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Papa Francisco: así fue la única visita del sumo pontífice a Brasil y los mensajes que dejó a su paso
● Francisco visitó Brasil en 2013, en su primer viaje apostólico tras ser elegido Papa.
● Rezó en el Santuario de Aparecida y pidió a los fieles que oraran por él.
Más de tres millones de jóvenes asistieron a su misa de clausura en Copacabana. Foto: O GLOBO
El primer Papa sudamericano, Francisco, realizó en 2013 su único viaje a Brasil, considerado uno de los momentos iniciales que marcaron su pontificado en el país con más católicos del mundo.
Su visita estuvo centrada en la Jornada Mundial de la Juventud, aunque también enfrentó manifestaciones, contratiempos logísticos y alcanzó cifras históricas de asistencia.
Una visita entre multitudes, protestas y mensajes para la juventud
Dos años antes de su llegada, en Madrid, Benedicto XVI anunció que Río de Janeiro sería sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud. Sin embargo, tras la renuncia de Benedicto en febrero de 2013, Francisco fue elegido en marzo como el primer pontífice de América del Sur, y su primer viaje internacional se realizaría en su continente de origen.
Francisco aterrizó el 22 de julio de 2013 en la Base Aérea de Galeão, donde fue recibido por la entonces presidenta Dilma Rousseff, el gobernador de Río de Janeiro Sérgio Cabral y el alcalde Eduardo Paes. No obstante, al trasladarse al centro de Río, una falla en el control de vías como la Avenida Presidente Vargas permitió que cientos de personas rodearan el Papamóvil.
Se calcula que aproximadamente 200 mil personas acompañaron la caravana. El avance fue tan lento que se tardaron 12 minutos en recorrer solo 500 metros. Pese a las dificultades, tanto la Policía Federal, las autoridades locales como el equipo del Papa valoraron de forma positiva la jornada.
Esa misma noche, mientras se llevaba a cabo una ceremonia en el Palacio de Guanabara, unas 300 personas protagonizaron una manifestación inicialmente pacífica cerca de una barrera de seguridad. Mientras tanto, Francisco pronunciaba un discurso ante los asistentes oficiales, entre ellos Dilma Rousseff:
"Aprendí que para acceder al Pueblo Brasileño, es necesario entrar por el portal de su inmenso corazón; Así que permíteme tocar suavemente a esta puerta en este momento. 'Pido permiso para venir y pasar esta semana con ustedes'” — expresó.
Posteriormente, al retirarse las autoridades, surgieron enfrentamientos entre manifestantes y la policía, que dejaron un saldo de ocho heridos y ocho detenidos.
La visita se realizó en medio de un clima social complejo. Las manifestaciones de junio de 2013, surgidas en respuesta al aumento en las tarifas del transporte público y al gasto relacionado con la Copa Mundial de Fútbol, generaron un ambiente de protesta que aún se sentía. El costo final de la Jornada Mundial de la Juventud, de R$ 118 millones, se convirtió en motivo de crítica, aunque las protestas directas contra el Papa fueron menos frecuentes y más enfocadas en denuncias sobre abusos en el clero.
Multitudes rodearon su Papamóvil en Río de Janeiro sin control de seguridad. Foto:O GLOBO
El 24 de julio, Francisco viajó en helicóptero a Aparecida, en São Paulo, donde alrededor de 200 mil personas lo esperaban bajo una lluvia constante. Allí celebró una misa en la Basílica ante unos 15 mil asistentes, y luego saludó a quienes permanecieron afuera, pidiendo disculpas “por no hablar brasileño”. En su despedida, dijo:
"Quiero pedirte un favor, una ayudita… Reza por mí; ¡Oren por mí, lo necesito! Que Dios te bendiga. Que Nuestra Señora de Aparecida te proteja. ¡Hasta mi regreso en 2017!".
Una promesa que, con el tiempo, no pudo cumplir. Antes de volver a Río, descansó en el Seminario Bom Jesus, el mismo sitio donde se alojaron Juan Pablo II en 1980 y Benedicto XVI en 2007.
De regreso en Río de Janeiro, el Papa visitó el Hospital São Francisco de Assis da Providência de Deus. Allí inauguró una unidad destinada a tratar personas con dependencia química y manifestó su rechazo a la despenalización de drogas:
"El flagelo del narcotráfico, que incentiva la violencia y siembra dolor y muerte, exige un acto de valentía de toda la sociedad. No es permitiendo el consumo de drogas, como se está discutiendo en varios lugares de América Latina, que podremos reducir la difusión y la influencia de la dependencia química", dijo el 24 de julio.
El Papa prefirió el o directo con el pueblo pese a los riesgos. Foto:O GLOBO
Ese mismo año, Uruguay se convirtió en el primer país en regular el cultivo y venta de cannabis, en medio de críticas de la Iglesia Católica.
La Jornada Mundial de la Juventud inició formalmente el 25 de julio. Sin embargo, las intensas lluvias forzaron el cambio de lugar de las principales celebraciones, trasladándolas de Guaratiba a la playa de Copacabana, debido a que el “Campo da Fé” quedó inutilizable. Copacabana se transformó en un punto de encuentro para millones de fieles.
En la ceremonia de bienvenida, Francisco expresó:
"Antes que nada, quiero agradeceros el testimonio de fe que estáis dando al mundo. Siempre he escuchado que a la gente de Río no le gusta el frío y la lluvia, pero vosotros estáis demostrando que vuestra fe es más fuerte que el frío y la lluvia. Felicidades. Ustedes son verdaderos héroes".
El 26 de julio, el Papa confesó a cinco jóvenes en la Quinta da Boa Vista, sostuvo un encuentro con jóvenes privados de libertad en la sede de la Arquidiócesis y condenó la violencia policial:
"¡Sin violencia! ¡Sólo amor! Candelária nunca más", dijo, recordando la masacre de 1993 donde ocho jóvenes fueron asesinados en Río.
Ese mismo día participó en la Vía Sacra en Copacabana, donde 1,5 millones de personas se congregaron. Durante su homilía, aludió a los jóvenes que habían protestado en semanas recientes:
"Con la Cruz, Jesús es uno de aquellos que son perseguidos por su religión, sus ideas o simplemente por el color de su piel. En la Cruz, Jesús está con tantos jóvenes que han perdido la confianza en las instituciones políticas a causa del egoísmo y la corrupción, o que han perdido la fe en la Iglesia, incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio".
Tres millones de jóvenes asistieron a la misa final en Copacabana. Foto:O GLOBO
La noche del sábado 27 de julio, aproximadamente tres millones de personas se reunieron en Copacabana para la vigilia. Algunos intentos de aproximación de manifestantes al escenario fueron controlados por fuerzas de seguridad. En su mensaje, Francisco alentó a los jóvenes:
"Tu corazón, joven corazón, quiere construir un mundo mejor. Sigue las noticias de todo el mundo y verás que muchos jóvenes, en muchas partes del mundo, han salido a las calles para expresar su deseo de una civilización más justa y fraterna. Los jóvenes en las calles son jóvenes que quieren ser protagonistas del cambio. ¡Por favor, no dejemos que otros sean los protagonistas del cambio!".
Al día siguiente, en la misa de clausura de la Jornada, el Pontífice delineó algunas de sus prioridades pastorales:
"El joven nos contagia su juventud. Pero esto es sólo un paso en el camino. Seguid acompañando a los jóvenes con generosidad y alegría, ayudadles a comprometerse activamente en la Iglesia; ¡Que nunca se sientan solos!".
Finalmente, de regreso en Roma, Francisco habló sobre el episodio de la aglomeración en el centro de Río de Janeiro, utilizando su característico tono distendido:
"Con menos seguridad, puedo estar con nosotros, abrazarla, saludarla, sin coches ciegos. Es la seguridad de confiar en un pueblo. Es cierto que siempre existe el peligro de que haya un loco, un loco que haga algo; ¡Pero también está el Señor!", comentó. "Pero crear un espacio ciego entre el obispo y el pueblo es una locura, y yo prefiero esa locura: estar fuera y correr el riesgo de la otra locura. Prefiero esta locura. La cercanía es buena para todos", añadió.
El papa Francisco falleció a los 88 años | El Tiempo
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo, y contó con la revisión de un periodista y un editor.