Un nuevo estudio, publicado en la revista Nature, por la Universidad de Bristol y el Colegio Universitario de Londres, concluyó que la habilidad de digerir la lactosa se volvió común casi 5.000 años después de que los humanos empezaran a consumir leche.
Cerca de dos tercios de la gente tiene deficiencia de lactasa, es decir que no puede digerir la lactosa, el principal azúcar de la leche.
Al no poder producir la enzima lactasa, el cuerpo no absorbe bien la lactosa y, en el colon, este azúcar es fermentado por bacterias, generando malestares como calambres, gases o diarrea. Estos síntomas se conocen como intolerancia a la lactosa.
Los investigadores descubrieron que el constante consumo de leche durante generaciones no fue la razón por la que aumentó la tolerancia a la lactosa. "La leche no tuvo nada que ver", asegura el autor del estudio, Mark Thomas, del Colegio Universitario de Londres.
Los resultados del estudio contradicen la creencia de que el consumo de productos lácteos de origen animal llevó a la evolución de una variante genética que les permitió a los humanos del pasado digerir la lactosa incluso después de la edad adulta.
Luego de analizar una enorme cantidad de material de ADN e información médica de personas en Gran Bretaña, los investigadores llegaron a la conclusión de que la tolerancia a la lactosa tiene poco efecto en la salud de la gente o sus niveles de calcio, dice Thomas.
Thomas cuenta que alrededor del año 1.000 a. C. el número de humanos con capacidad de digerir lactosa, que está codificada en un gen, empezó a aumentar rápidamente. Luego de descubrir que el consumo de leche no estaba relacionado con este incremento, los investigadores probaron dos hipótesis alternativas.
La primera hipótesis advierte que cuando los humanos comenzaron a estar expuestos a más patógenos, los síntomas de la intolerancia de lactosa combinados con los nuevos agentes infecciosos podían ser mortales.
Thomas señala que, en los últimos 10.000 años, los humanos estuvieron cada vez más expuestos a patógenos como consecuencia del incremento de la densidad poblacional y la creciente cercanía con los animales domésticos.
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