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¿Usted viene siendo como el doctor Fauci del proceso de paz?

Emilio Archila, consejero presidencial, analiza implementación del acuerdo con las Farc.

Archila es abogado de la Universidad Externado y desde el comienzo de este gobierno está al frente de la alta consejería para la estabilización.

Archila es abogado de la Universidad Externado y desde el comienzo de este gobierno está al frente de la alta consejería para la estabilización. Foto: Mauricio León. EL TIEMPO

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Emilio Archila, quien funge como consejero para la estabilización y consolidación, es considerado uno de los mejores funcionarios del Gobierno y se refiere a la ejecución del acuerdo de paz cuatro años después de firmado.
Usted ha logrado algo muy difícil: mucha credibilidad en la implementación de los acuerdos de paz. Cómo será que hasta el excomisionado Sergio Jaramillo le reconoce al actual Gobierno que “abordó la reincorporación con seriedad”. Y que hasta en algunos puntos ha ido más allá de lo pactado… ¿Respira tranquilo con ese reconocimiento?
Sí, porque no tengo ninguna duda de que eso es así. Estoy completamente seguro de que el 99 por ciento de las cosas que se están haciendo y que están previstas en los acuerdos son temas que unen al país, no que lo dividen.
Si yo dijera que usted en Colombia es para la implementación de los acuerdos de paz como en EE. UU. el doctor Anthony Fauci en las cifras de la pandemia, en el sentido de que casi todo el mundo le cree, ¿qué me respondería?
(Risas). No, que eso me gusta mucho y que ojalá logremos muchos consensos.
¿Qué logros lo tienen más satisfecho? Adelante hablamos de lo que no…
Entre las cosas que me tienen más satisfecho está la generosidad política que ha tenido el presidente Duque, para que hagamos las planeaciones a largo plazo. Digamos, algo que suele pasar desapercibido pero que es lo más importante, en mi opinión, es que todos estos temas se han intentado arreglar durante todas las épocas, desde ‘Sangrenegra’, pasando por el Frente Nacional y por tantos gobiernos del siglo XX y XXI. Pero en cuatro años no se alcanza. En los acuerdos se establece que esto deberá implementarse durante tres istraciones presidenciales seguidas y el presidente Duque ha tenido esa generosidad política y responsabilidad histórica de que hagamos la planeación realmente a más largo plazo.
¿Cuántos excombatientes con sus familias viven hoy realmente en esas zonas de rehabilitación y reincorporación?
En todo el país, 13.000 familias. Hay alrededor de 3.000 en los antiguos espacios territoriales; otros 3.000 en las cinco grandes ciudades; y el resto repartidos en casi 500 municipios. Pero nosotros sabemos exactamente dónde están, cuál es la condición en que están, etcétera. Y es muy satisfactorio que con todos los esfuerzos que hemos hecho, y las garantías que les hemos dado, casi la totalidad de ellos siguen dentro del proceso a pesar de las amenazas, a pesar de las invitaciones que les han hecho estos salvajes de ‘la nueva Marquetalia’. El 75 por ciento de ellos ve su futuro con optimismo. Eso es muy satisfactorio.
Hay discusión sobre el programa de sustitución voluntaria de cultivos. Según el expresidente Santos, “ese programa se dejó morir” y a eso atribuye que estemos inundados de coca...
Recibimos ese programa –y quisiera no hacer una explicación fea para el Gobierno anterior– solo con promesas a 100.000 familias de que iban a apoyarlos para salir de la coca. Pero no había contratos ni financiación, ni proveedores. Hemos invertido casi 1 billón de pesos y logrado que 100.000 familias salgan de la coca, eso son 400.000 colombianos. Tenemos otros programas de sustitución y eso es satisfactorio.
También están los ojos puestos sobre los proyectos productivos…
Los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet) incluyen una planeación y una ejecución a 15 años, para sacar de la violencia y la pobreza a los 170 municipios más afectados. Todos los departamentos incluyeron las iniciativas del Pdet en sus planes de desarrollo, nosotros los incluimos en el Plan Nacional de Desarrollo; cambiamos las reglas del 7 por ciento de las regalías y obtuvimos del Congreso la posibilidad de que el año entrante hagamos un adelanto de ellas: obras por impuestos. Eso quiere decir que en este momento puede haber unos 5 billones de pesos en obras, ejecutándose para esas regiones y que el año entrante vamos a tener otros 5 billones. Tener algo entre 8 y 10 billones de pesos ejecutándose y con la planeación que hemos proyectado a 15 años, eso tiene que cambiar al país, porque vamos a quitarles todos los argumentos a los violentos. Y eso es muy satisfactorio.
Lástima que el panorama diga que van a seguir el narcotráfico, la disputa por las tierras y el asesinato de líderes muy probablemente por cuenta de estos y otros factores. Eso oscurece la efectividad de los acuerdos...
Claro. Pero tratando de ser muy práctico, y espero no equivocarme en esto, una cosa es la existencia de crimen y otra cosa es la existencia de crimen en unas regiones que son gigantescas, muy dispersas y sin presencia del Estado. Los 170 municipios son la tercera parte del país, eso es gigantesco y acumulan el 15 por ciento de la población. Cuando uno tiene crímenes en zonas con esas características, además del crimen tiene control del territorio y eso le introduce a la violencia una dimensión completamente diferente. Entonces, obvio que hay que seguir trabajando en todos los demás frentes, pero la llegada del Estado… o sea, lo que ahuyenta la coca, la minería ilegal, la marihuana, es la llegada de las vías.
Es muy satisfactorio
que con todos los esfuerzos hechos y las garantías dadas, casi la totalidad de los excombatientes siguen dentro del proceso a pesar de las amenazas
¿Cómo así?
Es una manera de decirlo. Creo que lo que hemos hecho en los Pdet es muy satisfactorio. Como lo que estamos haciendo en el catastro multipropósito, creando las condiciones para que haya nuevos operadores catastrales. Conseguimos 150 millones para invertir en 80 municipios en saneamiento completo. Y es tan bonito –esto es de la consejera para la Gestión y el Cumplimiento, Alejandra Botero– que los gringos van a apoyarnos con otros municipios, lo mismo que los británicos y los holandeses. Yo creo que ahí el ‘coseche y venda a la fija’ del ministro de Agricultura es muy poderoso. El programa de vías terciarias de la ministra Ángela María Orozco lo es también. Igual que lo que está haciendo Malagón con ‘agua al campo’. La ministra de Educación ha comprometido casi la mitad de su presupuesto para infraestructura en los municipios más afectados por la violencia y la pobreza. Y duplicamos el presupuesto de salud rural. Todos esos son cumplimiento de los acuerdos.
Cuando usted se asoma por esos campamentos de reintegración, ¿de qué se le queja la gente?
De seguridad y de tierras.
¿Siente que en esos dos temas el Gobierno tiene razones para sentirse frustrado?
Yo creo que en el tema de tierras, no. Lo que pasa es que los tiempos no van al ritmo en que ellos quisieran, pero ahí tenemos muchos programas. En estos días el Presidente firmó el decreto que nos permite disponer de los activos de la SAE, esos son 500 terrenos en los mejores sitios del país.
¿Y en el tema de seguridad?
Estamos haciendo muchas cosas, pero el objetivo ahí es llegar a cero fatalidades. No hay un solo muerto que sea aceptable.
Lo que sí tengo claro es que el número de personas que se han devuelto a la criminalidad es absolutamente marginal
Es uno de los puntos en los que aterriza el exconsejero Sergio Jaramillo para decir que si eso no se resuelve, no se va a lograr seguir implementando la paz…
Ahí hay cosas complejas. Cuando Colombia firmó los acuerdos con las Farc, entendiendo que estábamos sacando de la violencia más o menos a la mitad de la gente que estaba alzada en armas, el Eln existía, el Epl existía, ‘los Pelusos’estaban ahí, ‘los Puntillos’ estaban ahí, el ‘clan del Golfo’ estaba ahí. Entonces, pensar que la implementación del acuerdo era por sí misma suficiente para lograr una paz estable y duradera, pues es una ilusión. El país tiene que resolver esos temas.
Su trabajo está más relacionado con la implementación que con la justicia. Pero ¿tiene alguna opinión del debate en el Congreso contra el exfiscal Néstor Martínez? Hay algunos que consideran que un supuesto entrampamiento de él y la DEA contra ‘Santrich’ creó las disidencias de las Farc.
Lo que sí tengo claro es que el número de personas que se han devuelto a la criminalidad es absolutamente marginal.
Pero al monte se devolvió el jefe negociador, el señor ‘Iván Márquez’…
Que nunca dejó de narcotraficar…
Pero negoció, firmó el pacto y estuvo en los primeros días actuando como si estuviera cobijado por él. Lo mismo ‘Santrich’ y ‘el Paisa’. Creo que el único que desde el principio se salió fue ‘Gentil Duarte’. Estos otros se devolvieron.
Pero ahí hay una parte fáctica que sí es relevante, porque en su aparición con ‘la nueva Marquetalia’ están motivados por otras razones distintas de que les estemos incumpliendo en el proceso.
¿Cómo cuáles?
Tienen negocios complicados. Creo que nunca dejaron de narcotraficar. No siento que fallas en alguna parte de la implementación justifiquen que estos salvajes estén haciendo lo que están haciendo.
¿Quién responde por una denuncia que usted hizo, con la que todo el mundo quedó aterrado, porque, le repito, la hizo el doctor Fauci-Archila, de que las Farc han entregado una mínima cantidad de sus riquezas para resarcir a las víctimas?
Ellos en el inventario se comprometieron a entregar un billón de pesos; de esos, 500.000 millones no son monetizables, eran carreteras, campañas de vacunación, cosas de ese estilo. Entonces quedábamos con 500.000 millones de pesos. De esos se han podido monetizar un poco más de 3.000 millones, y tenemos unos lingotes de oro que al monetizarlos van a valer como unos 40.000 millones de pesos. Luego, yo los he invitado varias veces y la semana pasada lo hice otra vez, a que hagan lo que tienen que hacer para que las víctimas reciban lo que ellos mismos dijeron que iban a entregarles.
Para terminar, ¿qué ha significado para usted esta titánica labor?
(Risas). Nunca sé qué contestar a eso. Pero, digamos, he conocido cosas del país y de nuestra gente y servidores públicos que son absolutamente ensoñadoras, maravillosas, y eso ha hecho que vea aspectos de mi propia vida que antes no había visto. He sido testigo de la voluntad de la gente que quiere por todas partes salir del círculo de violencia. Nadie quiere quedarse ahí. Entonces, es claro que si somos juiciosos y utilizamos esa oportunidad de los 15 años que vienen, vamos a cambiar las siguientes generaciones. Quizás lo que me ha costado más trabajo es no pasar suficiente tiempo con mi hijo.
¿Algún mensaje para quienes todavía creen que ustedes están haciendo trizas los acuerdos?
Cuando hicimos la celebración de ‘Defendamos la Paz’, Humberto de la Calle dijo que estaban revisando mis resultados, que los iban a mirar con cuidado y que ahí podría haber un puente para que pudiéramos trabajar juntos. El presidente Duque ha dicho que a los colombianos no se les puede clasificar entre amigos y enemigos de la paz. Ojalá logremos encontrar muchos espacios para que podamos entre todos mirar cómo las cosas se hacen mejor. Tenemos que encontrar los temas en los que no hay divisiones. Ojalá el próximo debate político no se diera entre quién sí lo hace y quién no, sino sobre quién lo puede hacer mejor.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO

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