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Sin toallas higiénicas, tampones ni copas menstruales: así es el sangrado libre
Entrenar al cuerpo para controlar el flujo menstrual es una técnica que despierta la curiosidad.
Para quienes practican el sangrado libre, esta opción abre las puertas al autoconocimiento. Foto: iStock
Toallas higiénicas, tampones, copas menstruales, pantis absorbentes, esponjas, entre otros elementos, hacen parte del abanico de posibilidades que existen para gestionar la sangre menstrual. El sangrado libre también es una de ellas y como su nombre lo indica, no involucra ningún método externo de recolección.
Su práctica genera dudas entre aquellas que saben lo que se siente menstruar. ¿Es posible retener la sangre solo con los músculos vaginales?, ¿cómo se logra?, ¿es viable en el día a día? La respuesta que han compartido a través de blogs y redes sociales quienes lo practican es un rotundo sí, pero requiere de entrenamiento.
Las manchas de sangre menstrual son normales durante el entrenamiento para dominar la técnica del sangrado libre. Foto:iStock
“Ha sido el acto de valentía y respeto más grande que he tenido hacia mi útero porque todo es muy natural”, aseguró y explicó que “es como cuando tienes ganas de orinar. Tú lo sientes. Es similar con el sangrado porque el cerebro emite la señal a un hemisferio y qué haces, retienes o vas al baño y expulsas tu sangre”, dice en entrevista para EL TIEMPO.
Pero añade que toma un buen tiempo y, aunque es difícil, no es imposible. Eso sí, requiere de una gran conexión con el cuerpo, especialmente con el útero y con todo el sistema reproductivo femenino.
Marmolejo aclara que se requiere mucha práctica, pero sobre todo “no tenerle asco a la sangre ni a las manchas porque son normales”.
A esto se le suma que muchas personas que lo practican lo entienden como un cambio de mentalidad. Es el caso de Sara Muñoz de Felipe, estudiante de la Universidad del Rosario, quien asegura que “es un movimiento y cambio de mentalidad en muchas dimensiones, como por ejemplo, el aceptar que la menstruación es algo natural, no necesariamente desde lo romántico, sino aceptar que ocurre, que no es un proceso doloroso en todos los casos. En sí, no debe ser algo visto desde el higienismo, que es la censura al cuerpo, el asco a la sangre, todas esas cosas. Es ver que es un proceso normal y tratarlo como tal”.
Tal como lo menciona Muñoz, este movimiento que invita a comprender la naturaleza y el cuerpo se ha convertido en una forma de normalizar socialmente la sangre menstrual. En simultáneo, ha sido una forma de concienciar sobre el gasto económico y la cantidad de desechos generados para manejar la hemorragia mensual.
Pero no es una novedad, antiguamente un gran número de mujeres lo practicaban, pues no existían los productos de gestión menstrual que conocemos ahora.
¿Cómo se puede practicar el sangrado libre?
Lo primero es aprender sobre la anatomía femenina, pues es necesario conocer cuáles son los músculos que se deben contraer para controlar el flujo. Muñoz añade que se debe aprender que las mujeres tenemos tres orificios; “está el anal, la vagina y la uretra. Nosotras, porque nos han enseñado, tenemos la capacidad de controlar la uretra y el ano, pero el conducto vaginal pareciera que no. Nadie sabe que eso se puede controlar”, dice.
Para esto puede aplicar los ejercicios de Kegel, enfocados en fortalecer los músculos del suelo pélvico que sostienen la vejiga, el recto y el útero, como los define el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. Durante estos ejercicios se deben apretar, sostener y relajar los músculos del piso pélvico.
“Estos no solo nos ayudan al sangrado libre, sino también a tener una salud óptima de todo nuestro sistema sexual y reproductivo. Existen diversos ejercicios como los hipopresivos, los de Kegel y trabajar la zona media del abdomen con énfasis el músculo ‘core’”, señala Juliana Delgado Viteri, educadora menstrual y acompañante de la ciclicidad femenina.
Además del sangrado libre, se ha demostrado que fortalecer dichos músculos trae beneficios como la prevención de la incontinencia.
Antes de aventurarse al sangrado libre, puede practicar estas técnicas al orinar, reteniendo el líquido momentáneamente y soltando de nuevo.
“Estos ejercicios los debería hacer toda mujer. Es, simplemente, fortalecimiento del piso pélvico”, explica Daniel Suárez, médico ginecólogo y obstetra.
Este primer acercamiento puede ser la base para que empiece a sentir estas partes de su cuerpo que con frecuencia ignora o que solo recuerda cuando tiene dolores menstruales.
“Se aprende a diferenciar cuando estoy cerrando el ano y cuando la parte de adelante, y eso entrena los músculos, es memoria muscular”, asegura Muñoz.
Delgado sugiere, como otro de los pasos, despertar la conciencia de la propia ciclicidad y todas sus fases. “Conocer cómo funciona nuestro cuerpo femenino y cómo reaccionamos a cada una de sus fases: folicular, lútea, ovulatoria, premenstrual y el sangrado como tal, pues todas son determinantes en la armonía de nuestro cuerpo”, afirma.
Y todas coinciden en que ese autoconocimiento del ciclo natural, que tiene ciertas particularidades para cada una, es una herramienta poderosa.
“No hay que tener miedo, es muy enriquecedor porque hay que escuchar al cuerpo”, aconseja Marmolejo. Para ella lo principal es “no tenerle asco a la sangre. Es limpia y tiene muchos beneficios”.
Lo tercero es ponerlo en práctica sin temor, preferiblemente un fin de semana en casa para poder actuar con tranquilidad si no se logra contener el sangrado.
“Lo único que hacer es ponerse un panti y un poco de papel higiénico y concentrarse en sentir la sangre. Si se manchan no pasa nada”, afirma.
En esa misma línea, Muñoz comenta que “uno empieza a hacer sentir que sale la sangre. Cuando lo siento, puedo aguantar unos siete u ocho minutos antes de tener que ir al baño, pero hay que aceptar que uno se mancha mientras está aprendiendo y es mejor en casa donde se pueden cambiar si eso pasa”.
En el mercado existe la opción de ropa interior absorbente y reutilizable, que resultan siendo un buen aliado para empezar en el camino del sangrado libre.
“Esto es tener tu poder. Es autoconocerte y es algo muy mágico y profundo”, puntualiza Marmolejo.
Por su parte, Delgado Viteri señala que “cualquier mujer que tenga la intención de practicarlo y experimentar en su cuerpo el sangrado libre puede hacerlo”, pero detalla que existen contextos sociales, culturales, económicos y políticos que impactan en cómo cada persona decide gestionar su menstruación.
‘Dejar fluir’ cuando se tiene una patología
Esta técnica es una opción para las personas menstruantes que desean dejar de lado los productos como toallas higiénicas, tampones o copas menstruales. Foto:iStock
Quienes viven con endometriosis o adenomiosis suelen presentar sangrados abundantes y prolongados. Por esto, para Luz Marina Araque, terapeuta menstrual y directora de la Asociación Colombiana de Endometriosis e Infertilidad, (Asocoen) es más difícil que estas personas practiquen el sangrado libre.
Principalmente porque “los dolores tan fuertes hacen que sea un trabajo arduo compenetrar con el cuerpo, elemento necesario para que el proceso sea exitoso”, expone la directora de Asocoen.
Sin contar otros síntomas que hacen que estas personas perciban el periodo como un momento desagradable, como fatiga crónica, dolor de cabeza y hasta problemas con el sistema digestivo.
Sin embargo, la filosofía del sangrado libre está en línea con uno de los objetivos alrededor de la salud femenina: quitar el tabú alrededor de la menstruación.
Cuando se naturalizan estas conversaciones, se promueve el autoconocimiento y puede tener consecuencias positivas en la salud de las personas menstruantes.
“Con esto se logra un diagnóstico temprano en patologías uterinas que pueden mejorar la calidad de vida de las mujeres.”, afirma Araque.
LAURA ALEJANDRA ALBARRACÍN RESTREPO - PAULA V. RODRÍGUEZ