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La Luna vuelve a ser la consentida de las agencias espaciales
Hay proyectos colosales para desplegar infraestructura y materializar la ‘colonización’ de la Luna.
La Luna ejerce una fuerza de atracción gravitatoria sobre las mareas. Foto: iStock
Cuenta la leyenda que Artemis, hija de Zeus en la mitología griega, se aparecía en las noches con luna, y las plantas y animales danzaban en su honor. No por nada, ella, diosa de la caza y la naturaleza, era una de las deidades más veneradas.
Su arco se convertiría en un símbolo de la luna creciente, y miles de años más tarde su nombre es también el del regreso del ser humano a la Luna con el programa Artemis de la Nasa.
Después de medio siglo de tener a un hombre en la Luna, desde aquel 14 de diciembre de 1972, cuando el comandante Eugene Cernan regresó de su periplo en la última misión del programa Apolo, el Apolo 17, ahora nos encontramos ad portas de volver a tener nuevamente a un hombre y a la primera mujer caminando sobre la superficie lunar.
El programa Artemis, que comienza las pruebas del nuevo Sistema de Lanzamiento Espacial con misiones no tripuladas, a pesar de haber aplazado su primer lanzamiento, espera poder recorrer un camino cuyo objetivo es lograr en el 2025 hacer realidad el sueño de regresar a la Luna con seres humanos.
La nave espacial Orion colocada sobre el cohete lunar del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), completando el ensamblaje para la prueba de vuelo Artemis I en el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida. Foto:AFP
La Luna vuelve a ser la consentida de las agencias espaciales, que planean proyectos colosales para desplegar infraestructura y materializar la ‘colonización’ efectiva del cuerpo celeste.
Orbitadores, róvers, módulos de aterrizaje y estaciones lunares son algunos de los componentes que en los próximos años volverán a centrar el debate científico en las tecnologías espaciales y la nueva carrera espacial, como antesala de los viajes tripulados a Marte. Si el liderazgo del siglo XX fue para el primero en llegar a la Luna, el de este siglo lo sería para el primero en llegar a Marte, se suele anotar.
Si bien la nueva carrera espacial tiene marcadas diferencias con los inicios de las misiones de exploración a mediados del siglo pasado, cuando estaba en juego la supremacía de Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, la nueva versión no deja de estar exenta de aquellos juegos de poder. El principal rival de los primeros es ahora China, quien también espera establecer una base en el polo sur lunar en la próxima década, una región que contiene los elementos necesarios para crear propulsores para cohetes (hidrógeno y oxígeno).
La Nasa espera tener con Artemis una victoria temprana en la carrera lunar, pero teme que los cambios de istración y las prioridades presupuestarias del Congreso de Estados Unidos hagan tambalear los planes en el futuro.
Vivir en la Luna pondrá a prueba todas las capacidades de los humanos. La emoción está a flor de piel al comenzar a escribir una nueva página en la historia de la humanidad y, probablemente, el inicio de una nueva y desafiante era de exploración espacial.
El establecimiento de una base permanente lunar y las primeras prospecciones para la extracción de recursos lunares tendrán futuras repercusiones que aún no somos capaces de pronosticar por completo. Lo que sí está claro es que la carrera espacial de hoy tiene mucho más en juego, y que no es solo la tecnología y la gente las que se envían al espacio, son también nuestros valores como sociedad, una sociedad cambiante que afronta grandes dificultades y retos para superarlas.