A nivel mundial, la seguridad ciudadana ha experimentado transformaciones significativas debido a la evolución de la delincuencia organizada hacia el multicrimen transnacional. En las ciudades, el crimen se ha reconfigurado bajo la modalidad de organizaciones muy flexibles y de carácter nómada. Estas estructuras tienen estrechos vasos comunicantes con los GAO (Grupos Armados Organizados), entiéndase ‘clan del Golfo’, disidencias, Eln y que han encontrado santuario en la ‘paz total’, en las cárceles y en Venezuela. Estas organizaciones tienen una gran capacidad de desplazamiento en las zonas urbanas y utilizan la tecnología como su principal herramienta. Para enfrentarlas, se requiere de complejos aparatos de inteligencia humana y técnica. Además, una capacidad de movilidad para la proyección de fuerza, con un enfoque en el control territorial, consolidado por una presencia institucional articulada que desarrolle la política social en forma integral.
El crimen en las ciudades ha dejado de ser una actividad estática y local. Las organizaciones criminales actuales son flexibles y están altamente conectadas. Estas redes delincuenciales no se limitan a un solo territorio o tipo de delito; son multinodales y multicrimen, lo que significa que cuentan con puntos de apoyo logístico en muchas partes, facilitando su movilidad y permitiendo que se involucren en actividades ilegales que van desde el tráfico de drogas, la extorsión, el hurto callejero, hasta la ciberdelincuencia. Además, son estructuras que tienen la capacidad de moverse rápidamente y mimetizarse, lo que dificulta su captura y desmantelamiento.
La tecnología ha jugado un papel crucial en la evolución del crimen. Los delincuentes utilizan dispositivos móviles, drones, redes sociales, dark web, inteligencia artificial, criptomonedas, junto con otras herramientas digitales para ejecutar coordinadamente actividades y transacciones. Por lo tanto, la tecnología debe ser también un activo estratégico en la adecuación y potenciación de la acción institucional en el territorio. La seguridad ya no es solo un asunto de la policía; aunque la policía sigue siendo el principal recurso operativo. Hoy, la tecnología debe complementar los esfuerzos y capacidades tácticas de nuestra policía.
Para enfrentar los desafíos del crimen moderno, es crucial transformar la policía a través de su profesionalización, modernización y educación internacional. Fortalecer su vocación institucional civil, la articulación con los mandatarios locales y la confianza que debe inspirar en la ciudadanía, son pilares de una Policía Nacional para el siglo XXI.
La profesionalización implica mejorar la formación y capacitación de los policías. Esto incluye no solo el entrenamiento en técnicas de combate y manejo de armas, sino también en derechos humanos, manejo de crisis y negociación. El policía debe contar con una plena salud emocional para atender a diario la complejidad de los conflictos sociales. El bienestar de los policías, de su entorno familiar y el apoyo psicosocial, son fundamentales en ese propósito.
La modernización de la policía está determinada por la incorporación de tecnologías avanzadas en sus operaciones. Esto incluye el uso de cámaras corporales, drones para vigilancia, sistemas de reconocimiento facial, mayor inteligencia técnica y humana; análisis de datos para prever posibles delitos y movilizar recursos de manera eficiente.
Las políticas de seguridad solo son efectivas si están acompañadas de políticas de justicia que garanticen cero tolerancia con la impunidad. La justicia debe ser rápida, oportuna y eficiente.
La internacionalización implica el bilingüismo, la colaboración con fuerzas policiales extranjeras para el intercambio de información, experiencias, estrategias y oportunidades de formación para nuestros del nivel ejecutivo y oficiales en los cinco continentes.
Las políticas de seguridad solo son efectivas si están acompañadas de políticas de justicia que garanticen cero tolerancia con la impunidad. La justicia debe ser rápida, oportuna y eficiente para que los delincuentes sepan que serán castigados por sus acciones. En ese objetivo, para acelerar los procesos de judicialización se requiere digitalización e inteligencia artificial; equipos de fiscales especializados, dirigidos a judicializar redes criminales, con dedicación exclusiva, policía judicial, tecnología y coordinación con los jueces. Además, es esencial para la construcción de confianza, la transparencia en la gestión de recursos, la producción de estadísticas certificadas para la toma de decisiones y asignación de prioridades.
Uno de los aspectos más importantes en la seguridad ciudadana es el componente preventivo, que debe estar focalizado en la política social. Un ejemplo exitoso de este enfoque es el modelo de la Policía de Glasgow en Escocia para reducir el crimen violento. Este modelo combina estrategias como equipos multidisciplinarios de tarea conjunta, integrados por la propia policía, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, gestores en emprendimiento, recreación, deporte y cultura, que realizan intervenciones tempranas, educación y apoyo comunitario para desviar a los jóvenes del camino del crimen.
El fortalecimiento de los programas de alimentación, a través, por ejemplo, de la creación de bancos de alimentos es básico en las intervenciones preventivas. Fomentar el emprendimiento es una forma efectiva de anticipar el crimen. Al ofrecer oportunidades económicas y laborales, se reduce la necesidad de recurrir a actividades ilegales para subsistir. En ese sentido, se necesita a capital y financiación con crédito barato, acompañado por asistencia técnica y formación.
La gestión cultural, la recreación y el deporte son herramientas poderosas para prevenir el delito. Estas actividades no solo proporcionan una salida productiva y saludable para los jóvenes, sino que también fomentan un sentido de identidad, comunidad, disciplina, responsabilidad y pertenencia. Además, permiten ofrecer la oportunidad de construir un proyecto de vida más allá de lo laboral, en el plano espiritual, material, intelectual, emocional y familiar.
Es crucial ofrecer atención psicológica, psiquiátrica y de trabajo social a las familias, especialmente a aquellas con mujeres cabeza de hogar. Aplicar la Ley 1566 de 2012 que ofrece tratamiento a pacientes con adicción. Muchas veces, el crimen está ligado a problemas de salud mental y a la falta de apoyo social. Al abordar estos problemas de manera integral, se puede reducir significativamente la incidencia delictiva.
En resumen, la seguridad ciudadana en el mundo y en Colombia requiere un enfoque multifacético, integral e interagencial que combine la fuerza operativa de la policía con el poder de la tecnología, políticas de justicia, digitalización, inteligencia artificial, computación cuántica y componentes preventivos de política social. Solo a través de un esfuerzo articulado entre instituciones públicas, el sector privado y la ciudadanía, protegiendo a las víctimas denunciantes, se puede lograr una sociedad segura y con presencia de un Estado social de derecho en todo el territorio.