La periodista bogotana Jineth Bedoya, editora de género de EL TIEMPO y creadora de No Es Hora De Callar, la campaña que apoya este diario para hacer visible y denunciar la violencia sexual, y para reivindicar y reparar a sus víctimas, recibió el jueves cara a cara la magnífica noticia de que –tal como lo ordenó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del caso Bedoya versus Colombia– la Cámara de Representantes votó a favor el proyecto de ley que crea el ‘Fondo de prevención, protección y asistencia de mujeres periodistas y de reporteras víctimas de violencia sexual’
El presente ha sido un año lleno de simbolismos, lleno de reivindicaciones, para las voces incansables de No Es Hora De Callar. A finales de diciembre y principios de enero, el Jardín Botánico, la Alta Consejería de Paz, la Secretaría de la Mujer y la Alcaldía de Bogotá presentaron el esperado jardín del parque Nacional que espera ser un lugar de recogimiento para reconocerles la dignidad a tantas ciudadanas que han sufrido la violencia de género. La semana pasada, en las escalinatas del Museo Nacional de Colombia, fue lanzado con vigor el programa transmedia que busca resignificar –caso por caso– los derechos de las mujeres, adolescentes y niñas del país.
Y, sin embargo, el fondo de prevención, protección y asistencia aprobado en el último debate en la Cámara no es solo otro reconocimiento a una labor llena de coraje, sino, además, el enorme logro de convertir la solidaridad con las comunicadoras violentadas en una firme política de Estado. La votación en el Congreso fue, como se dijo en un primer momento en estas páginas, un recordatorio –perfecto para el Día de la Mujer– de que ha quedado atrás el tiempo de callar los horrores, y además es el momento de hacer acciones concretas, efectivas, para resarcir los daños y cumplir sin ambivalencias con la promesa democrática de la igualdad.