Los líderes de izquierda que llevan décadas renegando del libre comercio deberían erigirle una estatua a Donald Trump. En cuestión de semanas, el mandatario cumplió el sueño de la izquierda: matar el libre intercambio de bienes al gravar las importaciones con tarifas del 10 % al 35 % y, en algunos casos hasta del 100 %, y levantar así enormes muros arancelarios entre los países.
Esa izquierda que renegó contra la apertura económica de César Gaviria a inicios de los noventa, y que satanizó los tratados de libre comercio que Colombia firmó desde entonces, debe estar agradecida con Trump. La era del libre comercio, que produjo varios años de crecimiento récord en países del tercer mundo (en Colombia, con algunos aumentos anuales del PIB de 5 %, 6 % y 7 %), llega a su fin.
Como lo advirtió el jueves Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional, las medidas de Trump implican “un riesgo considerable” para la economía mundial. Los economistas más respetados del planeta temen una recesión con efectos devastadores para la agricultura y la industria, y sobre todo para el empleo: decenas –quizás cientos– de millones perderán su trabajo.
Trump les hace daño a decenas de países que, con esfuerzo, volcaron su economía hacia las exportaciones para no depender de sus limitados mercados internos y, en cambio, hacerse con una tajadita del gigantesco mercado mundial. Pero, sobre todo, le hace daño a Estados Unidos, cuya inflación se va a disparar: los productos importados que pagarán tarifas más altas subirán de precio. Y los productos ‘made in USA’, ¡también!: muchas de las materias primas con que los fabrican son importadas.
Las exportaciones estadounidenses saldrán apaleadas: ante la embestida de Trump, el resto del mundo gravará los productos gringos. Con cifras manipuladas, el populismo trumpista le hace creer a su gente que golpear las economías de otros países hace más fuerte al suyo. Por cierto, a los casi US$ 5.000 millones de ventas anuales de Rusia a Estados Unidos no les subió el arancel. El valiente Trump le teme a Putin.
Trump les hace daño a decenas de países que, con esfuerzo, volcaron su economía hacia las exportaciones para no depender de sus limitados mercados internos y, en cambio, hacerse con una tajadita del gigantesco mercado mundial
La ignorancia de Trump se hace evidente cuando dice que su ídolo es William McKinley, presidente de 1897 a 1901, y a quien llama ‘El Rey de los aranceles’. Las tarifas aduaneras de McKinley dañaron gravemente la economía y postraron al país. En 1901, ya en su segundo mandato, un McKinley arrepentido reconoció en un discurso que “las guerras comerciales son estériles” y llamó a “una política de buena voluntad y de amistosas relaciones comerciales” para acabar con las represalias con que otros países respondieron. Fue su testamento: al día siguiente, un anarquista desempleado le disparó dos tiros en Buffalo, Nueva York. Murió a los ocho días.
En noviembre de 1988, a poco de concluir su doble mandato, el presidente Ronald Reagan –gran promotor del libre comercio– se refirió a otra alza de aranceles, la de 1930: “... se nos dijo que protegería a Estados Unidos de la competencia extranjera y salvaría empleos (…) El resultado fue la Gran Depresión, la peor catástrofe económica de nuestra historia; uno de cada cuatro estadounidenses perdió su empleo (…) El historial es claro: cuando el comercio total de Estados Unidos ha aumentado, también lo han hecho los empleos estadounidenses. Y cuando nuestro comercio total ha disminuido, también lo ha hecho la cantidad de empleos”.
Da escalofríos leer esta premonición de Reagan: “... algunos políticos usan el proteccionismo como una forma barata de nacionalismo (…) Nuestros socios comerciales pacíficos no son nuestros enemigos; son nuestros aliados. Debemos cuidarnos de los demagogos que están listos a declarar una guerra comercial contra nuestros amigos –debilitando nuestra economía, nuestra seguridad nacional y todo el mundo libre– mientras agitan cínicamente la bandera estadounidense”. Un retrato de Trump pintado por Reagan hace 37 años.
MAURICIO VARGAS
IG: @mvargaslinares