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‘Es urgente que entremos en la conversación de los psicodélicos’
Adriana Correa, periodista, lanzó un pódcast sobre la ciencia detrás de esas sustancias. Entrevista.
Adriana Correa Velásquez (45 años) lanzó su pódcast 'Atajos mentales' en Spotify, Apple Podcast, Spreaker y Google Podcast. Foto: Archivo particular
Hace exactamente una semana, Australia se convirtió en el primer país en legalizar el uso médico del éxtasis (MDMA) y la psilocibina, un compuesto presente en algunas especies de hongos.
Desde el 1.º de julio, las autoridades del país oceánico dieron luz verde a los psiquiatras para prescribir estas sustancias a pacientes con trastorno de estrés postraumático (TEPT) o ciertos tipos de depresión. Además, en Estados Unidos el MDMA está en estudios de última fase para ser aprobado por la istración de Alimentos y Medicamentos (FDA), también para tratar el TEPT.
Una semana antes, en Denver (Colorado), se celebró la conferencia sobre la ciencia de los psicodélicos más grande registrada hasta ahora. La Psychedelic Science 2023 reunió entre el 19 y el 23 de junio a unos 12.000 asistentes y más de 300 conferencistas para hablar sobre los avances investigativos alrededor del uso terapéutico de estos compuestos.
Entre los miles de asistentes estaba una colombiana: Adriana Correa Velásquez, quien acaba de estrenar en las principales plataformas su pódcast Atajos mentales. Con esta serie, de siete capítulos, busca traer al ámbito nacional una conversación en la que países como Suiza, Estados Unidos y Australia son líderes.
Hija de una nutricionista y un pediatra, Correa nació en Medellín hace 45 años. Estudió periodismo, hizo un MBA y durante 19 años trabajó en istración pública. Fue la presidenta ejecutiva de Maloka hasta 2021, cuando decidió retomar la comunicación.
En entrevista con EL TIEMPO, habla del proyecto que lanzó junto con la productora local Akorde Media y la española TrueStory, el cual gira alrededor de la ciencia de las sustancias psicodélicas (el término psicodelia fue acuñado en 1957 por el psiquiatra Humphry Osmond y significa 'manifestación de la mente').
Por una experiencia que tuve con el yagé. A mí estas plantas ni me interesaban. Yo llegué al yagé buscando ayuda para un familiar mío y terminé probándola porque él no pudo ir, y para mí eso fue muy revelador. Sentí que era un misterio y necesitaba entender qué fue eso tan potente que viví. Entonces arranqué con esa pregunta desde el mundo científico: qué pasa en el cerebro, por qué tenemos estas visiones y por qué —y es la parte para la que aún no tengo explicación— se da esa experiencia mística.
Eso fue tan revelador que salí a estudiar y me topé con dos cosas. Primero, que la bibliografía disponible es muy poca en español. Las investigaciones científicas que están saliendo son en inglés, porque se están haciendo casi todas en Estados Unidos. Entonces dije: "Quiero hacer un pódcast para dar a conocer esto", y empecé a leer que había todo un renacimiento de la investigación científica de los años 60.
¿Qué vamos a encontrar ahí?
Son siete episodios. Quise contar todo a través de historias de personas que hubieran tomado psicodélicos y que esto les hubiera cambiado su vida. El primer episodio empezó conmigo, aunque creí que me iba a escapar de eso (risas). Todo es en un formato narrativo, pero hay dos que son entrevistas: la de Alejandro Gaviria (exministro de Salud) y una con el antropólogo Carlos Castaño, el de Chiribiquete: la maloka cósmica de los hombres jaguar.
Toda la investigación científica está concentrada sobre todo en cuatro, y es ahí a donde me circunscribo. El LSD (ácido lisérgico), uno de los que tienen muchos estudios. El otro es el MDMA, el éxtasis, que parece que va a ser aprobado por la FDA. El tercero es la ketamina, la única que es legal; en Estados Unidos ya hay más de 200 clínicas de infusiones de ketamina para tratar enfermedades mentales y la salud en general. Y el yagé o la ayahuasca, sobre la que también hay mucha investigación. Esta temporada está concentrada en esos psicodélicos.
¿Para qué sirven? ¿A quiénes ayuda?
Todos son estudios clínicos distintos, pero con pacientes que son alcohólicos o tienen adicciones a drogas fuertes han visto que después de las tomas disminuyen la dependencia. En la depresión mayor, uno de los campos que me parecen más prometedores, les sirve incluso a aquellos que ya son resistentes a drogas psiquiátricas. También en desórdenes de alimentación como anorexia y bulimia.
El otro campo que es fascinante y es el más prometedor es la neurogénesis. Lo que se ha visto cuando hacen imágenes del cerebro bajo las tomas de un psicodélico es que se producen nuevas neuronas. Esto es una promesa para la medicina o para enfermedades degenerativas; por ejemplo, el alzhéimer o el párkinson. La producción de nuevas neuronas es como nos regeneramos, entonces la neurogénesis es uno de los poderes más grandes que han venido descubriendo en estos psicodélicos.
Y hay un grupo más, del que también me gusta hablar. Han hecho muchos estudios no solo para las personas enfermas, sino también para los que queremos darles otra jerarquía a las cosas que pensábamos que eran importantes o que queremos sentirnos mejor.
Es importante hacer una salvedad: los psicodélicos en Colombia todavía no son legales. En Estados Unidos, en otros países, la regulación está muy avanzada, pero todavía tenemos unas barreras normativas. Lo segundo es que estamos hablando de uso de psicodélicos en contexto terapéutico, con gente capacitada que haya estudiado eso: qué pasa en el cerebro.
Lo que se ha visto cuando hacen imágenes del cerebro bajo las tomas de un psicodélico es que se producen nuevas neuronas. Esto es una promesa para la medicina o para enfermedades degenerativas.
Lo que más me ha fascinado es que encontraron que tenemos una red en el cerebro que se llama la 'red neuronal por defecto'. Y han visto que, durante las tomas de psicodélicos, se apaga. Inicialmente pensaban que se activaba. Los neurólogos han encontrado que ahí es donde se encuentra la construcción del yo. Esa red es la que ayuda a tejer quién soy y cómo me muevo en el mundo. Si se apaga, hay disolución del ego y puedo ser menos rígida frente a lo que pienso. El cerebro se va volviendo rígido porque aprende a hacer cosas para ser más eficiente. Es muy difícil que las desaprenda.
Alguien describía que es como si hubiese surcos en la nieve. En una toma de psicodélicos es como si creáramos unos surcos nuevos, caminos distintos para resolver problemas, mirar nuestra vida o enfrentarnos a una situación difícil.
En temas normativos, Estados Unidos tiene algunos de los estados donde la normatividad alrededor de algunas de estas sustancias no es tan rígida. Por ejemplo, ya Janssen sacó un antidepresivo con ketamina en spray nasal, con fórmula médica de un psiquiatra. Y está el estudio del éxtasis para su aprobación. Con la psilocibina, Canadá ya dio el paso, y en Australia están dando unos muy importantes en temas de legalización y avance en contexto terapéutico. Muchas universidades en Estados Unidos y Europa están estudiando.
¿Y cómo está Colombia en todo este universo?
Colombia está súper atrás. En este momento hasta para la investigación tenemos una barrera tremenda, y por eso mi llamado, por la urgencia que siento que hay de comunicar el tema, para que empecemos a romper paradigmas sobre sustancias que nos hicieron creer que eran absolutamente tóxicas. Ya está probado que casi todas estas son seguras, con el acompañamiento correcto, y que no producen adicción.
Aquí me voy a detener en el yagé, que es nuestra. Es un conocimiento ancestral que está en la Amazonia. Todo lo que están diciendo los laboratorios, las comunidades indígenas lo sabían hace cientos de años. Por eso también me parece urgente que entremos en esta conversación, porque es nuestro patrimonio. Creo que Colombia podría tomar la delantera si se conecta con una medicina que es tan nuestra y sobre la cual no hay suficiente investigación.
Así se ve la terapia realizada con ketamina, una sustancia psicodélica, en la clínica Field Trip Health, en Toronto (Canadá). Foto:COLE BURSTON. Afp
La asistencia masiva que hubo en Denver retrata el boom de esos estudios. ¿Cómo blindar la investigación de que se vete, como ocurrió en los 70?
Esa es una reflexión que los científicos plantearon muchas veces en el congreso: qué vamos a hacer distinto. Como en los años 60 había mucha emocionalidad involucrada, una de las críticas más fuertes que hicieron de las investigaciones es que tenían un sesgo de los investigadores muy marcado. Como que su deseo de que estas sustancias funcionaran o que los estudios dieran lo que estaban buscando hizo que la investigación no fuera tan rigurosa. Ahora hay un movimiento científico muy riguroso, con todas las normas del método científico.
Lo segundo, y ellos lo dijeron mucho: trabajemos juntos con las instituciones. En los 60 fue un movimiento más de la contracultura, en contra de la institucionalidad. Allá (en el Congreso) hicieron un llamado: laboratorios, instituciones y gobierno tenemos que ir de la mano. Y dicen que la oposición es muy importante, porque también nos hace ver riesgos, dar pasos más prudentes.
¿Qué fue lo más avanzado que vio en este congreso?
Un neurólogo que se llama Robin Carhart-Harris está conduciendo varios estudios en enfermedades que son muy femeninas: la fibromialgia, los desórdenes de alimentación, cánceres terminales y las enfermedades autoinmunes.
En la mujer casi no se han hecho investigaciones. Casi todas las drogas que hoy están en el mercado se probaron en hombres, y hay enfermedades que son casi exclusivas del mundo femenino. Los médicos no saben qué hacer con estas que él está estudiando. Eso para mí fue novedoso. Lo otro es la efervescencia alrededor del MDMA. Es la única que es 100 por ciento producida por el hombre, y ahí es donde más adelante van en investigaciones.
En este, un país que acaba de tumbar la regulación del uso adulto del cannabis, ¿qué hacer para que se le dé la oportunidad al uso médico de psicodélicos?
Yo creo en la educación y la divulgación. Ese es el primer camino, lo que Colombia tiene hoy a la mano para empezar a avanzar. No estoy invitando a consumir psicodélicos, pero sí proponiendo conversaciones en las que nos eduquemos alrededor de sustancias que podrían traerle tantos beneficios a la sociedad. Es el primer paso.
¿Qué recomendarle a una persona que quiera acercarse a este tema?
Documentarse muy bien. Es importante que sean médicos y terapeutas los que istren estas sustancias. Hacer muchas preguntas, estudiar, conocernos, entender los antecedentes familiares. Mejor dicho, preparación y acompañamiento de un especialista.
Mi pódcast no es una invitación al consumo, sino a un mundo que actualmente despierta la curiosidad científica del planeta.