Dos hechos recientes reflejan dos orillas distintas de lo que debería pasar en Colombia en cuanto a economía digital.
Por un lado, la (buena) noticia de que en la nueva
reforma laboral se incluyó un artículo que demostró que con diálogo, análisis articulado y comprensión se puede llegar a soluciones eficientes:
el artículo que abre la puerta a una formalización ajustada a los ‘rappitenderos’.Dicho artículo se logró gracias al diálogo entre Estado e industria: entre el Ministerio del Trabajo y la agremiación de aplicaciones Alianza Inn, las personas que obtienen ingresos mediante esas plataformas, como muestra de una máxima de la vida: cuando se quiere, se puede.
Y contentos todos. El objetivo supremo de beneficiar a 120.000 repartidores y a los 75.000 comercios que se benefician de la tecnología fue la amalgama suficiente para juntar dos orillas que se veían muy distantes. Una refrescante Coca-Cola en el desierto de las diferencias.
Los ‘rappitenderos’ tendrán dos modalidades de vinculación, como independientes o dependientes, con aporte de Rappi y con toda la protección laboral.
En el lado de B de esta historia está la de los taxistas. Una industria que a diferencia de las apps de domicilios, que lograron en meses con el Gobierno ajustar la normativa laboral a su modelo de economía digital, lleva años sin el menor avance al respecto.
Las aplicaciones de movilidad siguen funcionando en un área gris, como que sí, como que no, como que les dicen ‘ilegales’ de cuando en cuando para que los dueños de flotas de taxis no se alebresten, aunque el Gobierno les cobra un multimillonario IVA.
Sigue siendo la de los taxis la ‘República Independiente del Vaya Usted a Saber’: ¿cuántos carros hay, cuántos ‘gemeleados’?, ¿cuánto recaudan en efectivo al día sin la menor trazabilidad o impuesto? ¿Quién pone el precio de los cupos? ¿Les pagan la seguridad social dizque obligatoria a los conductores?
Vaya usted a saber.
Respuestas y soluciones que se lograrían todas con la tecnología, con la economía digital.
Nada que se logra ajustar una regulación arcaica en beneficio de pasajeros y conductores.
Hasta amenazas de muerte han recibido congresistas que han osado proponer el cambio.
¿No será que la ministra Gloria Inés Ramírez se anima a desenredar esa pita y lograr, por fin, la regulación digital de movilidad?
JOSÉ CARLOS GARCÍA R.
Editor Multimedia
En X: @JoseCarlosTecno