.
Es una acción conjunta del Gobierno Nacional y autoridades territoriales. Hay departamentos que se destacan por su contribución a la reducción de fatalidades entre 2023 y 2024: Tolima (38), Santander (34) y Norte de Santander (32). También hay ciudades capitales con avances significativos: Montería (20), Pasto (18) y Barranquilla (15). Las acciones avanzadas por estos y otros entes territoriales con reducción deben ser reforzadas. Llaman la atención los crecimientos en el número de fatalidades en Putumayo (22), Caldas (20), Arauca (15) y en Medellín (53), Bogotá (31) y Cali (25). La atención al control de velocidad debe ser central: más cámaras y más reductores de velocidad para controlar este factor, que sin ser el único, es el más relevante.
Sería natural que quien llegue al Ministerio de Transporte siga profundizando las acciones de gestión que lideró la ministra García y que venían de atrás con William Camargo. Es muy importante el trabajo conjunto con la Dirección de Tránsito de la Policía Nacional y con gobernadores y alcaldes. Ojalá el impulso no se pierda con la salida inesperada de María Constanza García Alicastro, una profesional competente y capaz, completamente comprometida con los resultados sin saltarse la legalidad.