Muchas mujeres notan un aumento de la grasa del vientre a medida que envejecen y llegan a la mediana edad. Para sorpresa de ellas, muchas veces este fenómeno se da incluso si no están aumentando de peso.
Pero, ¿qué hay detrás de todo esto? Todavía la ciencia no ha logrado encontrar un motivo exacto, pero las recientes investigaciones sugieren que esto se debe probablemente a una disminución del nivel de estrógeno, que parece influir en el lugar donde se distribuye la grasa en el cuerpo.
Pero la tendencia a aumentar o acumular peso alrededor de la cintura (y tener forma de "manzana" en lugar de una "pera") también podría tener un componente genético.
“Se trata de un cambio fisiológico que, por desgracia, nos ocurre a prácticamente todas las mujeres a medida que envejecemos”, explica Victoria Vieira-Potter, profesora asociada de nutrición y fisiología del ejercicio en la Universidad de Missouri, citada por el diario estadounidense 'The New York Times'.
Y es que antes de llegar a la menopausia, los niveles de estrógeno en el cuerpo de las mujeres empiezan a disminuir (no sucede exactamente en la menopausia, como muchas creen).
Esto desencadena una serie de síntomas como cambios de humor, irregularidad en el periodo, problemas para dormir, y cambios en la forma del cuerpo. Todo esto se da entre los 45 y 55 años.
Un estudio de la Escuela de Medicina David Geffen de la Universidad de California en Los Ángeles, aplicado a casi 400 mujeres, analizó la evolución del cuerpo de este grupo en el mencionado rango de edad durante 12 años.
Se encontró que en este periodo se cambió la forma en que el cuerpo femenino almacena grasa, pasando de centrarse más en las piernas y las caderas a acumular más en la sección media, similar a lo que ocurre con los hombres.
De acuerdo con el estudio, la grasa de la sección media aumentó, en promedio entre un 24 y un 17 por ciento. El aumento de la grasa de la sección media fue más rápido durante los años anteriores y el año posterior a la última menstruación.
Este cambio hormonal sería el que estaría detrás de que muchas mujeres pasen de tener cuerpo de “pera” (con caderas más anchas que la cintura) a tener el llamado cuerpo de “manzana”, que se caracteriza por mayor grasa abdominal.
EL TIEMPO