Hugo fue una orca o ballena asesina que murió en marzo de 1980, después de golpearse varias veces la cabeza contra la vitrina de su recinto.
Para algunos el animal no se encontraba cómodo en su cautiverio y en varias ocasiones se le vio autoflagelándose contra las paredes. Tanto así que se rompió la nariz e incluso se la abrió con una burbuja de plástico.
La organización de bienestar animal, Dolphin Project dijo que el mamífero fue trasladado al Seaquarium en Miami y lo mantuvieron en un pequeño recinto durante dos años.
El aislamiento modificó el comportamiento de Hugo, se volvió agresivo con sus entrenadores y se golpeaba.
Según informes del acuario, la orca tuvo que ser tratada por un veterinario y estuvo en distintas cirugías por las lesiones que se causó así mismo.
Ante esto, varios activistas de los derechos de los animales se movilizaron para la liberación de Hugo, con el argumento de que el animal se estaba suicidando.
Y aunque el término ‘suicidio’ no está comprobado en los animales, lo que si es claro es que los actos que realizaba la orca suponían querer salir de su cautiverio o terminar con su vida.
Naomi Rose, científica de mamíferos marinos del Animal Welfare Institute, dijo a National Geografic que claramente el comportamiento autodestructivo de las ballenas es lógico, pues su naturaleza es recorrer grandes distancias y en estos casos "ponen orcas en una caja que mide 150 pies de largo por 90 pies de ancho por 30 pies de profundidad y básicamente las están convirtiendo en un adicto a la televisión".
Además, añadió "ningún mamífero marinoestá adaptado para prosperar en el mundo que hemos creado para ellos en una caja de concreto".
El encuentro duró alrededor de 30 minutos. Foto:iStock
Hugo murió por acumulación de sangre en el cerebro o también llamada aneurisma, esto a causa de sus golpes. Según la necropsia que le realizaron al mamífero se cree que el animal tenía 15 años, en promedio vivió la mitad de lo que es común en su especie.
Al caso de Hugo se suman otros como el de Morgan, la ballena que trató de ‘quitarse la vida’, pues estuvo por fuera del agua 10 minutos y en algunas ocasiones se le vio herida por golpearse contra el tanque.
La doctora Ingrid Visser, bióloga marina, catalogó el comportamiento del animal como ‘fundamentalmente incorrecto’ y concluyó diciendo que sus acciones no eran naturales.
Por otro lado, Hargrove, uno de los exentrenador de ballenas en una entrevista con el periódico ‘The Sun' dijo: “trabajé con algunas ballenas que estaban tomando medicamentos todos los días de su vida y he visto personalmente a las ballenas morir a edades muy tempranas por enfermedades”.
Además añadió “fue la decisión más difícil de mi vida tener que alejarme de las ballenas que amaba para poder convertirme en un denunciante y exponer la industria”.
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