Respetados estudiantes: tengo 46 años y, para ustedes, soy un viejo. Un viejo calvo y feo, como me dicen algunos de su generación. No piso una universidad desde hace más de 23 años, cuando me gradué, y la verdad es que, hasta hace apenas un año, no le presté atención a lo que estaba sucediendo en torno a la educación universitaria en el país.
El sorpresivo hundimiento de la reforma a la educación el año pasado, cuando todo parecía ya acordado y que representaba un gran avance y mejora para todos, me puso a leer al respecto, a entender qué había sucedido, por qué se cayó. Hablé con funcionarios del Gobierno, rectores universitarios, estudiantes y docentes. ¿Qué aprendí? Que la ministra de Educación de la época, Aurora Vergara, era una mujer decente, preparada y con la mejor de las intenciones. Su liderazgo y buenas formas habían logrado una reforma consensuada que iba en el camino correcto. Aprendí que Fecode es un obstáculo permanente para el progreso sensato y justo de la educación. Aprendí, y por eso me dirijo a ustedes, que los estudiantes están ausentes de algo que les debería doler para estar más implicados en la transformación de su sector. El Gobierno avanza sin frenos con una reforma que impactará su futuro. ¿Van a dejar que decidan por ustedes o van a hacerse escuchar?
No intento imponer una verdad absoluta con esta columna. Faltaría más. Pero sí quisiera aprovecharla para proponerles iniciar una discusión sobre la educación que necesita el país. Y esto no se trata de centrar la discusión en torno a estudiantes de la universidad pública o de la privada. Esto no es una lucha de clases, como lo quiere hacer el Gobierno. En el corazón de toda esta discusión está el futuro no solo de ustedes, sino de quienes vienen detrás de ustedes. Y sí, ustedes, jóvenes, que hoy piensan que las decisiones del presente no les incumben, son hoy más responsables que nunca de darle voz a quienes hoy están en el colegio.
El actual gobierno, con Daniel Rojas al mando del Ministerio de Educación, quiere destruir el sistema educativo colombiano. No es una exageración; es una estrategia calculada.
Esto no es una lucha de clases, como lo quiere hacer el Gobierno. En el corazón de toda esta discusión está el futuro no solo de ustedes, sino de quienes vienen detrás de ustedes
Acabaron con el Icetex, matando el sueño de centenares de estudiantes de acceder a las mejores universidades de Colombia y del mundo. Las familias estaban acomodadas con un subsidio que les ayudaba a mejorar su situación, condonando los intereses del crédito del Icetex, y ahora se quitó esa condonación, hundiéndolos en deudas imposibles de pagar. El Gobierno, al igual que hizo con la salud, está repitiendo el mismo actuar con la educación: arruinarla hasta el punto de crear solo universidades públicas donde tenga el control absoluto de lo que se enseña y se piensa.
Quiere este gobierno apropiarse de las decisiones que se toman en las universidades privadas.
En las públicas ya mandan. Quiere este gobierno ahogar a las privadas, cortándoles todo tipo de financiación, perjudicando no a los hijos de los oligarcas, sino a los estratos uno, dos y tres que han accedido a las universidades privadas gracias a la financiación del Estado. Quiere este gobierno nacionalizar la educación universitaria, como en Cuba y Venezuela.
-Viejo calvo y feo, ¿de qué hablas?-, me dirán algunos de ustedes. Y sí, esta es la respuesta que me he encontrado cuando he hablado de este tema. El sistema educativo colombiano está lejos de ser perfecto, pero su solución no radica en acabar con las universidades privadas, como lo quieren Gustavo Petro y Daniel Rojas.
No escribo esto para dictarles qué pensar; un grupo de estudiantes que no se atreve a ser público, por temor a este gobierno, creó la comunidad de #RebelU (@rebelu_oficial en X y en Instagram; @…rebelu en TikTok y @rebelu-oficial en YouTube), cuyo único propósito es alimentar el debate con explicaciones sencillas de por qué la universidad pública y privada deben convivir sanamente en el país. Se trata de unos estudiantes que han ido armando contenidos sencillos para explicar la reforma que se avecina.
Valientes estudiantes que están tratando de hacerle contrapeso a la máquina dictatorial y avasalladora del Gobierno.
DIEGO A. SANTOS
Analista digital
En X: @DiegoASantos