Desde el helicóptero, el piloto estadounidense Hugh Thompson vio cómo masacraban a niños, mujeres y ancianos. Estaba impactado. No entendía por qué sus compañeros de armas acababan con esas vidas, así que aterrizó y los defendió apuntando con su arma a su propio Ejército.
Este fue el primer antecedente del movimiento de objetores de consciencia que, años después, fue impulsado por David Cortright, un recluta destinado a la banda marcial que decidió oponerse a la guerra desde adentro y, luego de Vietnam, ha dedicado su vida a la búsqueda de la paz.
Hoy, es director de estudios de políticas en el Instituto Kroc para Estudios Internacionales de la Paz, cargo que dejará en junio, cuando comience su retiro.
Durante su tiempo al frente del instituto, Cortright ha hecho un seguimiento al
acuerdo de paz firmado entre las Farc y el Estado colombiano el 24 de noviembre de 2016. Su trabajo, y el de su equipo, se ha enfocado en las estadísticas, los números, aunque eso no le impide hacer un diagnóstico con sus opiniones sobre la marcha del proceso. Cortright habló con EL TIEMPO.
¿Cómo llegó Kroc al país?
El Instituto Kroc de la Universidad de Notre Dame para Estudios Internacionales de Paz fue escogido por primera vez en el mundo para hacer la verificación y el monitoreo de la implementación de los acuerdos, a través de la Matriz de Acuerdos de Paz. Esto se dio cuando estaban finalizando la negociación.
¿Por qué los escogieron a ustedes?
Ya teníamos un vínculo con algunos actores importantes y, claro, por la credibilidad de la universidad.
Usted sabe lo que es la guerra, estuvo en Vietnam, ¿cuál es su historia?
Fui soldado en la guerra de Vietnam en 1968 y entré al Ejército y me opuse a la guerra porque la encontraba inmoral e injusta, entonces era un soldado activo que respaldaba la paz. Alcancé notoriedad como un objetor de conciencia y me volví parte de un movimiento de paz. Acabé mis estudios y trabajé en Washington como director del Comité para una Política Nuclear Sane, y fui profesor durante 28 años en la universidad.
¿Qué piensa sobre la guerra un hombre que participó de esta?
Por ejemplo, la guerra de Estados Unidos con Irak es injusta e ilegal, fue un desastre, igual que con Afganistán. Por fortuna, creo que el número de guerras es menor hoy en día.
En junio usted termina su tarea en Kroc. ¿Con qué sentimiento se va al dejar el proceso y cuál es su balance de la implementación de los acuerdos?
En general estoy esperanzado y optimista. Yo veo que hay un buen proceso. Tenemos datos que dicen que el 40 por ciento de la implementación de los acuerdos se cumplieron o se están cumpliendo, y hay una gran posibilidad de que en los siguientes 15 años se completen.
Pero ¿hay muchas quejas?
En cifras, el 25 por ciento de la implementación no ha empezado aún. Pero comparado con otros 34 procesos de paz que estamos monitoreando es un buen proceso y hay altas probabilidades de que haya una estabilidad y menos probabilidades de regresar a la guerra. Si seguimos por este camino, estamos creando las bases de una paz sostenible y duradera que incluye el fundamento de un buen desarrollo social y económico.
Mi decepción más grande es la falta de seguridad de los excombatientes y líderes
sociales
¿El 40 por ciento de la implementación hoy podría ser mayor si no se estuvieran presentando crímenes contra excombatientes? Esto genera desconfianza...
El principal problema es la pérdida de confianza en el proceso. Eso afecta la tasa de implementación porque las garantías de seguridad son disposiciones del acuerdo final.
¿Porcentualmente el número de excombatientes asesinados cuál es?
Hicimos el cálculo y la tasa de homicidios de excombatientes es 15 veces mayor que el promedio nacional de Colombia. Es decir que si esa población fuera un país, sería alrededor de tres veces más violento que Honduras. Eso claramente socava la confianza no solamente de los mismos excombatientes, sino que alimenta a las disidencias y organizaciones armadas que no han entrado en negociaciones.
¿El factor del narcotráfico es determinante?
En el acuerdo hay un capítulo de narcotráfico y drogas ilícitas, y se habla de los programas de sustitución. Estos han tenido una serie de retos y representan un problema de bastante fondo que es muy difícil de manejar. Los beneficiarios de esos proyectos no están satisfechos porque no han llegado los proyectos productivos que fueron prometidos y que reemplazan la economía ilegal. Y el 98 por ciento de los asesinatos se han presentado en zonas donde las economías ilegales están muy presentes.
¿Cómo ha sido el proceso de los exguerrilleros para entrar en una sociedad en la que hay que cumplir deberes, hacer filas, pagar impuestos?
La reincorporación ha sido bastante exitosa en el sentido de que las personas han logrado acceder a servicios sociales, que tienen los ciudadanos en general, y también adquirir unos estatus legales, es decir, está la historia de la persona que no lleva el carné a la clínica y a mí me ha pasado eso, pero en general el a los derechos ciudadanos es bastante bueno.
Este gobierno está comprometido con la implementación y muestra un progreso bastante positivo
¿Y políticamente?
Es fundamental el haber creado el partido de la Farc, es un gran avance. Lo que está cojeando un poquito es en la reincorporación en cuanto a los proyectos productivos.
¿De qué se va decepcionado de la implementación de los acuerdos?
Para mí el tema de la seguridad es bastante importante. Pienso que mi decepción más grande es la falta de seguridad de los excombatientes y líderes sociales.
Existe la percepción de que la narrativa de los medios estuviera contando los acuerdos con la misma narrativa de la guerra, ¿usted cree lo mismo?
Es sabido que las bombas o un asesinato llaman mucho la atención y la paz significa una vida normal sin violencia, trabajar, tener familia, y es muy difícil hacer que eso sea noticia. Pero hay historias maravillosas de excombatientes que crean negocios, tienen bebés, la gente comenzó a bautizar sus niños...
Sinn Féin acaba de ganar las elecciones en Irlanda porque cambió el discurso y se conectó con los jóvenes, ¿creen que la Farc alguna vez se pueda conectar con lo que piensa el país?
Lo que hemos visto en otros lugares del mundo es que en los primeros años, luego de las desmovilizaciones y que los grupos insurgentes constituyen partidos políticos, no son muy exitosos en las elecciones, pero después de unos años ellos adaptan no solo sus procesos, sino también sus discursos a las demandas de la ciudadanía y tienden a tener mejores resultados en las elecciones.
¿Cómo hacer para que muchos de las Farc cambien, digamos, su chip, para ver la vida fuera de la guerra?
Una forma de hacer eso es realmente gozando de los beneficios de vivir en sociedad, no solo tener una vida en paz, tener un trabajo, una familia, ir a la iglesia y la vida en comunidad que no solamente se puede tener en las tropas, sino que también se puede desarrollar en la vida civil.
¿Hasta cuándo continuará el proceso de verificación?
Hasta que nos dejen de dar los fondos para hacerlo, y hasta cuando las partes nos quieran acá. Por ahora, la comunidad internacional está dispuesta a seguirnos apoyando.
¿Cómo les ha ido con el gobierno Duque?
Es importante decir que este gobierno está comprometido con la implementación y muestra un progreso bastante positivo y estable.
Muy cortés su respuesta…
Pero eso es lo que nos dicen a nosotros los datos, los datos hablan y el patrón es realmente de progreso y de la tendencia positiva. Por ejemplo, los Pdet (Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial) ya se habían iniciado, pero esta es la fase más difícil porque es la implementación y también la de darle los fondos para que empiecen los proyectos productivos, y eso está sucediendo.
En Colombia estamos al comienzo del cuarto año y vemos un avance positivo en el tema del catastro y los títulos de tierras, entonces vemos una dirección positiva...
¿Cuál es el avance del componente territorial?
Normalmente el tema de la reforma agraria es un tema que se demora mucho en la implementación, más o menos 7 años, según lo hemos visto en otros procesos de paz. En Colombia estamos al comienzo del cuarto año y vemos un avance positivo en el tema del catastro y los títulos de tierras, entonces vemos una dirección positiva en lo que es la distribución de la tierra.
¿Qué recomendaciones finales hace para que se mantenga el optimismo y los acuerdos puedan superar temas como la violencia o los disidentes?
Es una pregunta muy grande. Volviendo a las garantías de seguridad, este es un tema fundamental y en el Gobierno y la Fuerza Pública hay suficientes tropas para proveer de seguridad en los territorios, pero no se trata únicamente de números, sino de una aproximación más comunitaria para brindar las garantías de seguridad.
¿Cómo, por ejemplo?
Para la Fuerza Pública es un cambio de mentalidad porque no se trata de librar una guerra, se trata de proteger a las comunidades. Una segunda recomendación es continuar el trabajo de la reforma agraria y especialmente de los Pdet.
Con toda su experiencia en temas de paz, ¿se lleva alguna lección personal de este proceso?
Creo que Colombia puede ser un modelo para el resto del mundo de una transición de un conflicto terrible y cruel hacia un Estado de paz, que presenta dificultades, pero que también es muy esperanzadora.
¿El mundo está mirando a Colombia?
Claro. De lo que pase aquí se aprende para otros procesos de paz en el planeta.
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