Cualificada como el aporte más importante a la planificación familiar del siglo XX, la píldora fue la primera forma de anticoncepción derivada del conocimiento científico de la fisiología reproductiva.
En esencia, tiene un carácter específico porque a diferencia de todos los demás medicamentos usados para prevenir o curar males fue diseñada para istrarse en mujeres sanas por largos periodos, por lo que requiere exigentes procesos de monitoreo y regulación, superando de lejos los que se aplican a los diferentes fármacos.
Más allá de ser una revolución en la historia farmacéutica y en el proceso anticonceptivo, la píldora es el inductor y catalizador de todo el vuelco sexual y social que apareció después.
Tal vez su desarrollo, en una época trazada por la confianza y el optimismo en la ciencia y su capacidad para resolver muchos problemas, terminó por convertirla en un referente obligado de la victoria del conocimiento científico sobre la acción normal de la naturaleza, tanto así que en muchos espacios aparecía como parte de la solución a los problemas sociales y económicos que por entonces se le achacaban a la explosión demográfica del planeta.
Por supuesto que estas mismas razones la han sumergido en controversias que han ido variando con el paso del tiempo.
Y a los cambios, en las concepciones políticas que existen hacia el crecimiento poblacional, la misma anticoncepción, la evolución de los derechos de la mujer y, por supuesto, su papel dentro de la sociedad.
En la entrega anterior hablamos un poco de la progesterona en momentos en que la manufactura de hormonas se perfeccionaba paralelamente al conocimiento del sistema reproductivo que prontamente dio paso para que a finales de los 50 varias decenas de millones de mujeres alrededor del mundo ya hubieran tomado anticonceptivos orales en un proceso que diez años después aumentaba en diez millones de mujeres anualmente en todo el planeta.
De estas mujeres, más de la mitad eran norteamericanas y una tercera parte de ellas de Latinoamérica, lo que consolidó a la píldora no solo como una de las formas más populares de anticoncepción, sino también en el medicamento más consumido regularmente en el mundo.
La próxima semana hablaremos de la píldora masculina. Hasta luego.
ESTHER BALAC
Para EL TIEMPO
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